“En julio de 1968 se inició el verano caliente: los granaderos, siguiendo sus costumbres, oprimieron brutal y desproporcionadamente un pleito estudiantil…los estudiantes declararon una huelga y organizaron una manifestación de protesta el 26 de julio, que coincidió con el desangelado mitin que el Partido Comunista Mexicano celebraba cada año para conmemorar la revolución en Cuba” (página 255 Tragicomedia Mexicana TOMO 1)

“El movimiento estudiantil y la contracultura de los años sesenta en realidad formaron caras de la misma moneda, que se conoció como “1968” o “el 68”. En todo caso, para una porción cada vez mayor de gente quedaba claro que México cerraba una etapa, despertaba del sueño que se inició en 1940 y que se caracterizó por el desarrollismo y la modernización capitalista del país. Aunque las instituciones se hallaban sólidas, evidentemente eran impostergables cambios profundos en la sociedad”, Tragicomedia Mexicana, página 262, TOMO 1)

Así de claro es José Agustín en sus tres tomos de Tragicomedia Mexicana. Su visión de los años sesenta no separaba los fenómenos estrictamente sociales o políticos de los de la contracultura, por ello le da mucha importancia al rocanrol.

“Todos los chavos mexicanos se entusiasmaron con el carisma y el aire contracultural de James Dean y el pantalón de mezclilla acabo de popularizarse…El vehículo cargado de energía vitalidad, alta tecnología y de irresistible sensación de poderío: el rocanrol …” (Tragicomedia Mexicana, página 147, TOMO 1)

“Musicalmente, en principio, el rocanrol en México fue hecho por adultos (la más joven era Gloria Ríos) que lo consideraban una moda más, que pasaría, como pasaron el mambo y el chachachá…”  (Tragicomedia Mexicana página 147, TOMO 1)
José Agustín, además de sus novelas, es un historiador muy influyente en los chavos de desde 1990 cuando se publicó el primer tomo de Tragicomedia Mexicana”.

Estoy de acuerdo con él que hemos vivido en una Tragicomedia Mexicana, que desde mi punto de vista se prolonga hasta la llamada Cuarta Transformación. Nadie mejor que José Agustín para escribir su crónica.

Eso no pudo ocurrir por la desgracia que sufrió José Agustín en 2009, al caer en un foso de un teatro en Puebla donde presentó uno de sus libros y se rompió el cráneo, provocando una prolongada enfermedad, que le impidió continuar escribiendo.

En estos momentos José Agustín esta luchando por su vida, es momento de recordarlo leyendo su obra.

Es curioso como la vida de José Agustín corrió siempre solidaria con las luchas juveniles y además ha sido uno de los promotores de la contracultura, que sigue viva y tiene hoy expresiones que incluyen al rocanrol, pero se expresa en otros ritmos y música que para algunos “betabeles” es infernal, como lo fue para los rucos el rocanrol.

En momentos en que el presidente de la república encabeza una cacería de brujas contra sus críticos como Roberto Zamarripa, Ciro Gómez Leyva y decenas de ciudadanos que no son tan conocidos, el estilo rebelde, rocanrolero de José Agustín tiene una validez muy importante.

José Agustín fue contemporáneo de algunos cuates míos y en esa medida tuve relación con él.

En los años que Lecumberri era la prisión de los del 68, saludé algunas veces a José Agustín quien estaba en una de las crujías de la entrada al Palacio Negro, creo que era la “I”, donde estuvieron David Alfaro Siqueiros y José Revueltas, en ese medio tan agresivo habitado por los olvidados, José Agustín escribía textos a los presos comunes en su solitaria máquina de escribir.

Ser rocanrolero, rebelde y haber vivido en Lecumberri le dio a José Agustín un perfil de sesentayochista que ha mantenido siempre.

Seguramente hay muchos que escribirán en torno a sus novelas, sus guiones de cine y su intensa aportación contracultural, ahora me motiva recordarlo como cuate rebelde y registrar su gran sensibilidad para escribir la historia contemporánea de México con un estilo muy acorde con las palabras y la lengua de los chavos, donde deja establecido con claridad el fracaso del modelo del sistema que ha tenido la casta dominante en nuestro país.

José Agustín es un historiador divertido, ágil con una sensibilidad muy profunda.

Nos deja el vacío de la Tragicomedia Mexicana Tomo 4.

 

Pie de foto:

En un vuelo rumbo a Colima para un festival universitario, de izquierda a derecha René Avilés, en el centro José Agustín, Jorge Meléndez y de pie Joel Ortega Juárez.

 

 

 

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