En días pasados al terminar un semestre más en la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, me preguntaba por qué muchos jóvenes se muestran apáticos frente a las próximas elecciones del 2024 y como motivarlos e ilusionarlos a participar.

Hoy entiendo que si a los que ya no son tan jóvenes les decepciona como se manejan muchas cosas en la política en México, donde en casi todas las ocasiones es una lucha de un grupo de poder frente a otro, a los jóvenes les pasa igual, no se sienten representados y menos motivados para salir a votar y, por mucho, ser el fiel de la balanza.

La población de jóvenes está conformada por 13,036,956 hombres y 12,859,493 mujeres. En cambio, en el país se cuenta con una población adulta mayor de 10,939,569 personas, de los cuales 4,928,167 son hombres y 6,011,402 mujeres.

A nivel nacional, los jóvenes representan el 30.7% de la población total del país. No cabe duda de que son el futuro, de que tienen que involucrarse más, y que debemos explicarles la importancia de salir a votar y así puedan incidir en las próximas elecciones a celebrarse en México en el año 2024.

El pasado 23 de noviembre al tener el honor de recibir la presea Alfonso X “El Sabio”, como parte de mi trayectoria como maestro por más de quince años en la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, tuve la oportunidad de platicar con algunos de mis exalumnos, a quienes traté de explicarles el compromiso que todos tenemos frente a la sociedad y ante nosotros mismos, esta obligación de no dejar en manos de otros nuestro destino y de lo que queremos como Nación.

A los jóvenes hay que invitarlos a reflexionar, a cuestionar. Tenemos que convencerlos con argumentos. Como en el futbol, el director técnico tiene que convencer a sus jugadores que el sistema que desea implementar es el mejor.

En el aula de clases hay que convencerlos de que tienes los conocimientos, la experiencia y que puedes aportar algo a sus vidas, de lo contrario, no será un semestre exitoso. Ya no funciona aquello de que “yo soy la autoridad” y aquí yo mando. Se vence, convenciendo. La mejor palabra es el ejemplo.

La presea Alfonso X “El Sabio”, tiene grabado en su anverso: “No ambiciones más que un solo derecho, el de cumplir tu deber”. El deber de todo docente es enseñar e instruir a sus alumnos, el dedicar gran parte de su tiempo a otros seres humanos sin tener más ambición que transmitir conocimientos, valores y experiencias para formar mejores personas.

El político debe gobernar con honestidad, valores y siempre pensando en el gobernado. Como esto en la mayoría de los casos no sucede, el joven se decepciona al no encontrar una oferta a la altura de sus expectativas.

Los candidatos a la presidencia de la República, a gobernadores y a la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México, deberán estar a la altura de los jóvenes para atraer su voto, para convencerlos de que son congruentes en lo que dicen y han hecho durante su carrera política, de que, aunque representen a un grupo de poder, ellas o ellos son la mejor opción para que millones de jóvenes tengan más y mejores oportunidades.

Ojalá se dejen de pelear entre ellos, que sean menos descarados en sus ambiciones de poder y puedan convencer con hechos, de que el votar por ellos, independientemente del partido al que pertenezcan, son la mejor opción para millones de jóvenes que ya están hartos de discursos vacíos y de políticos que no les motivan a participar.

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