La convocatoria de Davos 2024

El Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, Suiza celebró su 35° sesión anual del 15 al 19 de enero de 2024, bajo el lema ‘Reconstruir la confianza’. El evento reunió a más de 100 gobiernos, las principales organizaciones internacionales, 1,000 empresas de las más relevantes del mundo, líderes de la sociedad civil, destacados expertos, dirigentes religiosos, jóvenes agentes del cambio, emprendedores sociales y medios de comunicación. Su objetivo fue reflexionar sobre los desafíos claves del mundo, marcado por las tensiones geopolíticas de los últimos tiempos y por las tendencias que definirán el futuro mundial, como por ejemplo la descarbonización de la economía y el avance de la inteligencia artificial.

Su propósito se concentró en elaborar una perspectiva analítica amplia para los tomadores de decisiones a nivel mundial sobre las crisis actuales y las prioridades futuras, con el fin de crear políticas públicas que minimicen las amenazas globales. Mediante ello, se pretendió que los líderes colaboraran a restaurar la cooperación global reforzando los principios fundamentales de transparencia, coherencia y rendición de cuentas. Se buscó recuperar el diálogo abierto y constructivo entre jefaturas de gobiernos, empresas y sociedad civil para servir como punto de conexión entre ellos, en un entorno cada vez más complejo, y anticipar las tendencias futuras que se aproximan a través del uso de los últimos progresos en la ciencia, la industria y la sociedad.

 

Los riesgos mundiales más apremiantes

Basándose en casi dos décadas de datos originales sobre la percepción de peligros en el mundo, el Foro Económico Mundial advirtió la presencia de un panorama de riesgos globales en el que los avances del desarrollo humano se están erosionando rápidamente, dejando vulnerables a los estados y a las personas frente a los nuevos y resurgentes conflictos.

A diferencia de los pronósticos optimistas en 2023 los resultados expuestos para 2024 enfatizaron una perspectiva predominantemente negativa para el globo terrestre en el corto plazo, esperando que empeore en el largo plazo. En su 19° “Informe de Riesgos Globales 2024” basado en la concentración de la inteligencia colectiva de 1.500 líderes globales del sector académico, empresarial, gubernamental, político, religioso, sociedad civil y complementado con los conocimientos de más de 200 expertos temáticos sobre los desafíos globales, se dictaminaron conjuntamente que los peligros más relevantes en el mundo, para los contiguos 10 años

 

La desinformación, principal problema mundial

Dentro del examen global sobre los principales conflictos que afectarán a la humanidad, la desinformación y la difusión de información incorrecta (fake news) fueron reconocidas por el consenso del Foro Económico Mundial 2024 como la principal alarma estructural que deben encarar las naciones de todo el planeta en los siguientes dos años y el quinto problema que se tendrá que enfrentar para los próximos diez años. De esta forma, la urgencia de abordar la desinformación fue ubicada por encima de la importancia de la crisis climática, los ataques cibernéticos, la inestabilidad económica, la inflación, las migraciones involuntarias, la erosión de los derechos humanos, la contaminación, la polarización social, las guerras contemporáneas, etc. (Infantes, 2024).

 

Consecuencias globales

No obstante los esfuerzos importantes que desplegaron algunos dirigentes internacionales para intentar resolver o atenuar esta grave problemática, la velocidad y la eficacia de la regulación sobre la misma no coincidió con el ritmo del acelerado avance tecnológico y con el conflicto de las “fake news”. Todo ello, contribuyó a la generación, entre otras, de las siguientes veintiséis consecuencias globales para el mundo contemporáneo:

 Avance del fenómeno1.- Los recientes progresos tecnológicos acrecentarán el volumen, el alcance y la eficacia de la información falsificada, con flujos más difíciles de rastrear, atribuir y controlar. La capacidad de las empresas de redes sociales para garantizar la integridad de la plataforma probablemente será rebasada por las múltiples campañas superpuestas (The global risks report, 2024, p. 19).

2.- La creciente facilidad con la que se puede generar información falsa y manipulada, creó un terreno fértil para que la difusión de información errónea y la desinformación se arraiguen y polaricen a las comunidades, sociedades y países (De Gallier, 2024).

3.- Aunque la desinformación tiene una larga historia, la erosión de los controles, de equilibrios políticos y el crecimiento de las herramientas que difunden y controlan la información podrán amplificar la eficacia de la desinformación nacional en los próximos dos años (The global risks report, 2024, p. 20).

 

Apoyo de la Inteligencia Artificial

4.- Las capacidades disruptivas de la información manipulada por la Inteligencia Artificial (IA) se están acelerando rápidamente, a medida que prolifera el acceso abierto a tecnologías progresivamente más sofisticadas que deterioraran la confianza en la información y en las instituciones. Por ello, en los próximos dos años, un amplio conjunto de actores capitalizará el auge del “contenido sintético”, para amplificar las divisiones sociales, la violencia ideológica y la represión política, ramificaciones que persistirán mucho más allá del corto plazo ((The global risks report, 2024, p. 18).

5.- Las interfaces fáciles de usar para modelos de inteligencia artificial que ya no requieren un conjunto de habilidades especializadas a gran escala, se están expandiendo a gran velocidad originando una explosión de información falsificada del contenido denominado “sintético” que oscilará desde clonaciones sofisticadas de voz hasta sitios web adulterados.

6.- Con apoyo de la IA la desinformación también se personalizará, cada vez más, según sus destinatarios y se dirigirá a grupos específicos, como las comunidades minoritarias, y se difundirá a través de plataformas de mensajería más opacas como WhatsApp o WeChat (The global risks report, 2024, 19).

7.- La identificación de información errónea y desinformación generada por IA en las plataformas de difusión no será claro. La diferencia entre el contenido creado por IA y el contenido generado por humanos será cada vez más difícil de discernir, no solo para las personas con alfabetización digital, sino también para los mecanismos especializados de detección. (The global risks report, 2024, 19).

8.- Si el contenido sintético está etiquetado como tal, estas marcas suelen ser digitales y no visibles para los consumidores de contenido o aparecen como advertencias que aún permiten que la información se difunda. Por lo tanto, dichos mensajes pueden seguir siendo emotivamente poderosos, desdibujando la línea entre el uso maligno y benigno de la información. (The global risks report, 2024, p. 19 y 20).

9.- El fenómeno de la información falsa se vigorizará significativamente por el desarrollo de la inteligencia artificial, pues tales innovaciones están siendo impulsadas por fines comerciales y geopolíticos en lugar de ser promovido por el “interés público”. Esto podría ocasionar una brecha digital todavía más profunda entre países de altos y bajos ingresos debido a los beneficios que las transformaciones digitales repercutirán sobre la productividad, la economía, las finanzas, el clima, la educación, la atención médica, el empleo, la cultura, etc. (Reporte de riesgos globales, 2024).

 

La crisis de la “verdad”

10.- Debido a la rápida y creciente irradiación de la desinformación en las sociedades contemporánea los gobiernos estarán, cada vez más, en condiciones de determinar qué es la “verdad”, lo que potencialmente permitirá que los partidos políticos monopolicen el discurso público y supriman las voces disidentes, incluidos periodistas y opositores (The global risks report, 2024, p. 20).

11.- Es posible que algunos gobiernos y plataformas, cuya meta sea proteger la libertad de expresión y las libertades civiles, no actúen contundentemente para frenar de manera efectiva el contenido dañino, lo que hará que la “definición de verdad” sea cada vez más polémica en todas las sociedades.

12.- La credibilidad en los líderes sociales específicos –desde teóricos de la conspiración, incluidos políticos y grupos extremistas, hasta personas influyentes y líderes empresariales– otorgará confianza a la información que utilicen y a la autoridad que ejerzan, pudiendo amplificarse en la medida que se conviertan en “árbitros de la verdad” (The global risks report, 2024, p. 20).

13.- Frente a esta realidad comunicativa conflictiva los Estados pueden responder con propaganda y censura para defender su “verdad oficial” (La desinformación impulsada por IA es el nuevo gran riesgo, 2024).

14.- En la medida que se socave la verdad, también aumentará el riesgo de introducir la ideologización en los medios de difusión y en otros espacios del diálogo social cotidiano (Informe global de riesgos, 2024, p. 8).

 

Erosión de la democracia

15.- Las implicaciones derivadas de la utilización de campañas manipuladoras podrían ser muy profundas y amenazar los procesos democráticos, pues al cuestionar la legitimidad de los comicios, la confrontación civil es posible, y podría incluso extenderse a pugnas internas, al terrorismo, y en casos más extremos, al colapso del Estado (The Global Risks Report, 2024, p. 19).

16.- Es posible que la información falsificada se utilice para alcanzar diversos objetivos, desde el activismo climático hasta la escalada de conflictos. También proliferarán nuevas clases de delitos, como la pornografía ultra falsa no consensuada o la manipulación del mercado de valores (The Global Risks Report, 2024, p. 19).

17.- La difusión de información errónea y la desinformación están inextricablemente ligadas al riesgo de la erosión de los derechos humanos. La desgracia entonces no es solo la propagación de la desinformación en sí, sino las respuestas gubernamentales y sociales hacia ella (De Gallier, 2024).

 

Debilitamiento de la economía

18.- Dependiendo de la importancia sistémica de cada economía, también existe riesgo para el comercio mundial, pues el contenido sintético manipulará a los individuos, dañará los patrimonios y fracturará a las sociedades de numerosas maneras durante los próximos dos años. (De Gallier, 2024).

 Polarización social

19.- La creciente facilidad con la que se puede generar información falsa y manipulada producirá un terreno fértil para que la difusión de información errónea y la desinformación se arraiguen y polaricen a las comunidades, las sociedades y los países.

20.- Dado que durante 2024 y 2025 cerca de tres mil millones de personas acudirán a las urnas electorales en varias economías, entre ellas Bangladesh, India, Indonesia, México, Pakistán, Reino Unido y los Estados Unidos, el uso generalizado de información errónea, de la desinformación y de las herramientas para difundirla, podrán socavar la legitimidad de los gobiernos recién elegidos, durante los próximos dos años. Los disturbios resultantes podrían variar desde protestas violentas y crímenes de odio hasta enfrentamientos civiles y terrorismo. En este sentido, la desinformación puede perturbar radicalmente los procesos electorales en varias economías durante los siguientes dos años (The global risks report, 2024, p. 19).

21.- Más allá de la realización de los procesos electorales en vías de ejecución, es probable que las percepciones de la realidad también se polaricen acentuadamente, infiltrándose en el discurso público sobre contenidos que irán desde la salud pública, la justicia social y la educación, hasta el medio ambiente. Así, las narrativas chantajistas basadas en emociones e ideologías podrán infiltrarse en la conversación pública eclipsando otras temáticas colectivas. La información falsificada también podrá alimentar la animosidad, desde prejuicios y discriminación en el lugar de trabajo, hasta manifestaciones violentas, crímenes de odio y terrorismo (The global risks report, 2024, p. 21).

 

Riesgos de represión

22.- En la medida que las autoridades combatan la proliferación de información falsa existe el riesgo de represión y erosión de los derechos ciudadanos, así como también importantes repercusiones derivadas de la inacción de los Estados.

23.- La diseminación de contenidos falsos no solo podrá exacerbar las divisiones sociales y aumentar las protestas a nivel global, sino también podría intensificar la represión de la información como medida para controlar las “fake news”. (Reporte de riesgos globales, 2024).

24.- Durante los próximos procesos electorales se podría consumar una ofensiva contra las interferencias extranjeras reales o percibidas con la finalidad de ampliar aún más las divisiones sociales y políticas. Esto fortalecería el control existente afectando a las instituciones políticas y a la cohesión nacional, particularmente en democracias defectuosas o en los regímenes híbridos. Por otra parte, las democracias más maduras también podrían estar en riesgo, ya sea por amplios ejercicios de control gubernamental o debido a la actuación de intereses particulares para alimentar la información errónea o la desinformación, dañando la libertad de expresión y de conocimiento (The global risks report, 2024, p. 19).

25.- La desinformación y la polarización social son dos realidades fuertemente conectadas en la red y con enorme potencial para amplificarse entre sí. De hecho, es muy probable que las sociedades polarizadas confíen más en informaciones (verdaderas o falsas) que confirmen sus creencias. Las consecuencias podrían ser enormes ya que las sociedades podrán polarizarse no sólo en sus afiliaciones políticas, sino también en sus percepciones de la realidad, lo que plantea un grave desafío en la cohesión social e incluso en la salud mental (The global risks report, 2024, p. 19).

26.- Como respuesta a la proliferación de la información errónea y la desinformación sistemática, los gobiernos tendrán cada vez más justificación y poder para controlar la información en función a lo que determinen oficialmente que es lo “verdadero” y lo “falso”.  Esta situación puede propiciar el refuerzo del autoritarismo digital y el empleo de la tecnología para controlar a los ciudadanos. Los propios gobiernos estarán cada vez más en condiciones de determinar qué es “verdad” y que es “mentira”, lo cual podría permitir a los partidos políticos monopolizar el discurso público y suprimir las voces disidentes, incluidos periodistas y opositores (De Gallier, 2024).

Las libertades relacionadas con Internet, la prensa y el acceso a fuentes más amplias de información, que actualmente ya se encuentran en declive, ahora correrán el riesgo de sufrir una mayor represión en los flujos de información en un conjunto más extenso de países (Informe global de riesgos, 2024, p. 8).

Lo más preocupante de este nuevo fenómeno es que a partir de los estudios realizados por el Foro Económico Mundial se pronostica que el panorama global no mejorará para la próxima década, pues en ese horizonte temporal se reforzará la presencia de un orden mundial multipolar o fragmentado que dificultará la ejecución la cooperación y de acciones conjuntas para resolver los conflictos existentes. Esta circunstancia llevará cada vez más al mundo a vivir en un estado límite de adaptación y topes para la existencia colectiva (Randow, 2024).

 

El caso de México

Las futuras amenazas diagnosticadas sobre el contexto mundial coinciden plenamente con los pronósticos realizados sobre el marco nacional, especialmente en la etapa electoral. Ejemplo de ello ha sido la denuncia constante que la sociedad civil ha realizado con relación a la propagación de información falsa en el espacio público y sus consecuencias sobre la libertad y seguridad de la prensa durante los próximos comicios presidenciales de México en 2024.

Este riesgo se suma a la censura, la persecución de comunicadores, la reducción de contrapesos constitucionales, el desmantelamiento gubernamental de instituciones fundamentales y a la erosión de los derechos humanos en el país, generando un ambiente crítico que podría convertirse en un círculo vicioso imparable que afectaría mortalmente la vida democrática y la civilidad de la sociedad mexicana.

Por ello, los partidos políticos, los tribunales electorales, la Suprema Corte de Justicia, los medios de comunicación, las universidades, el sector intelectual y la sociedad civil organizada deben impedir que con los avances de la inteligencia artificial y la expansión de las redes sociales se propaguen las “fakes news”, ya sean de naturaleza gubernamentales o privadas, degenerando la percepción ciudadana en la fase electoral. Esto evitará que el voto ciudadano se realice de forma toxica en las urnas del 2024.

El crear un ambiente informativo equilibrado, plural, mesurado y objetivo es una obligación cardinal del Estado mexicano para construir la democracia sana que requiere nuestra nación en el siglo XXI.

jesteinou@gmail.com