Andrés Manuel López Obrador quiere dejar todo “amarrado y bien amarrado”, como Francisco Franco a su sucesora, sea quien sea.

Realmente quiere abolir la república e instaurar un Constitución autócrata.

Reproduce aquella consigna castrista: “al que asomé la cabeza, duro con él”

Se trata de imponer un régimen prácticamente totalitario, donde la diversidad sea suprimida.

Todo eso está en el conjunto de las 20 reformas del “paquete” leído por AMLO, el 5 de febrero de 2024, en plena soledad, solamente con su esposa sentada a su lado y las gradas del Congreso donde se aprobó la Constitución de 1857, ocupadas por sus empleados del gabinete.

No es un acto más de su delirante ambición de ser “el mejor presidente de la historia de México”, como lo repiten sus “bots” y sus bien pagados “intelectuales, historiadores, moneros” y toda clase de lambiscones, es eso y mucho más: es el cimiento de un edificio político dictatorial.

Estamos ante el dilema: dictadura o democracia.

No estamos ante un proceso electoral donde están confrontados dos bloques de poderosos, esa cuestión pasa a segundo término, dado el diseño abierto de una ruta conducida desde la presidencia, para acabar con las instituciones republicanas y las conquistas democráticas de movimientos, de varios decenios de lucha contra el viejo régimen autoritario.

No es extraño que una inmensa cantidad de “cuadros” del PRI, ocupen un alto porcentaje en las estructuras de MORENA, de los gobiernos de los estados, de las embajadas, de las presidencias municipales y las candidaturas a la Cámara de Diputados y de Senadores del Congreso de la Unión y en cada Cámara por Estado de la República.

La estafa del Gobierno de AMLO, se sintetiza en su gran mentira: acabamos con el neoliberalismo. Cuando todo su gobierno aplicó una política económica de apego total a los dogmas neoliberales: cero reformas al régimen fiscal, adelgazamiento del Estado obeso, mediante recortes presupuestales a la Salud, la Cultura, la Educación, las Universidades, despidos masivos de empleados públicos con nombramientos de confianza y por “honorarios”, con salarios bajos. Que oscilaban entre los 6 mil a 18 mil pesos mensuales.

Esa política es un neoliberalismo populista.

Salvo los programas de subsidio a 21 millones de personas, a Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo Futuro, Becas escolares y otros similares, que el mismo AMLO ha calificado como “su estrategia política” para mantener el apoyo genuino de los “pobres” y que se escribe cínicamente en grandes mantas frente a cada sucursal del Banco de Bienestar “AMOR CON AMOR SE PAGA”, salvo esa política que inauguró Carlos Salinas con sus programas de SOLIDARIDAD, salvo eso, el gobierno de AMLO no realizó una sola reforma social para combatir la desigualdad y la pobreza.

Estafa y fracaso, son los legados del gobierno de la “cuarta Transformación”.

Un gobierno que no supo actuar adecuadamente ante la pandemia del COVID, sumando cientos de miles de muertos a los directamente afectados por el virus, por falta de medidas adecuadas, sustituidas por actos demagógicos o de pensamiento mágico.

El inmenso fracaso de haber demolido al sistema de salud que venía funcionando con limitaciones, ha causado la desatención de miles de enfermos especialmente los niños con cáncer.

El crecimiento de las víctimas de la violencia, no se resolvió con el chusco lema de “Abrazos no balazos”, las masacres continúan cada día por todo el país.

El aumento de los precios en los productos básicos, como la tortilla y la gasolina, junto con toda su política antipopular es el legado de AMLO

Eso es lo que intenta ocultar AMLO con su Paquete autócrata.

Por ello debe ser rechazado en su conjunto y no caer en la trampa de colocarlo como centro del debate público en los próximos meses de campaña electoral y mucho menos en el debate político de las fuerzas excluidas del régimen electoral. Los movimientos sociales, culturales, ambientales, feministas, de pueblos originaros, de estudiantes reprimidos en las normales rurales o asesinados por ejecuciones de fuerzas armadas, los familiares de desaparecidos y de los centenares de miles de muertos, los familiares de periodistas y todo el mundo de los excluidos, debemos combatir este “paquete” anti popular y antirrepublicano.

Es necesario actuar oportunamente antes que se consume un golpe tan grave, como el que está contenido en el “paquete” de AMLO.