A cuatro meses de que el huracán Otis golpeara con saña a la ciudad de Acapulco dejando sus construcciones como en obra negra, la recuperación entre el deseo y el espejismo. Las autoridades le apuestan a que la cadena de eventos que se inicia con el Torneo Abierto Mexicano, generen la suficiente derrama económica pero el proceso de restauración es más complejo y no solo no se trata de sacar a flote a las empresas, de recuperar los empleos perdidos o de volver a tener en pie los edificios.

El énfasis del gobierno del estado está en incrementar la capacidad de hospedaje para dar la imagen de la reactivación económica. La ciudad todavía muestra las huellas de la devastación que dejó a su paso el fenómeno meteorológico, pero hay un total de 7 mil 100 habitaciones en 167 hoteles: 72 tradicionales, 68 en Zona Dorada, 17 en diamante y 10 en Pie de la Cuesta, que permitirá la reactivación económica, cuya principal fuente de ingresos es la industria turística.

Hasta la fecha, los trabajos de rehabilitación de los hoteles continúan y muchos de estos, estarán funcionando en la próxima temporada de vacaciones de abril a menos del 50 por ciento de su capacidad total, según los propios empresarios.

Actualmente funcionan en menor capacidad 167 hospederías, de estas, 72 en la zona Tradicional considerados de dos y tres estrellas, 68 en la zona Dorada y 17 en la zona Diamante.

El proceso para ponerse en pie tras una tragedia así es lento, pero los discursos triunfalistas de las autoridades todavía están a años luz de la realidad que se vive en las calles. La descomposición social se ha acentuado y junto la violencia que se vuelve a vivir, se teje un gran muro en el cual se estrellan las expectativas. Son las emergencias que reclaman atención.

En los bloqueos, algunos han durado hasta 36 horas, se han detectado damnificados sin ser atendidos, pero también personas que abusan de la situación, en redes sociales se han identificado algunos que no radican en Acapulco y no pueden demostrar ya sea la propiedad del bien o los daños y en cambio exigen y amenazan.

Cuatro días de bloqueos de damnificados del huracán Otis, dejaron pérdidas de 180 millones en los negocios del puerto, según informaron integrantes de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco-Servytur).

El origen de ello es un catálogo de errores que parte desde la ligereza con la actuó el personal que levantó el censo, al no hacer la inspección ocular de los lugares siniestrados hasta la fragilidad del padrón de catastro. Una buena parte de los hogares siniestrados son zonas precaristas que disponen de un comprobante de pago o algún otro documento que demuestre la propiedad, en otros casos una familia llegó a acumular beneficios para todos sus integrantes.

Pero también existen omisiones, desatención y problemas de comunicación por parte de la Secretaría del Bienestar ya que el coordinador estatal solo ha emitido algunos comunicados por redes sociales, sin la información precisa sobre la atención que podrían recibir aquellos que no fueron censados y exhortaron a las autoridades a detener y suspender la entrega a quienes no resultaron afectados y no radican en Acapulco toda vez que la ciudad es un rehén de quienes se movilizan para exigir el beneficio federal.

En el censo de 2020, el Inegi reportó un total de 223 mil 481 viviendas en el municipio de Acapulco; de estas 153 mil 003 eran casas únicas en el terreno; además, 39 mil 218 compartían el terreno con otras viviendas y 20 mil 810 eran departamentos en un edificio.

Sin embargo, en la primera etapa el total de censados rebasó los 270 mil. En el caso de los negocios afectados, en el censo del INEGI se contabilizaron 31,624 establecimientos económicos en el municipio de Acapulco, siendo las actividades de comercio, los servicios de alojamiento y preparación de alimentos y bebidas y otros servicios, como la principal fuerza de trabajo. En este caso la demanda de beneficios rebasó los 50 mil casos.

Las acciones de las bandas del crimen organizado constituyen otro obstáculo para la recuperación económica de Acapulco a falta de transporte público en las cinco ciudades más importantes del estado, que originó cierre total y parcial de negocios, así como el auge de la extorsión a comerciantes en lo que va del año han provocado pérdidas superiores a los 600 millones de pesos.

Durante el primer mes del 2024 Guerrero fue la octava entidad federativa con el mayor número de muertos a nivel nacional con 145 víctimas de homicidio doloso en ese periodo. De diciembre de 2018 a enero de 2024, Acapulco tiene el sexto lugar con mayor número de víctimas.

La reconstrucción, contrario a la emergencia, es un periodo de años, en ocasiones décadas, es mucho más lento y crucial. Es un periodo en el cual el ímpetu y los ojos de todos los sectores van disminuyendo.

La vida cotidiana de aquellas personas que lo vivieron a la distancia regresa a la normalidad y es aquí en donde hay que recordar que la ayuda, aunque ya no es urgente, sigue siendo necesaria.

Para quienes perdieron familiares, su patrimonio de toda la vida, sus tratamientos de salud o su fuente de ingreso, la vida cotidiana no regresa con el espejismo de esa “normalidad”.

La reconstrucción es un periodo complejo, requiere planeación y prospectiva.

De hecho, en comparación con una situación de emergencia, requiere una cantidad mucho mayor de recursos económicos y humanos. Mitigar el riesgo de corrupción: opacidad, contratos ocultos, sobreprecios, falta de competencia y colusión, entre otros.