El retrato de Cuauhtémoc Cárdenas, sus hijos Lázaro, Cuauhtémoc y Camila con Claudia Sheinbaum, es un testimonio contundente de la hegemonía de la izquierda de la Revolución Mexicana que se tragó a la izquierda independiente.

Esta imagen de no haber existido, habría que haberla inventado, según una frase que se le atribuye a Voltaire, efectivamente hubiese sido la portada ideal del libro Las dos izquierdas. Lo que nunca se contó de la izquierda mexicana, escrito por Jorge G Castañeda y por mí.

Tal como sostenemos en ese libro, la izquierda de la Revolución mexicana se tragó a la izquierda independiente.

La soldadura que une a ese fenómeno que ha sido hegemónico por un poco más de cien años, es la ideología de la Revolución mexicana, cuyo núcleo es el estatismo-nacionalista.

Mediante esa ideología se forjó un estado corporativo, donde la sociedad estaba sometida a los aparatos sindicales charros, los empresarios a las Cámaras, los campesinos a los Comisariados Ejidales, los comerciantes y todos los pequeños propietarios al llamado Sector Popular e incluso al principio los militares eran el cuarto sector. A lo mejor de ahí viene la denominación de 4T y la inmensa cantidad de concesiones a los militares.

En ese sistema político-corporativo no había ciudadanos, por lo tanto no había elecciones.

La izquierda independiente fue víctima de ese sistema corporativo y por ello fue perseguida enviada a las islas marías, a las prisiones o a la clandestinidad. Los comunistas con o sin partido eran expulsados de los sindicatos, por medio de la llamada cláusula de exclusión.

Los líderes agrarios asesinados como Primo Tapia y Rubén Jaramillo.

El momento estelar de la izquierda independiente fue el movimiento de 1968. Después de la masacre de Tlatelolco y los años de terror que le sucedieron, los estudiantes recuperamos la calle el 10 de junio de 1971. En los años 70 construimos la Insurgencia Sindical. No pudimos vencer al charrismo.

El sismo de 1985 y después el movimiento estudiantil del CEU, del cual proviene Claudia Sheinbaum fueron un leve despertar de la izquierda independiente.

En las elecciones de 1988, todas las izquierdas independientes apoyamos al FDN y la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, cada partido, corriente o grupúsculo desde su propia organización. Erróneamente después del fraude casi todos formaron el PRD. Un matrimonio imposible entre la izquierda independiente y la izquierda de la revolución mexicana, que terminó tragándose a la izquierda independiente. Los partidos socialistas y comunistas, los trotskistas, maoístas, los cristianos socialistas y los cientos de miles de ciudadanos sin partido debieron permanecer así y el Frente Democrático Nacional no debió desaparecer. Crear el PRD fue un gran error.

Cuauhtémoc Cárdenas optó por promover a Andrés Manuel López Obrador para derrotar a Porfirio Muñoz Ledo, fue el principio de la gestación del caudillo, quien con su talento consumó el triunfo de la izquierda de la revolución mexicana en 2018.

Toda esta hegemonía política aderezada con un conjunto de mitos: como México no hay dos, somos un pueblo de costumbres comunitarias –cuando el número de organizaciones civiles es mínimo ante las de Francia o Estados Unidos y los vecinos no son capaces de recoger la basura– democracia y justicia social es el lema del PRI, México es un país que alberga a los perseguidos –cuando los migrantes son cotidianamente asaltados, golpeados y algunos asesinados–, tenemos las mejores leyes laborales del mundo –cuando en México no hay huelgas y los sindicatos son una camisa de fuerza contra los trabajadores–, el reparto agrario sacó a los campesinos de la pobreza –se repartieron las peores tierras y sobreviven los grandes latifundios–, nuestros valores son la solidaridad –nadie es capaz de cederle el paso a nadie–, la lealtad es nuestra norma y somos opuestos al arribismo y al “aspiracionismo” –los de bajo, los de en medio y los de arriba sueñan con ser como los gringos–, nuestro proyecto nacional es superior a la reacción cuyo triunfo es moralmente imposible, somos revolucionarios dentro de la constitución y no caben las ideas exóticas de los extremistas, defendemos la Unidad Nacional contra las amenazas del imperialismo y del comunismo, tenemos la mejor UNIVERSIDAD DE AMÉRICA LATINA, hemos organizado los Juegos Olímpicos antes que cualquier otro país del Tercer Mundo, hemos organizado dos copas del mundo de fúbol y pronto se inaugurará la tercera en el Estadio Azteca, nuestra comida es la mejor del mundo, el tequila, el mezcal y el pulque son bebidas de los dioses, las culturas prehispánicas tenían sociedades superiores a las europeas, los mayas y los aztecas conocían mejor el universo que cualquier otra cultura, perdimos la mitad del territorio nacional por la traición de Antonio López de Santana, derrotamos a los franceses, el mejor ejército del mundo, el 5 de mayo de 1862, los boleros y la música mexicana son los más románticos de la tierra, el himno nacional es el más bello del mundo.

 

NO FUE PENALTY, FUERON LOS ÁRBITROS

Ese coctel y el surrealismo forjaron el sistema político mexicano, que tuvo algunos embates democratizadores después de 1988. Hoy amenazados por las 20 reformas de AMLO

En 1994 el levantamiento del EZLN y algunos esfuerzos de personajes e intelectuales consiguieron establecer mínimos aspectos democráticos: observación electoral de extranjeros, debates, padrón electoral con credenciales y otros.

Se conformo el Instituto Federal Electoral para organizar, vigilar y calificar las elecciones, que antes tenía bajo su control el gobierno.

En 1997 se estableció por primera vez la mayoría opositora en la Cámara de Diputados y Cuauhtémoc Cárdenas ganó el gobierno del DF.

En el año 2000 sacamos al PRI de los Pinos, sin una bala de por medio, Fidel Velázquez decía a balazos llegamos, a balazos nos sacan.

La familia Cárdenas reunida con Claudia es la hermandad que hay que sacar del gobierno.