El debate ha sido parte esencial de mi vida. He participado en centenares de debates. En todos, la pasión, la inteligencia, la ironía, el arrojo, la libertad, sobre todo la libertad, a la que coloquialmente le decíamos nado libre, son el alma del debate.

Poner reglas absurdas, es poner grilletes a los debatientes.

Es el no debate. Eso fue lo ocurrido, el domingo siete.

Uno de los debates más célebres fue entre Vicente Lombardo Toledano y Antonio Caso en torno a la Libertad de Cátedra. Curiosamente Lombardo ganó el debate, pero perdió, afortunadamente, se propuesta contra la libertad de cátedra. Incluso los comunistas votaron a favor de la libertad de cátedra.

Escuché a Vicente Lombardo Toledano debatir con un clérigo el Concilio Vaticano II de Juan XXIII, en el Auditorio de Ciencias, rebautizado Alfonso Caso, la gente abarrotó la sala y había bocinas afuera para que lo escucharan los centenares que no cabían dentro del Auditorio.

En ese mismo auditorio presencié y disfruté el debate de Marcelino Perelló con Gilberto Guevara Niebla quien le envió una carta desde la prisión de Lecumberri, pidiendo que Marcelino la leyese, eso hizo Perelló.

Después de leerla, bajó de la mesa y se ubicó entre la gente en las butacas del auditorio. Refutó los argumentos de Gilberto, quien se oponía al levantamiento de la huelga. Remontó acusaciones terribles y un auditorio que aclamaba a Gilberto, terminó haciendo largas filas para saludar a Marcelino Perelló. Es el debate más intenso y apasionado que viví en el movimiento del 68.

El mes de junio de 1971 debatimos, durante semanas, antes y después del 10 de junio, los que defendíamos salir a la calle y los que se oponían. Entre los primeros estábamos Gastón Martínez, Pablo Gómez Álvarez, Rito Terán, Raúl Moreno, Severiano Sánchez, Joel Ochoa El Negro y yo. Les ganamos las asambleas y la marcha del jueves de Corpus se realizó, fue masacrada por el gobierno de Luis Echeverría. Los. Que se oponían eran Gilberto Guevara Niebla, Eduardo Valle Espinosa El Búho, Raúl Álvarez Garín y Salvador Martínez Della Roca el verdadero mentor de Claudia Sheinbaum.

Con el presidente Echeverría debatí el 14 de marzo de 1975, en el auditorio de la Facultad de Medicina y logré convencer a la mayoría en contra de su grosera visita.

Esa ocasión es única, dado que ningún presidente ha sido cuestionado en persona, en un auditorio por una masa estudiantil que se impuso y consiguió, a través de mi persona, confrontarlo de manera directa, no con un grito o una interpelación. Hice un discurso de varios minutos que el auditorio escuchó, lo que no pudo hacer el presidente cuya intervención fue abucheada y casi no se escuchó. Todo ello lo hice siendo un simple ciudadano sin charola de diputado, senador o jefe de ningún partido registrado. Sus epígonos me acusaron de intentar linchar al presidente.

Debatimos durante varios días en el XIX Congreso del Partido Comunista Mexicano, los “renovadores” Enrique Semo, Jorge G. Castañeda, Roberto Borja, el Chicali y yo, contra los “dinosaurios” Arnoldo Martínez Verdugo, Gerardo Unzueta Lorenzana, J. Encarnación Pérez Chón y Pablo Gómez, fuimos derrotados. No logramos “renovar” al PCM.

Debatimos durante meses si apoyábamos a Vicente Fox desde la izquierda o no. Los que llamamos a votar por Fox éramos Jorge G. Castañeda, Héctor Castillo Juárez, Evaristo Pérez Arreola, Eliezer Morales, Joel Ortega Juárez, Roberto Borja, Humberto Parra, Liberato Terán, José Luis Cardona y otros. Conseguimos casi 2 millones de votos de electores del PRD para Fox.

También debatí varias veces en radio y televisión en defensa de la construcción del aeropuerto en Tizayuca solo o acompañado de Rosario Avilés, Humberto Parra, Javier Peñalosa y Roberto Eibenschutz.

Debatí en un auditorio de la Ciudad de Grenoble, Francia, en 1972 con los maoístas.

Mediante el Grupo San Ángel conseguimos establecer los debates para las contiendas electorales a la presidencia. Son muy conocidos los debates entre Diego Fernández de Ceballos y Andrés Manuel López Obrador, el de este contra Ricardo Anaya y José Antonio Mead en 2018, donde AMLO le dijo: Anaya, Canalla, Canallín y se protegió la cartera para evitar que se la robara el panista.

Es fundamental el debate para las elecciones del 2024.

Se debate el rumbo del país para los próximos años, al menos los siguientes seis o toda una época si triunfa la llamada 4T.

Para debatir se requiere echar abajo el “formato” que vimos el domingo 7 de abril.

El no debate, favorece al gobierno y su candidata, sirve para eludir el legado nefasto de AMLO. Una candidata que no escucha y no responde, simboliza la arrogancia del “modelo” autócrata contra el debate democrático.