James M. Fox (Holanda, 18 de abril de 1908- California, 20 de abril de 1989), amigo y colaborador de Raymond Chandler, creó una divertida serie de novelas protagonizada por los Marshall, Johnny y Susy. Transcribo las primeras líneas de su relato “Un rasguño en el guardabarro” traducido por Salvador Bordoy Luque, para Aguilar.

Fue a primera hora de la tarde de un domingo del mes de marzo cuando me telefoneó Frank Brownell.

Es director de la sucursal de Los Ángeles de la Mutual Life and Indemnity Insurance Society of Boston, Massachusetts, la cual, según le gusta recordarme, es mi único cliente.

–Se ha producido un pequeño accidente –me dijo con tono jovial, dominando el tintineo de los platos y el murmullo de las conversaciones que poblaban su comedor–. Acaban de anunciarlo por la radio, en las noticias de las seis de la tarde. Un hombre llamado William Radford ha tenido la torpeza de caerse del telesilla en Evergreen, y se ha partido la cabeza. Está asegurado en nuestra casa, pero sólo con seguro de vida y en quinta categoría, lo cual le da derecho a una indemnización muy pequeña, que, en nuestros tiempos, tendrá para costearse los gastos de enterramiento…, lo cual prueba, una vez más, que los que no tienen confianza en las compañías de seguros son unos idiotas, porque siempre da la casualidad de que cae sobre ellos la negra.

–¿Quién es el beneficiario? –le pregunté.

–Su esposa, si no me falla la memoria. Es una póliza bastante antigua, y hace mucho tiempo que no me preocupo de ella. Me gustaría que hiciera una investigación en el lugar. Si quiere tomar nota, Marshall… Radford-Bix, ediciones musicales, oficina en el Strip, gran almacén de venta en palos Verdes. Una investigación discreta, pero concienzuda, ¿comprende?… ya sabe usted que a la Compañía no le gustan los accidentes, y esa póliza, aunque pequeña, representa una buena cantidad.

Me di cuenta de que la póliza en cuestión sería una de esas a las cuales va unida una nota impresa en caracteres minúsculos estipulando que el asegurado deberá tener la precaución de no caerse de una telesilla, ni del andén del Metro, ni siquiera de la mesa de la cocina.

Prometí a Frank tenerle el informe a la mañana siguiente. Luego, una vez que colgué el teléfono, pasé al dormitorio para quitarme la bata y el pijama y ponerme unos pantalones y una chaqueta de sport, porque en California del Sur, aun cuando no se ocupe más que un empleo modesto, se puede conceder uno, de cuando en cuando, una tarde de descanso en el patio, a la sombra de un aguacate.

–Susy abandonó sus cacerolas y salió corriendo de la cocina. Se acercó a mí con ojos expectantes.

–¿Vas a alguna parte, Johnny?

–Una pequeña investigación por cuenta de Brownell. Lo de siempre. Podría haberlo dejado para mañana; pero me temo que si dejo pasar el tiempo, pueden aprovecharse para hacer desaparecer lo que pudiera haber de comprometedor. ¿Te gustaría dar un paseo a la luz de la luna, pichoncito?

 

Novedades en la mesa

Hace unos días, en el Instituto Cultural de México en España, en Madrid, se presentó el nuevo libro de Raúl Pérez López Portillo, Historia Breve de la Revolución Mexicana, con el sello editorial de Silex. El argumento se centra en los acontecimientos previos a la lucha armada y las diversas pugnas de los grupos revolucionarios, hasta el presidente Lázaro Cárdenas. La presentación estuvo a cargo del periodista y escritor Fernando Jauregui, el editor Ramiro Domínguez Hernanz y el autor.