Desde el inicio de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador activó un esquema de comunicación al que los mexicanos hemos denominado “las mañaneras” en referencia a la hora en que el Primer Mandatario comparece ante las diversas vertientes de la opinión pública.

Este mecanismo informativo fue creado y puesto en práctica desde tiempos que no eran electorales. Es decir, no puede decirse que su finalidad fue la de promover la figura de un mexicano o mexicana para aumentar sus potencialidades en la competencia política.

La intención que permanece en el Gobierno es la de proveer diariamente de información sobre los asuntos que más interesan a los mexicanos que, en su pluralidad, se preocupan por el futuro de la República.

Por esa pluralidad, el Presidente aporta los elementos para hacer juicios, también plurales, en torno a su gobierno. Definitivamente, no se pretende la unanimidad y no existen unanimidades en la visión sobre el programa presidencial matutino. Es más, muchos de los cuestionamientos al Gobierno se derivan de los temas en “la mañanera”. El contenido de este mecanismo también se encuentra en la narrativa de muchos opositores.

Con este ejercicio, el presidente Andrés Manuel López Obrador cumple con su obligación de informar a los ciudadanos sobre el avance diario de los asuntos públicos. Hasta ahora, ese ejercicio republicano solamente tenía asiento en los espacios de los buenos deseos, sin que llegaran a hacerse realidad. Además, en nuestra Constitución se establece con toda claridad que hay, en las leyes del país, una completa libertad de opiniones y los cuestionamientos a este programa que, libremente transmiten los medios nacionales de difusión. No podemos, por eso mismo, cancelar una libertad que a todos nos atañe.

Los mexicanos constituimos un agregado social mayor de edad. Por eso mismo, estamos en la posibilidad de decidir si lo que nos dice el Presidente es válido o debe ser cuestionado. Los mexicanos ya estamos en la posibilidad de ejercer a plenitud nuestra ciudadanía. Podemos aceptar lo que se nos informa, de la misma manera que podemos rechazarlo.

La imagen favorable que tienen los mexicanos del Presidente de la República no se forma solamente en “las mañaneras”. El Primer Mandatario ha construido con acciones trascendentes de gobierno —con pocos precedentes en la historia nacional— y por ser cercano a los sentimientos y sueños de los pueblos y los ciudadanos. Ahí están las obras físicas de Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya y el proyecto, ya avanzado, de la comunicación interoceánica. Ahí están los programas sociales como el apoyo a adultos mayores, Sembrando Vida y muchos más, que dan asiento a la confianza y la esperanza de los ciudadanos. El Presidente construye equidades.

Las “mañaneras” son un evento republicano en todo el sentido del término y de ninguna manera podemos suspenderlas. ¡Las mañaneras permanecen!

@Bonifaz49