El 2 de abril del año 2000 a tres meses de las elecciones donde triunfó Vicente Fox, decidí buscarlo. Fui a un mitin en la delegación rural de Mila Alta, un territorio del “voto verde” priista. Nunca había asistido a un mitin panista, salvo uno de 1958 frente al Caballito entonces situado en Bucareli y Reforma, frente a la Lotería Nacional, del candidato a la presidencia Luis H Álvarez. Tenía entonces 12 años de edad.

En el mitin de abril del 2000, mi amiga Concha Lupe, una panista militante con una mística semejante a la de los militantes del PCM de los años de la clandestinidad, me “subió” al camión de Fox, para hablar con él. Al ir subiendo la escalerilla me topé con Santiago Creel, al que había conocido en el “Grupo San Ángel” y le dijo a Fox, “Vicente permite presentarte a Joel”, no era momento de entrar a una discusión sobre ese asunto.

Fox me vio y me preguntó “¿quiénes son ustedes, cuántos son?”, le contesté “no tenemos nombre, ni somos ningún grupo, no pertenecemos a ningún partido, somos unos cuantos que queremos sacar al PRI de los Pinos, como tu dices, y pensamos que el que puede hacerlo eres tú. Queremos firmar un compromiso contigo que incluye temas sociales. Podemos convertirnos en millones de votos contra el PRI y a favor del cambio”.

Me respondió con mucha velocidad “sale”, la Plataforma que elaboramos entre el PRD, el PAN y otros grupos, órale me parece bien, le dije. Con algunas adendas sobre la cuestión ambiental, laboral y… se adelantó Fox nada sobre el aborto, ni la república parlamentaria. Está bien le dije las “encorchetamos”. Así fue.

En las votaciones del 2 de julio del año 2000, dos millones de electores que votaron por los candidatos a gobernadores, diputados, presidentes municipales, electores del PRD votaron por ese partido, pero en las presidenciales votaron por Fox.

En pocas palabras ese puñado de cuates que firmamos la plataforma con Fox, en mayo de 2000, conseguimos atraer a 2 millones de votantes de izquierda para “sacar al PRI de los Pinos”.

No se pudo consolidar esa fuerza en un gabinete de composición plural, el PRD se negó a aceptar la propuesta de Fox de integrar a dos personas del PRD a su gabinete, parece que eran Rosario Robles y Alejandro Encinas, Cuauhtémoc Cárdenas instruyó a Amalia García, entonces presidenta del PRD, para rechazar la propuesta, mediante un recado en una servilleta.

La izquierda se quedó a la orilla del río y no se atrevió a cruzarlo.

Las consecuencias fueron muy negativas.

Estamos a menos de 60 días de las elecciones del 2024.

Hay dos sopas: votar por la “continuidad de la Cuarta Transformación”, como lo repite todo el tiempo Claudia Sheinbaum o votar por el bloque opositor, cuyo nombre no se me graba y que tiene un nombre oficial algo cursi “Fuerza y Corazón por México”.

Lo peor no es el nombre. Sino la participación del PAN y del PRI y de manera un tanto patética de los residuos de la franquicia PRD.

Jorge Ramos ha escrito que el reto principal de Xóchitl Gálvez es convertirse en la candidata independiente de esos partidos nefastos para México, y ser la candidata ciudadana.

Es un desafío muy complicado, dado que Xóchitl está registrada por esos partidos. No hay de otra. Sin embargo, es posible que Xóchitl Gálvez dé un viraje hacia los olvidados.

Que escuche y haga suyas las demandas de los movimientos, grupos, partidos pequeños, grupúsculos y ciudadanos que no están en MORENA y sus partidos satélite el Verde y el PT, ni, por supuesto, en el PRI, el PAN y el PRD.

Son las feministas de todo tipo, incluyendo a las de las pañoletas negras;  los grupos de las comunidades originarias como el EZLN; las madres buscadoras; los estudiantes normalistas; los chavos defensores del planeta, los movimientos culturales autónomos que son centenares o miles en todo el país; los de la comunidad LGTBQ+; los trabajadores y trabajadoras que luchan contra el charrismo sindical; a los vecinos  que sobreviven la violencia criminal en las grandes ciudades, las medianas y en las poblaciones rurales de todo el país; las madres y padres de los niños con cáncer;  los enfermos excluidos del sistema de salud pública que AMLO quebró; los niños, mujeres y hombres que atraviesan todos los días los caminos arriesgándose a ser asesinados por una bala ;  los “levantados” ; en fin a todos los OLVIDADOS.

¿Xóchitl Gálvez estás dispuesta a escuchar a los olvidados?