Terminaron los debates presidenciales y ¡por favor que terminen ya los post debates! Faltan menos de quince días para que finalmente se celebre la elección más grande de la historia de nuestro país y México se divide y polariza cada vez más y ello es muy preocupante.

Parece que se nos olvida que el 3 de junio habrá ganadoras y ganadores en las urnas, pero las y los mexicanos aquí seguiremos, México no se acaba el 2 de junio, hay mucho más después de la jornada electoral así que el llamado es a la serenidad colectiva, al diálogo respetuoso y a la escucha respetuosa de la diversidad de opiniones. De suerte que me parece debemos cuestionarnos ¿qué fue lo que nos dejaron los debates -si es que nos dejaron algo?, más allá de los formatos (monótonos, aburridos, acartonados), los moderadores, la vestimenta y las cartulinas utilizadas por las candidatas a la Presidencia de la República.

Cuestionarnos más allá de la conclusión obvia de que ninguna de las candidatas logró noquear a nadie ni mucho erigirse como campeona de peso completo. Y así, antes de entrar al detalle de ciertos temas que me parece merecen un alto en el camino, tal vez lo primero que quiero enfatizar es que: la elección no es -ni será- un mero trámite, que todos los votos cuentan y que el despertar ciudadano siempre vale la pena; que la elección no es únicamente por la Presidencia de la República y que la democracia se sostiene en los equilibrios de poderes y el respeto a los derechos y libertades de las personas. Y como nada es mero trámite, sin duda habrá sorpresas en la configuración del Congreso de la Unión y en las gubernaturas.

Los debates nos dieron cuenta de como son las dos mujeres que se están disputando la presidencia y el papel de los medios tradicionales. Nos dieron cuenta de la poca “cultura política” que existe en nuestro país y nos refleja como sociedad, como ciudadanía.

El tercer y último debate presidencial generó menos expectativa -y por ende menos audiencia- que el segundo debate, se pensaba que básicamente las candidatas saldrían a mantener sus actitudes y posturas -cosa que básicamente fue lo que ocurrió-, Claudia insistiría en su descarada defensa del gobierno de AMLO, del régimen; Xóchitl insistiría en mostrarse como candidata ciudadana y capaz de evidenciar las “conductas criminales” del partido en el poder; y que Máynez seguiría jugando un papel irrelevante y de esquirol.

Destaco sin embargo puntos de los debates y post debates que me parece merecen especial mención por ser relevantes para todas y todos los gobernados. Así por ejemplo, durante el debate la candidata de MORENA insistió en desestimar o minimizar, temas como el del fracaso en la atención de la pandemia y el de la creciente inseguridad. Claudia, al igual que AMLO se niega a reconocer que tenemos una crisis de salud y de seguridad; se mantuvo estoica en su defensa del gobierno y “sus logros” e ignoró los cuestionamientos que se le hicieron al respecto.

Nada que nos sorprenda, pero de cara a un nuevo sexenio y a un nuevo gobierno no queda más que preguntarnos ¿cómo hará frente a los graves problemas de salud y seguridad que experimenta nuestro país, si ni siquiera considera que hay nada que corregir o mejorar?. Sin embargo, sin duda lo peor de Claudia lo vimos durante su participación en el programa televisivo: Tercer Grado, y de una pluralidad de temas destaco el que personalmente más me preocupa, y que sin duda debería preocuparnos a todes, me refiero a su respuesta a la pregunta de si reconocería cualquier resultado que arrojaran las elecciones, la respuesta debió ser un ¡sí! categórico y claro, no solo por ser la respuesta de un demócrata; sino por estar en un claro primer lugar o por que la elección será un mero trámite como ella mismo lo dijo; en cambió dejo abierta la posibilidad de no reconocer el resultado de la elección en el caso de que no le favorezca el resultado.

Este comentario por sí solo y de manera aislada es por demás grave y preocupante; pero es más grave aún porque AMLO se ha referido varias veces a la posibilidad de que exista un fraude electoral, un “golpe de estado técnico” por sus adversarios, “un fraude de la oposición con ayuda de las instituciones”. Como si la oposición tuviera el poder y los recursos para hacer eso posible. Morena y sus aliados en el Senado no quisieron culminar el procedimiento para elegir a los dos magistrados electorales de la Sala Superior del TEPJF.

La SCJN cumplió enviando las dos ternas. Con voluntad política ya se estarían construyendo los acuerdos para que se convocará a una sesión extraordinaria y que el Senado concluyera el proceso de elección de los dos magistrados electorales que hacen faltan para que se encuentre debidamente integrada la Sala Superior, con los siete magistrados que establece la Constitución y no con los cinco que actualmente la integran.

En política no hay casualidades, MORENA y su líder siempre han despreciado a las instituciones, las han mandado al diablo una y otra vez, y no parece una casualidad que la Sala Superior, encargada de declarar la validez de la elección presidencial o en su caso la nulidad de la elección se encuentre incompleta por primera vez desde su creación en 1996.

Siguiendo con el tercer debate, Xóchitl llegó con el impulso energético generado por la concentración convocada por la llamada Marea Rosa y el evento del zócalo ocurrido la mañana del tercer y último debate presidencial, donde pronunció un poderoso y emotivo discurso que le valió loas y vítores; un evento donde ella, Xóchitl lució fuerte (desde su saludo en un balcón del zócalo, hasta su presencia en el templete), y logró conectar con la ciudadanía.  En el debate sin embargo dejo que ese impulso bajará y si bien logró asestar varios golpes, no fueron tan contundentes como los del segundo debate pero no con la fuerza que vimos en el segundo debate, donde logró incluso que Claudia se incomodara y se viera fuera de su zona de confort.

Me parece sin embargo que logró dejar sobre la mesa temas relevantes soportados por datos duros, como el incremento en homicidios, desaparecidos, y la negligencia en la pandemia que incrementó sustancialmente el número de personas fallecidas. Todos estos son además los números y temas que Claudia simplemente decidió pasar por alto, básicamente no quiso arriesgar nada ni entrar en provocación independientemente de las insistencias de la candidata de la oposición.

El lamentable papel que jugó Máynez en realidad no merece ni siquiera espacio, sin embargo, hay que destacar que fue su peor debate, no hizo propuestas y fue evidente que la mayoría de sus críticas y cuestionamientos fueron dirigidos contra Xóchitl; en momentos parecía que su debate era contra Vicente Fox en tanto que a AMLO ni siquiera lo mencionó. Me quedo con la idea de que todas tenían un “García”, solo que se le olvidó mencionar al propio: Samuel García quien dicho sea de paso ocupó la nota de ocho columnas esta misma semana por su compra de 18 hectáreas en San Pedro en un monto irrisorio.

En suma, Claudia se evidenció de cuerpo entero en su entrevista post debate en Tercer Graco, Xóchitl ganó mucho más con la concentración del zócalo convocada por la Marea Rosa, que con los debates y Máynez … Y contrario a quienes sostienen que la jornada del 2 de junio es un mero trámite, lo cierto es que acudir a las urnas y votar ¡no es un mero trámite!, es el ejercicio de un derecho fundamental, y este, no es ni debe ser nunca visto como un mero trámite.

Así que, este 2 de junio, ¡vamos y todas y todos a votar, que todos los votos cuentan y cuentan mucho!. Así se construye (o se destruye) la democracia. ¡No es un mero trámite! Es la manera en que la ciudadanía decide quien nos va a gobernar. De suerte que si de verdad queremos incidir y decidir hay que salir a votar. Más allá de filias y fobias, más allá de partidos, más allá de carteles y descalificaciones hay que hacer que nuestros votos cuenten.