«Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar» dice Emile Cioran

Ese es precisamente el momento en que me encuentro y creo que conmigo varios de los comapañeros y compañeras, con militancia en el comunismo.

El inmenso sueño libertario se convirtió en pesadilla, los términos de izquierda y comunismo son cada vez más un estigma. No tiene ningún sentido pelear por esa identidad, cuando es patrimonio de estados criminales o en el caso de México es empleada para estafar y seguir manipulando a la gente.

Es casi imposible hoy “tomar partido hasta mancharse” como decía el poeta español Gabriel Celaya, en su poema La poesía es un arma cargada de futuro”, ahora es más correcto decir la estrofa como la canta el gran Paco Ibañes “… maldigo la poesía de los que toman partido hasta forrarse”. Porque ahora las máscaras esconden el fondo de ese poema “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho…”

Han pervertido esas palabras y esos ideales para medrar y vivir como una casta de redentores millonarios.

El desafío es replanterase todo, sin ninguna restricción, para abrir el candado que aprisionó el pensamiento revolucionario y lo convirtió en una gran cárcel para fortalecer al sistema capitalista más descarnado.

No es algo mentiroso o difamador lo que afirma Cioran, “Los grandes perseguidores se reclutan entre los mártires a quienes no les han cortado la cabeza”

Esa es nuestra terrible realidad.

No extraña, por ello, que eternos estafadores cambién de ropaje, veteranos burócratas de partidos fracsados como el PRD, hoy se ostentan como líderes de la sociedad civil.

que decirles, como lo afirma Cioran, que para darle cauce a la gran marea rosa, hay que partir de un criterio:

¡Si se comenzara por suprimir a todos aquellos que sólo pueden respirar sobre un estrado!

Estamos atrapados en una disputa salvaje entre cortesanos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador impone su denominado Plan C, para destruir la república y para ello maniata a su sucesora, imponiendo a su pandilla en los gobiernos de los Estados, en el poder legislativo, en las alcaldías y en buena parte del gabinete con el que la próxima presidenta ejercerá su mandato.

Es necesario darle vuelta a la página, la futura presidenta tiene en sus manos la posibilidad de hacer un llamado para construir la Nueva República, que asuma el mensaje de los electores contra la casta de la partidocracia. La pérdida del registro del PRD, la agonía patética del PRI y la división grotesca del PAN, no se podrá superar con una versión anacrónica del Partido de Estado, a través de un fenómeno como MORENA, que no es propiamente un partido, tampoco un movimiento y tiene muchos rasgos de secta religiosa, con miles de capillas dispersas que solamente se unen por la voz y el mando del mesías tardío y groseramente aldeano.

En un entorno tan convulsionado, donde las derechas avanzan y retroceden, muchas veces sustituídas por líderes con ropaje, lenguaje y pensamientos anacrónicos de los años 30 del siglo XX, en México solamente una reforma profunda del sistema de la cual surja la nueva república, podrá superar la crisis.

Claudia Sheinbaum tiene la palabra, para convocar a la sociedad a construir la NUEVA REPÚBLICA.

Por ahora “vago a través de los días como una puta en un mundo sin aceras”, tal como lo dice Cioran.