El Premio de Literatura en Lenguas Romances a entregarse en la próxima FIL Guadalajara fue concedido al periodista, poeta, narrador y ecologista mozambiqueño que escribe en portugués, Mia Couto (5 de julio de 1955). Entre sus libros disponibles en México está El mapeador de ausencias (Alfaguara, 2022), traducido por Rosa Martínez Alfaro, del que transcribo las primeras líneas.

Nota del autor. Ésta es la historia de un periodista y poeta portugués, un hombre ingenuo a quien le entregan las pruebas de una masacre cometida por el ejército portugués en Mozambique en 1973. Ese hombre bueno e ingenuo era mi padre. En aquel momento, la guerra de liberación nacional había llegado a las puertas de nuestra ciudad, Beira. La locura fue la respuesta en algunos de los barrios blancos. Aprendí entonces que la enfermedad es, a veces, la única medicina. Para unos era necesario olvidar lo que pasaba para tener futuro. Para otros, lo que pasaba ya era el futuro. Esta narración de ficción está inspirada en personas y episodios reales. En otras palabras, en este libro, ni la gente, ni las fechas, ni los lugares tienen otra pretensión que la de ser ficción.

Capítulo I

–Todos tenemos dos sombras. Sólo una es visible. Sin embargo, hay quienes conversan con su segunda sombra. Y ésos son los poetas. Usted es uno de ellos, uno de los que hablan con las sombras.

Todo esto me lo dice el portero a la entrada del salón de fiestas. Agita un libro de poesía y me pide que se lo dedique. Levanto los brazos en señal de amable rechazo:

–No puedo, este libro lo escribió mi padre.

El portero se encoje de hombros sonriendo y murmura:

–Entonces, el autor es usted mismo.

Le escribo la dedicatoria. Me convierto en una especie de autor póstumo. Las manos son mías, la letra, la de mi difunto padre. Me dan ganas de abrazar al portero, pero me contengo y deambulo entre las mesas engalanadas del salón. Algunas personas se levantan a saludarme. En la pared del fondo, un cartel con letras enormes reza la siguiente frase: ¡Bienvenido a su ciudad, poeta Diogo Santiago!

Recuerdo las palabras de mi padre. Los honores en tierras pequeñas son como los anillos en los dedos de los pobres: de esos brillos nacen envidias mortales.

Una hermosa mujer camina hacia mí.

–Me llamo Liana Campos, soy la maestra de ceremonias.

Y en su voz se percibe una temblorosa inquietud, como si la revelación de su nombre la dejara desarmada.

Estoy de visita en Beira, mi ciudad natal; he venido invitado por una universidad. Desde que he llegado aquí he visitado escuelas, me he reunido con profesores y alumnos, he hablado con ellos del tema que más me interesa: la poesía. Soy profesor de literatura, mi universo es pequeño pero infinito. La poesía no es un género literario, es un idioma anterior a cualquier palabra. Eso es lo que he repetido en cada uno de los debates.

En estos días he recorrido los lugares de mi infancia como quien camina por una ciénaga: pisando el suelo de puntillas. Si daba un paso en falso, corría el riesgo de hundirme en oscuros abismos. Ésta es mi enfermedad, no me quedan recuerdos, sólo tengo sueños. Soy un inventor de olvidos.

Y aquí estoy, en este provinciano salón de fiestas, un hombre tímido y reservado, siendo víctima de un homenaje público […]

 

Novedades en la mesa

La novela de Alma Delia Murillo, La cabeza de mi padre (Alfaguara, 2023), acerca de la búsqueda de la figura paterna.