En forma demasiado rápida, a pesar del pasmo gubernamental generalizado, la titular de la presidencia de la República llegó a un razonamiento extremo: el pensamiento retórico de carácter belicista del Himno Nacional, escrito en otro tiempo. Parece que estamos ante una muestra temprana -poco más de dos meses de gestión- del riesgo del formato del programa matutino de noticias y opiniones gubernamentales establecido por su antecesor, pero cuyo aplomo para evadir temas, administrar distractores y trivializar cuestiones relevantes se impuso como su característica. No es fácil alcanzar ese nivel de elusión de la realidad y de manipulación.
A raíz de que en la revista “Rolling Stones” se publicaran comentarios relacionados con planteamientos emanados de conversaciones de Donald Trump sobre el análisis de la eventual articulación de intervenciones militares estadounidenses en territorio mexicano para atacar los centros de operación de los carteles de las drogas y la preparación de las Fuerzas Armadas mexicanas ante este supuesto, la Dra. Sheinbaum afirmó que la llamada “invasión silenciosa” por la reportera que hizo el cuestionamiento, no se produciría. Dijo: “no va a haber una invasión” y agregó el contexto de la importancia de mantener una relación respetuosa y de cooperación con los Estados Unidos, particularmente en los temas de inteligencia y seguridad, y con respeto a la soberanía nacional.
Vale reiterar que conforme a la publicación referida, el próximo titular del Ejecutivo estadounidense habría sostenido conversaciones con seis políticos republicanos para intercambiar puntos de vista sobre la situación de los cárteles mexicanos y el desarrollo de sus actividades para producir, introducir y comercializar drogas ilícitas en ese país, arribándose a la consideración de la “invasión suave” o el despliegue e intervención de fuerzas especiales estadounidenses que en forma encubierta actuarían en contra de sus liderazgos.
Estas acciones podrían incluir aviones no tripulados para destruir laboratorios de producción de drogas y los inmuebles o instalaciones donde se concentran y acuartelan sus operadores, así como el despliegue de elementos para capturar a las “cabezas” de los carteles y acciones para debilitarlos mediante el uso de las tecnologías de la información transmitida en el ciberespacio.
Entonces, frente al cuestionamiento del estado de las Fuerzas Armadas mexicanas ante la especie de ese tipo de incursiones de los Estados Unidos, si bien la presidenta expuso que esas incursiones no ocurrirían, que la relación con el nuevo gobierno estadounidense sería buena, con respeto a la soberanía nacional, y que habría tiempo para dialogar sobre los términos de la colaboración, aceptó un escenario hipotético y remató con la frase: “y de todas maneras tenemos nuestro Himno Nacional”.
Supongo que esta referencia alude -al menos- a dos categorías: la inmediata de sus frases y la mediata de su significado.
En cuanto al texto, viene a la mente la parte final de la segunda estrofa: “Más si osare un extraño enemigo/Profanar con su planta tu suelo,/Piensa ¡oh Patria querida! que el cielo/Un soldado en cada hijo te dió”. ¿Quedaría respondida en forma oblicua la pregunta formulada? Es decir, no están preparadas porque la defensa de la soberanía ante esas “invasiones suaves” requeriría de la convocatoria a toda la población. En esa dirección parece haber un equívoco mayúsculo de la titular del poder ejecutivo: no ocurrirían esas incursiones subrepticias -remember Mayo Zambada’s abduction-, pero en caso de que ocurrieran, la agresión sería respondida con el llamado a la población a participar en la defensa de la soberanía nacional.
¿Le parece exagerado? Son derivaciones del seguimiento a las palabras presidenciales. Se entiende la urgencia del método de la propaganda gubernamental por generar al personaje, cuya ausencia de calidez y de carisma hace más compleja la tarea, pero esa aspiración tendiente a que se refuerce la propaganda como elemento clave de la popularidad inducida se habría topado con un tema resbaloso cuyo manejo no fue adecuado.
En cuanto al significado, está presente el lugar del Himno Nacional como símbolo patrio y canto de identidad y de unidad para las personas mexicanas. ¿Fue la referencia al Himno una convocatoria implícita a la unidad nacional ante las agresiones verbales y las actitudes unilaterales de exigencia de acciones al gobierno mexicano por parte de Donald Trump en la recta hacia el inicio de su segundo mandato en la presidencia estadounidense?
No lo descarto por el mapa de nuestra politización en la concepción y valores de lo nacional. El nacionalismo se fraguó como esa fuerza intangible de acción pública con el triunfo de la República en el siglo XIX y se consolidó como tal a lo largo de los regímenes posrevolucionarios en el siglo XX.
Es puntualmente cierto que el estilo de conducción política de Trump genera la percepción inmediata de los peligros existentes para la convivencia binacional y el estado de cosas de la relación bilateral. Más que iluso sería pensar en que no habrá modificaciones a este último, cuando, además, nuestro país ha sido un constante blanco de imputaciones, reproches y condenas retóricas en el proceso de la elección del 5 de noviembre último.
La unidad nacional es y será indispensable, pero su calidad y su solidez será mayor si no se asienta sólo en el rechazo a las bravuconadas y las pretensiones de imposición, sino en la construcción de un frente deliberado para la actuación que trascienda la idea de que la mayoría no requiere de quienes piensan distinto, aunque puedan coincidir en lo esencial.