Así, pa pronto, contestó Porfirio Remigio a los periodistas que le preguntaban sobre sus adversarios italianos y colombianos de una prueba ciclista en 1960.
Me parece que estamos ante un panorama semejante cuando el presidente Donald Trump ataca de manera delirante a los migrantes mexicanos y del resto del mundo, diciendo que son “criminales invasores “de América.
Él se autonombró el que por voluntad divina le devolverá su auge y su destino manifiesto como redentora de la humanidad contraria a sus “enemigos diabólicos”, los apestosos de la tierra, los comunistas, los chinos y los “terroristas” de los cárteles del narco.
Un energúmeno es siempre peligroso, incluso uno sin poder alguno, la cosa se pone de terror, cuando se trata del presidente de los Estados Unidos.
Sin perder los rituales, ridículos de los bailes de vals antes y después de la protesta, Trump firmó las órdenes ejecutivas, llamadas decretos presidenciales en nuestro Rancho Grande, destacan la declaración de emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos y el envío de tropas a esa zona , la abolición del jus soli establecido en la enmienda 14 de la Constitución que establece que los que nacen en los Estados Unidos son american citizen, esta es una aberración histórica para una Nación forjada por migrantes de todo el planeta.
La deportación de millones de personas procedentes de casi todo el mundo es delirante, afectaría a unos once millones de mexicanos sin papeles e incluso a los que siendo de padres indocumentados tienen ciudadanía estadounidense por haber nacido en ese país. Es esta la mayor y más grave de las órdenes ejecutivas de Donald Trump para México, no hay manera para afrontar un atropello de tal magnitud, por más México te abraza de la presidenta Claudia Sheinbaum. Esos millones huyeron a los Estados Unidos por falta de empleos con salarios suficientes, por miedo a la violencia y además envían decenas de miles de millones de dólares, siendo sus remesas la principal y mayor fuente de divisas que ingresan al país. Toda esa inmensa fuerza nacional no podrá ser “atendida” con la política de subsidios miserables que le han sido tan rentables a la Cuarta Transformación, para decenas de millones de personas en condiciones de casi hambrientos, eso no es ni una “curita” para la dimensión de una herida mortal para los migrantes y sus familias que sean deportados a México.
Puede ser “maravilloso” para la vanidad de la presidenta, el espectáculo del “carro completo” de manifiestos firmados por los treinta y dos gobernadores. Los pronunciamientos del inefable Noroña convertido en un hazmerreir cada día más patético, los “desplegados” patrióticos del charrismo viejo y nuevo llamando a la “unidad nacional” con la presidenta y toda chusca colección del corporativismo priista de la vieja era combinado con los “otros datos”, “mañaneros” de AMLO y sus secuaces. Listos para poner a Chico Che y los videos que tanto despliegue de su talento de lambiscones ejercitaron y continúan realizando como comisarios de los medios.
Todos esos rituales no tienen la menor capacidad de hacer frente al poderío gringo bajo la batuta de un energúmeno.
Es hora de poner los pies en la tierra, asumir que, con golfo de México, rebautizados como Golfo de América y los proyectos de declarar al mar de Cortés o Golfo de California como mares bajo la soberanía gringa. No cambian nuestra condición de vecino de los Estados Unidos, ni siquiera sí la locura de Trump de fundar un nuevo país en el territorio de California desde su parte norte hasta los cabos, incluyendo obviamente a Sudcalifornia, como chiste del Loco Valdés esta simpático, pero por más que la mona se vista de seda, llámese CALIFORNIA o Estados Unidos no dejaremos de ser vecinos.
Pobre de México tan lejos de Dios y Tan cerca de los Estados Unidos, es una frase para discurso de fin clases de primaria, pero no atiende a la necesidad de construir una relación que aproveche la inmensa ventaja que nos da esa vecindad.
Sería bueno ponernos a considerar opciones viables para domar la furia de un ojete como Donald Trump.