Rebasados por el deterioro en la infraestructura urbana y de servicios que se vio agravado por el azote de los huracanes Otis y John, el 27 de diciembre del 2024 los regidores del cabildo acapulqueño aprobaron por unanimidad que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) intervenga casi 3 mil hectáreas de terreno en Acapulco para solucionar los problemas existentes en el polígono de afectación por los huracanes, a fin de atender el deterioro de la infraestructura y hacer su reparación, mantenimiento o reposición para la prestación de servicios públicos.

Se trata en realidad de una decisión postergada. Se intentó durante el periodo 1985-1993 pero el entonces gobernador José Francisco Ruiz Massieu argumentó que en los Centros Integralmente Planeados (CIP) del organismo federal los núcleos poblacionales quedaron marinados del progreso que se generó en las zonas turísticas y solamente se polarizó la distribución de la riqueza.

Otra de las razones fue que la iniciativa chocaba con los proyectos de desarrollo turístico que tenía el entonces mandatario como es el caso de la zona Diamante destinada para un turismo de alta solvencia económica para la población trabajadores en esas hospedería y mansiones se concentraría en tres zonas urbanas: Cayaco Sabana, y Renacimiento y efectuó el proyecto de movilidad denominado las tres lunas. Ninguno de los dos se logró de manera cabal.

Otro intento fue en el periodo 2008-2011 pero entonces se consideró que se generaría un gobierno municipal exclusivo para la franja turística de caleta a Diamante y el gobierno municipal perdería control sobre una porción de presupuestos de Capama, alumbrado público, áreas verdes y seguridad.

En esta ocasión se precisó que se trata de 70 kilómetros de la franja turística del puerto de Acapulco que serán reconstruidos por parte del gobierno federal, luego de sufrir severas afectaciones por el paso del huracán Otis en octubre de 2023.

En 30 de diciembre, Josefina Rodríguez Zamora, secretaría de Turismo federal, anunció una reconversión histórica de este puerto para el 2025 con una inversión de más de siete mil millones de pesos. Esta reconstrucción del área turística abarcará desde Diamante a Pie de la Cuesta, la cual es una de las más transitables por parte de los turistas.

El puerto se convertiría en un Centro Integralmente Planeado, sólo que a la inversa, aquí es más interesante porque Cancún se hizo de la nada, aquí ya está hecho, así que es toda una planeación, por lo que se trabaja con el gobierno estatal, municipal y donde el mantenimiento mayor y menor es una constancia intervención”, explicó Simón Quiñones Orozco, secretario de turismo estatal.

La intervención de Fonatur en Acapulco, un área clave de 2,725.53 hectáreas para la reparación, mantenimiento y reposición de la infraestructura dañada por los huracanes Otis y John, podría tener varias ventajas y desventajas desde una perspectiva política y económica.

Reactivación rápida de la infraestructura turística: Fonatur, siendo el organismo federal encargado de proyectos turísticos de gran envergadura, posee la experiencia y capacidad técnica para rehabilitar rápidamente las infraestructuras esenciales para el turismo. Esto permitiría que Acapulco recupere su imagen y atractivo internacional como destino turístico de relevancia, lo que tiene efectos directos sobre la economía local y nacional.

La intervención de Fonatur significaría una gran cantidad de inversión pública para la reconstrucción de la infraestructura, lo que podría generar empleos temporales y reactivar el sector de la construcción. Además, podría atraer inversión privada en el largo plazo, si se generan las condiciones adecuadas para nuevas inversiones en el sector turístico.

La rehabilitación de los servicios públicos y la infraestructura básica podría mejorar las condiciones de vida de los residentes en Acapulco, especialmente aquellos en áreas afectadas por los huracanes. Esto podría incluir mejoras en los servicios de agua potable, electricidad, drenaje, así como acceso a transporte público adecuado.

Dada la importancia de la zona para la economía nacional y el turismo, podría implementarse un enfoque más coordinado en términos de seguridad, limpieza y orden público. La intervención federal podría permitir la aplicación de medidas más eficaces en el manejo de estos aspectos.

Si la intervención de Fonatur va acompañada de una visión a largo plazo, podría generar un desarrollo sostenible en la franja turística de Acapulco, con una mejor planificación urbana, proyectos ecológicos y un enfoque en el desarrollo social inclusivo.

En contraparte, uno de los principales riesgos es la creación de un “gobierno paralelo”, que podría generar duplicidad de funciones y conflictos de autoridad entre las autoridades locales y federales. El Cabildo de Acapulco podría verse desplazado, lo que podría crear tensiones políticas y administrativas en el municipio. La falta de coordinación puede llevar a que se tomen decisiones sin la consulta adecuada a los habitantes o autoridades locales, lo que puede generar desconfianza en la comunidad.

La intervención de Fonatur se concentrará en la franja turística, mientras que otras zonas de Acapulco, como áreas más vulnerables o empobrecidas, podrían quedar fuera de la atención. Esto podría generar desigualdad en la recuperación de la ciudad, afectando a los sectores más desfavorecidos.

Si bien Acapulco es un destino turístico clave, centrarse exclusivamente en la rehabilitación de la zona turística puede hacer que la ciudad dependa aún más de un sector que, en tiempos de crisis como los fenómenos naturales o la inestabilidad económica, es altamente vulnerable. Esto podría no fomentar una diversificación económica que reduzca la dependencia del turismo.

Los proyectos de gran envergadura a menudo son propensos a la burocracia y la corrupción, especialmente cuando involucran transferencias significativas de recursos federales. Fonatur podría ser susceptible a estos problemas, lo que podría demorar la recuperación o desviar recursos destinados a la rehabilitación.

Fonatur, siendo un ente federal, podría no estar tan familiarizado con las particularidades sociales y culturales de las comunidades locales de Acapulco. Esto podría llevar a que las soluciones impuestas no sean del todo adecuadas o aceptadas por los residentes, especialmente si las decisiones son percibidas como imposiciones desde el gobierno central sin consulta suficiente.

Las autoridades federales y locales consideran al proyecto como un renacimiento de  Acapulco, pero el derecho de renacer tiene complejidades.

El hecho de que Fonatur asuma el control de la franja turística podría disminuir el poder de decisión del gobierno municipal en esa zona clave de Acapulco, lo cual podría percibirse como una pérdida de soberanía y autonomía para las autoridades locales, lo que podría afectar la relación entre los diferentes niveles de gobierno.

La falta de coordinación puede llevar a que se tomen decisiones sin la consulta adecuada a los habitantes o autoridades locales, lo que puede generar desconfianza en la comunidad.