Algo extraño ocurrió pero se produjo un logro de la presidenta Claudia Sheinbaum, el lunes 3 de febrero habló 45 minutos con Donald Trump y llegaron a varios acuerdos: trasladar diez mil tropas de la Guardia Nacional a la frontera norte de México con Estados Unidos, para “según Trump evitar el tráfico de fentanilo” (en letra chiquita es para impedir la llegada de migrantes en tránsito por México procedentes de Cuba, Venezuela, Haití, Centroamérica, principalmente, pero de otras partes del mundo también) a cambio Trump pospone hasta el 4 marzo la aplicación de aranceles contra productos mexicanos.

Su antecedente espectacular es cuando Estados Unidos devolvió a México al general Salvador Cienfuegos, a quien AMLO había acusado de ser el jefe de los narcos. ¿Qué cedió el presidente mexicano para que Trump devolviera a al ex secretario de la Defensa del presidente Enrique Peña Nieto, sin ningún cargo y con la inmensa irritación de la DEA?

¿Qué tanto sabe Cienfuegos de AMLO y él presidente de los narcos y los gringos que el silencio de ambos, permitió la liberación de quien días antes AMLO calificó como el más alto mando del ejército bajo el mando de Peña Nieto involucrado en el narco? Todo es posible.

Sin embargo, no sirve de nada y a nadie, regatearle a la presidenta el acuerdo de posponer un mes, al menos, la aplicación de aranceles.

El día anterior, domingo 9 de enero, casi toda la prensa, como Reforma titulaban:  VE TRUMP NARCO GOBIERNO; PONE ARANCELES Y HABRÁ MÁS. La propia presidenta Sheinbaum, rechazaba la acusación y anunciaba un Plan B: “Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al Gobierno de México de tener alianza con organizaciones criminales, así como cualquier acción injerencista en nuestro territorio”.

No era para menos ya que Trump había declarado “los cárteles mexicanos tienen una alianza intolerable con el gobierno de México. Esta alianza pone en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos y debemos erradicar la influencia de esos poderoso cárteles del entorno bilateral. El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros a los cárteles para fabricar y transportar drogas ilícitas, que en conjunto han provocado muertes por sobredosis a cientos de miles de víctimas en los Estados Unidos”.

Una posibilidad es que la presidenta fue muy sensata y firme ante la estridencia de Trump quien estaba blofeando, como mañoso tahúr. También es posible que ambos jefes de Estado calibraron la dimensión y profundidad del enfrentamiento con altos costos para ambas partes y optaron por llegar a un acuerdo. Bajo la máxima de más vale un mal acuerdo que un buen pleito.

En todo caso, esas especulaciones y una gama infinita de posibilidades, no atienden el problema de fondo: construir una relación que saque ventaja de la vecindad de Estados Unidos y México, en un contexto de creciente violencia por la criminalización de la producción, circulación y consumo de drogas.

Ante ambas cuestiones insoslayables, no me cansaré de repetir dos propuestas que vengo haciendo hace más de cuarenta años: A) CREACIÓN DE LA UNIÓN DE NORTEAMÉRICA CON MONEDA ÚNICA, LIBERTAD TOTAL DE TRÁNSITO, EN PRIMER LUGAR, DE PERSONAS Y B) LEGALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO DE LAS DROGAS.

Cualquier otra aspirina es absurda para tratar un cáncer terminal, como lo es la muerte de centenares de miles de personas a ambos lados de las fronteras y la existencia de una desigualdad majestuosa entre el país más poderoso de la tierra y un país con 50 millones de pobres y 60 por ciento de la población en edad de trabajar viviendo en la economía informal.

Todo lo anterior no es una letanía para evadir una postura concreta ante los acuerdos de Trump y Sheinbaum dados a conocer el lunes 3 de febrero: considero que la presidenta logró un buen acuerdo.

Lo anterior no implica adoptar las patéticas posturas de todos los gobernadores, gobernadoras y jefa de gobierno que publicaron el martes 4 de febrero, un desplegado en el que sugieren sin rubor alguno:

La CONAGO celebra la disposición de ambos gobiernos para abordar lo desafíos comunes con soluciones integrales (¿cuáles?) …

El desplegado previo de la CONAGO es un monumento a la protección de los cárteles:

Condenamos enérgicamente las acusaciones que sugieren nexos entre nuestro gobierno y los cárteles el narcotráfico. Estas afirmaciones no solo carecen de sustento, sino que ignoran los esfuerzos contundentes y verificables que México ha realizado para combatir al crimen organizado.

Es el colmo del cinismo ante nuestra terrible realidad en Sinaloa, Chiapas, Matamoros, Guanajuato, Jalisco, Guerrero, Jalisco, el país entero, lleno de ejecuciones, enfrentamientos entre bandas y de éstas con los militares y la creciente muerte de miles de ciudadanos inermes.

Por ese camino de unidad a toda costa vamos directo al infierno.

Hoy más que nunca se requiere un viraje radical que no pasa por el apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum.