Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes de México, no solo es golpeado por las olas del mar, como cierto también lo es por las de violencia, como en este periodo en que atraviesa actualmente una compleja crisis de violencia. A pesar de que las autoridades de seguridad pública informaron una disminución del 15.7 por ciento en el número de víctimas de homicidio en el estado de Guerrero entre septiembre y diciembre de 2024, con una cifra promedio de 3.3 homicidios diarios en diciembre, la situación en Acapulco presenta características alarmantes que merecen una atención especial. En este mismo período, Acapulco reportó una reducción de homicidios de un 58.34 puntos porcentuales, sin embargo, la violencia ha repuntado en el mes de marzo, con más de 19 asesinatos.
El 9 de marzo, un chofer de la ruta Mozimba fue asesinado a balazos dentro de su unidad en el fraccionamiento Mozimba, sobre la calzada Pie de la Cuesta. Al día siguiente, una mujer checadora de la misma ruta fue asesinada cuando iniciaba su jornada laboral en la colonia Antorcha Revolucionaria. Estos crímenes desencadenaron una suspensión del servicio durante cuatro días, afectando tanto a los trabajadores como a los usuarios del transporte público.
El 13 de marzo, una conductora de la ruta Alta Progreso-Centro-Caleta también fue asesinada a tiros en la avenida Adolfo Ruiz Cortines. Posteriormente, el 22 de marzo, una mujer fue secuestrada de un taxi y asesinada a balazos, mientras que el chofer resultó herido. Este repunte de violencia culminó en protestas el 26 de marzo, cuando aproximadamente 150 choferes de las rutas de Pie de la Cuesta bloquearon la calzada por una hora para exigir el cese de los asesinatos y extorsiones que padecen. Durante esa misma jornada, fueron hallados los cuerpos de dos hombres asesinados a balazos dentro de un taxi en la colonia Revolución.
El 27 de marzo, la violencia alcanzó otro nivel trágico con el asesinato de tres taxistas en distintas colonias de Acapulco, incluyendo Vista Alegre, Progreso, y la avenida Cuauhtémoc, cerca de una clínica del IMSS-Bienestar. Al día siguiente, José Ignacio Fernández Verdiz, jefe de obra de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del municipio, fue asesinado a bordo de una camioneta oficial, un ataque que dejó además a dos personas heridas, entre ellas un menor de edad.
El 31 de marzo, un taxista de la tercera edad fue asesinado a quemarropa en pleno centro de Acapulco. Este crimen, que fue capturado por una cámara de videovigilancia, muestra cómo la violencia se ha normalizado incluso en zonas céntricas de la ciudad. Un joven con una mochila se acercó al taxista y, sin mediar palabra, le disparó a quemarropa a un metro de distancia.
Francisco Rodríguez, subsecretario de Desarrollo Político y Social del gobierno estatal, reconoció la difícil situación que enfrentan los transportistas debido al acoso y las extorsiones de los grupos delictivos. Añadió que ya se está implementando un operativo especial para dar con los responsables de los crímenes, y que los recientes ataques están relacionados con un reacomodo entre los grupos criminales que operan en el municipio, los cuales se disputan el control de las plazas y rutas de narcotráfico.
Sin embargo, esta ola de violencia no es un fenómeno nuevo. Desde principios de 2024, varios municipios de Guerrero, como Taxco de Alarcón y Chilpancingo, han sido escenario de asesinatos dirigidos principalmente a conductores de servicio público. Guerrero, clave para las economías del narcotráfico, es un estado crucial tanto para los cultivos de marihuana, amapola y coca, como para el tránsito de drogas hacia Estados Unidos. El puerto de Acapulco es una vía clave para el tráfico de cocaína que llega desde el sur del continente, lo que convierte a la región en un punto estratégico para las organizaciones criminales.
La fragmentación del crimen organizado, la presencia de diversas economías criminales y la corrupción son factores que agravan la violencia en Guerrero. En el estado operan decenas de células delictivas, resultado de la disolución de organizaciones como los Zetas y la Organización Beltrán Leyva (OBL), cuyos restos han dado lugar a nuevos grupos como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), Guerreros Unidos, los Rojos, los Ardillos, los Viagra, La Familia Michoacana y los Tequileros, que luchan por el control de territorios y rutas de narcotráfico.
Los grupos delictivos que tienen mayor presencia en Acapulco son El Cártel Jalisco Nueva Generación. Los Rusos y el Cártel Independiente de Acapulco.
En lo que va de 2024, Acapulco ha registrado 108 homicidios, muchos de ellos con extrema violencia. En enero y febrero se contabilizaron tres transportistas asesinados en cada mes. Durante marzo dejó un saldo de 44 homicidios, con un promedio de 1.3 víctimas por día. Entre los fallecidos se encuentran 11 transportistas y 8 mujeres, en una escalada de ataques contra trabajadores del transporte público.
Estos eventos reflejan la intensificación de la disputa entre los grupos criminales en la ciudad, un destino turístico clave que, lamentablemente, se ha convertido también en un campo de batalla por el control de las rutas de drogas.
Este contexto de violencia no solo afecta la seguridad de los residentes, sino también la percepción de Acapulco como destino turístico. Las autoridades estatales y federales enfrentan un reto monumental en el combate a los grupos criminales y la restauración de la paz en la región, que sigue siendo un punto de interés a nivel nacional e internacional.