El incremento nominal de ingresos en Guerrero entre 2022 y 2024 refleja que la consigna de primero los pobres, se cumple parcialmente en términos estadísticos. Sin embargo, la estructura económica del estado sigue anclada en sectores de baja productividad, con alta dependencia de transferencias y un mercado laboral que no ofrece suficientes empleos formales bien remunerados.

A pesar de que entre 2022 y 2024 los hogares de Guerrero registraron un incremento nominal de 10 por ciento en sus ingresos, la entidad sigue anclada en los últimos lugares del país junto a Chiapas en términos de ingresos promedio. El lema gubernamental de “primero los pobres” encuentra respaldo en las cifras brutas, pero la realidad demuestra que los motores de la economía guerrerense no logran impulsar un cambio estructural. Los bolsillos están perforados

Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del INEGI revelan que, si bien el ingreso corriente promedio trimestral por hogar en 2024 alcanzó los 48 mil 548 pesos —más del 10 por ciento nominal por encima de 2022— el avance real, descontando la inflación, fue de apenas 5 puntos porcentuales.

La fotografía de 2024 es prácticamente la misma que en 2018: Guerrero sigue ocupando el segundo lugar nacional con los ingresos más bajos, solo por encima de Chiapas.

En Guerrero, la principal fuente de ingresos sigue siendo el trabajo, que aporta en promedio 567.8 pesos diarios y representa 64.1% del total trimestral, equivalente a 31 mil 139 pesos. Esta cifra es 7.6 porcentual mayor que en 2022, cuando era de 28 mil 933 pesos.

En segundo lugar se encuentran las transferencias —que incluyen remesas y apoyos gubernamentales— con 23.3 puntos del total, equivalentes a 11 mil 293 pesos trimestrales. Les siguen la estimación del alquiler de la vivienda (9.5, 4 mil 615 pesos), la renta de la propiedad (3 unidades porcentuales, mil 470 pesos) y otros ingresos corrientes, que apenas suman 0.1 fracción de punto (31 pesos).

En términos diarios, las transferencias promedian 153.3 pesos, lo que confirma que buena parte de la mejora de ingresos en los hogares más pobres no proviene de un incremento productivo, sino de apoyos externos.

Entre 2022 y 2024, la inflación acumulada en México fue de 19.42 por ciento, mientras que entre 2018 y 2024 alcanzó 33 unidades. La inflación anual en 2024 cerró en 4.68 puntos, ligeramente inferior al 4.83 de 2018. Este contexto implica que el aumento nominal de ingresos se diluye considerablemente al pasar por el filtro del encarecimiento generalizado de bienes y servicios.

La desigualdad geográfica en Guerrero es marcada. En 2024, las zonas urbanas reportaron un ingreso promedio trimestral de 58 mil 881 pesos, mientras que en las zonas rurales apenas llegó a 35 mil 442 pesos.

En el desglose:

Zona urbana: trabajo (37 mil 456 pesos), transferencias (12 mil 206), alquiler de vivienda (5 mil 308), renta de propiedad (1 mil 865) y otros ingresos (47).

Zona rural: trabajo (21 mil 188 pesos), transferencias (9 mil 855), alquiler de vivienda (3 mil 522), renta de propiedad (849) y otros ingresos (7).

De acuerdo con el INEGI, el 21 por ciento de la población guerrerense vive en localidades rurales, donde las oportunidades de empleo formal y mejor remunerado son limitadas.

El grupo con mayor ingreso promedio en Guerrero son los hombres de 30 a 39 años, con 29 mil 622 pesos trimestrales. El más bajo corresponde a mujeres de 12 a 19 años, con apenas 5 mil 223 pesos.

La brecha de género es del 26.89 por ciento: mientras los hombres ganan en promedio 21 mil 863 pesos, las mujeres reciben 15 mil 983 pesos.

Entre la población de 15 a 49 años, el número de hijos influye directamente en los ingresos, especialmente en las mujeres.

Hombres: con dos hijos, 30 mil 222 pesos; con cuatro o más, 26 mil 606.

Mujeres: sin hijos, 15 mil 860 pesos; con uno, 19 mil 782; con dos, 18 mil 897; con tres, 11 mil 703; con cuatro o más, 10 mil 769.

El patrón es claro: en las mujeres, la maternidad reduce la capacidad de generar ingresos a medida que crece el número de hijos.

El ingreso guarda una relación directa con el nivel educativo. Quienes cuentan con posgrado (completo o incompleto) perciben 58 mil 907 pesos trimestrales, mientras que quienes sólo concluyeron la primaria reciben 12 mil 145 pesos.

Este contraste confirma que la educación es un factor clave para mejorar el ingreso, aunque el acceso a estudios superiores sigue siendo limitado en amplias zonas del estado.

La población que no se considera indígena o no habla lengua indígena tiene un ingreso promedio de 20 mil 390 pesos, casi 4 mil pesos más que quienes sí lo hacen (16 mil 744 pesos). La brecha étnica se superpone a las desigualdades territoriales y de género, perpetuando la marginación histórica.

Los y las guerrerenses gastan 43.3 de cada 100 pesos en alimentos, bebidas y tabaco, que se refleja en 14 mil 956 pesos durante el trimestre. El segundo rubro de mayor impacto es el transporte, con la  adquisición, mantenimiento, accesorios y servicios para vehículos; Los tres apartados con menor gasto de los guerrerenses fueron cuidados de la salud con 4.9 por ciento del total, mil 705 pesos, el vestido y calzado con 3.4 por ciento, equivalente a mil 180 pesos.

La pobreza y la desigualdad en Guerrero no sólo persisten: se reproducen a través de la geografía rural, la brecha de género, la maternidad temprana, la desigualdad educativa y la marginación étnica. Mientras estas condiciones no se transformen de fondo, el avance seguirá siendo más un reflejo contable que un cambio real en la calidad de vida.