La presidenta presume que no hay impunidad en su gobierno, pero sí la hay y seguirá existiendo. Está obligada a proteger la mafia que construyó su padre político y a quien le debe el poder.
Tan es así que, cuando se dio a conocer un supuesto amparo a favor de Andy y Gonzalo López Beltrán, se apuró a deslindar a López Obrador y a sus hijos de tener vínculos con la red de huachicol.
Sheinbaum podría haber evitado decir lo que dijo, pero se sintió obligada a pagar su deuda. Ella proviene de ese grupo. Su cuna política es esa. No puede llevar a la cárcel a los principales operadores de una red delictiva que utilizó el tráfico de combustible y a los cárteles del narcotráfico para financiar el “primer” y “segundo piso” de la “Cuarta Transformación”.
La presidenta no puede ser más agresiva contra los cárteles como se lo exige Estados Unidos. Tendría que ordenar vincular a proceso a la mafia del obradorato, a cuatro o cinco gobernadores, a la “mafia tabasqueña” y a los juniors del expresidente.
Tan no está dispuesta a ordenar la aplicación de la ley que, desde el “púlpito mañanero”, criticó el linchamiento mediático en contra del senador y hermano del hombre de Palenque. Ya lo puso a salvo cuando dijo que “el liderazgo de Adán Augusto es sólido” y que no se le investigará.
Cuando Trump afirma que la Presidenta de México no combate a los cárteles porque les tiene miedo, no miente. Le tiene miedo, pavor, a López Obrador.
Sheinbaum está impedida para defender los intereses de la nación. No puede cumplir con su obligación constitucional más importante: defender a México. Está atada a la deuda política con López Obrador.
Con la trama del huachicol se levantó el telón. Ya sabemos qué es la 4T y para qué se inventó. Es el diseño de un plan de asalto, un subterfugio que utilizó la defensa de los más pobres y la lucha contra la corrupción para crear un gobierno mafioso al margen del Estado.
El huachicol ha destruido los cimientos morales y políticos de Morena. Podrán seguir ganando elecciones, pero a un costo político y económico cada vez más alto para la nación.
Cuando una dictadura está en riesgo de perder el poder, más reprime y cercena la democracia. Eso explica la reforma a la Ley de Amparo enviada por Sheinbaum al Congreso, una prueba más del talante autoritario del régimen. Busca impedir que los ciudadanos se defiendan contra los abusos y excesos de la mafia.
La gran misión de Sheinbaum no es castigar a los responsables del huachicol, sino garantizar la sobrevivencia política de la camorra.
Y la sobrevivencia del régimen pasa por dejar viva a la mafia huachicolera para que siga financiando elecciones y garantizar la permanencia de Morena en el poder.
@PagesBeatriz
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