Cuando discutía con Miguel Eduardo Valle, el borrador de su libro El Segundo Disparo (Océano, 1995, México) nunca pensé que ocurriría lo que dice la nota principal de Reforma del 10 septiembre 2025: “Opera para CJNG la red de marinos”, “todo se articuló en torno a los hermanos y jefes navales Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna”, sobrinos del Secretario de la Marina del gobierno de AMLO Rafael Ojeda Guzmán.

Qué ocurrió para llegar a tener a los más altos de la Secretaría de la Marina operando para el cartel Jalisco Nueva Generación. Es La punta del iceberg. Se conocen otros casos semejantes, como el de la oficina de la presidencia dirigida por Alfonso Romo lavando dinero del crimen organizado, el caso de Adán Augusto López ex gobernador de Tabasco, ex secretario de Gobernación y Jefe de MORENA en el Senado, amigo íntimo de AMLO, cuyo Secretario de Seguridad  Hernán Bermúdez jefe del Cártel La Barredora, fue denunciado por Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Pública del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, como jefe del Cártel La Barredora. Y se encuentra prófugo.

Solamente estos tres casos de vinculación de altos mandos militares y políticos del gobierno de la Cuarta Transformación, exhiben una verdadera cadena digna de ser considerada como narcodemocracia mexicana, como lo escribió mi querido amigo Valle hace más de treinta años.

La conducta esquizofrénica del gobierno de Claudia Sheinbaum da pie a todo tipo de especulaciones.

Sí el secretario de Marina está implicado con sus sobrinos, subordinados al CJNG, la lógica indica que la presidenta no debe protegerlo, por una elemental consideración, es imposible que no estuviese enterado de las relaciones de sus parientes con ese Cártel, si no lo sabía es peor

Pero ese problema es irrelevante, dado que sí el Secretario de Marina es protegido, de manera casi automática, la responsabilidad de esa operación que implicó a altos funcionarios del Estado, solamente pudo haberse realizado con el conocimiento del presidente AMLO.

Varias columnas de gargantas profundas afirman que en la reunión con el jefe del Departamento de Estados Unidos, Marco Rubio, de origen cubano (gusano para la izquierda castrista) con la presidenta Claudia Sheinbaum el tema central no fueron las cuestiones arancelarias o las vinculadas al revisión del TMEC, sino las relacionadas con los narcos, terroristas para el gobierno de Estados Unidos, es imposible saberlo, pero en este asunto de los suicidios, muertes y demás casualidades, la más  importante es que todo el tema del asunto Marina-CJNG se destapó, precisamente después de la reunión Rubio-Sheinbaum.

Conviene recordar el caso Ochoa en Cuba. Donde se hizo un escandaloso “juicio” al General Arnaldo Ochoa General del MININ, Ministerio del Interior, el Coronel Antonio de la Guardia y el capitán de las FAR que fueron ejecutados el 13 de junio 1989 por su supuesta participación y operación de narcotráfico con el Cartel de Medellín. En realidad, fueron los chivos expiatorios para calmar a los gringos que habían descubierto toda una red promovida por el mismo Fidel Castro y ante eso optaron por sacrificar a Ochoa, de paso Castro se libró de un General con mucho prestigio por su papel, en combate, en la Guerra de Angola.

A veces la historia se repite unas veces como tragedia y otras como comedia, frase de Hegel, estamos ante una puesta en escena de una gran comedia, donde el gobierno de Claudia Sheinbaum tiene poco margen para responder a las presiones Washington, quizá eso esté detrás de los procesos a los marinos.

¿Donald Trump quedará satisfecho con estos peones sacrificados o se trata de un jaque al Rey?