La reciente visita de Luisa María Alcalde Luján, presidenta del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, a Guerrero dejó al descubierto las fisuras internas del partido guinda en un momento crucial: el inicio informal de la carrera por la candidatura al gobierno estatal en 2027. Pese a los discursos de unidad, la realidad refleja una lucha soterrada entre distintos grupos y liderazgos que, lejos de consolidar un frente común, disputan abiertamente el control del partido y su futuro rumbo electoral.

Durante su estancia en Chilpancingo, Alcalde Luján encabezó la inauguración de la nueva sede estatal de Morena y del auditorio que lleva el nombre de Andrés Manuel López Obrador, en una decisión simbólicamente contradictoria: el propio expresidente ha expresado en múltiples ocasiones su rechazo a que inmuebles o espacios públicos lleven su nombre. Este hecho, más allá de una anécdota, revela las tensiones entre el discurso fundacional de austeridad y humildad del movimiento, y las prácticas políticas que persisten en su interior.

En su mensaje a la militancia, la dirigente nacional insistió en que la unidad del partido está garantizada, “con o sin la participación de los liderazgos actuales en la boleta electoral de 2027”, asegurando que “el proyecto está por encima de intereses personales”. Sin embargo, sus palabras contrastan con el escenario real: una carrera adelantada entre aspirantes que, a través de pintas, redes sociales, encuestas propias y espectaculares, buscan posicionarse antes de que el proceso formal arranque.

Uno de los puntos más sensibles que abordó fue la aplicación de los nuevos lineamientos aprobados por el Consejo Nacional de Morena el pasado 4 de mayo, que prohíben la reelección y el nepotismo desde las próximas elecciones, adelantando su aplicación para 2027 y no hasta 2030 como establece la ley electoral federal. Alcalde Luján subrayó que dichos acuerdos deben cumplirse y que quien desee aspirar a un cargo público debe apegarse a estos principios.

Pese a ese mensaje de renovación, la propia dirigente dejó abierta la puerta a figuras como Félix Salgado Macedonio, al afirmar que “tenemos Félix para rato, como él mismo lo ha dicho”. Aunque Salgado no podría participar en 2027 por los nuevos lineamientos, su influencia y protagonismo siguen marcando el pulso interno del partido en Guerrero. Esta dualidad —llamar a cerrar el paso al nepotismo y al mismo tiempo mantener vigentes a caudillos locales— expone la ambigüedad del liderazgo morenista.

Sobre los aspirantes que ya se promocionan, Alcalde señaló que levantar la mano es válido, pero llamó a evitar el uso excesivo de recursos y centrarse en el trabajo territorial. “Aquí no hay tapaditos”, dijo, pero también advirtió que quien quiera ser candidato debe respetar la ley electoral. El mensaje, aunque claro en la forma, no detuvo la especulación sobre quiénes ya se están moviendo con ventaja —ni mucho menos las tensiones entre grupos locales.

Uno de los momentos más reveladores ocurrió cuando se le preguntó si “la voz del pueblo” podría estar por encima de los estatutos del partido, aludiendo a las constantes declaraciones del senador Félix Salgado, quien ha dicho que será “el pueblo” quien lo postule nuevamente. La respuesta de Alcalde fue tajante: “los estatutos de Morena son los que rigen la definición de candidaturas”. No obstante, la propia historia del partido ha demostrado que en más de una ocasión, los estatutos ceden ante las presiones de liderazgos con capital político.

Otro tema espinoso fue el de Abelina López Rodríguez, alcaldesa de Acapulco, quien enfrenta observaciones de la Auditoría Superior del Estado por no comprobar el uso de 898 millones de pesos de presupuesto federal. Aunque no abundó en el tema, la mención de su caso evidenció las debilidades en la gestión de algunos gobiernos municipales morenistas y la falta de una respuesta contundente del partido ante señalamientos de corrupción.

Tampoco pasó desapercibida la permanencia de Jacinto González Varona, en la actual dirigencia estatal de Morena, el cual enfrenta una denuncia ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) por presunta promoción anticipada. La presidenta del CEN dijo desconocer el caso, pero señaló que será la CNHJ quien determine el curso de esa controversia. Este punto resalta una vez más las contradicciones entre el discurso de orden y legalidad interna, y la realidad de un partido donde los liderazgos locales operan con autonomía e intereses propios.

En relación con la integración de nuevos cuadros, como Sofío Ramírez o Mario Moreno Arcos —ambos con pasado priista—, Alcalde Luján reiteró que Morena es un partido de puertas abiertas, aunque advirtió que “no todas las sumas suman”, una frase que refleja la creciente preocupación por las contradicciones ideológicas al incorporar perfiles ajenos a la izquierda o con antecedentes polémicos.

Durante su visita, la presidenta del CEN también sostuvo reuniones privadas con estructuras territoriales del partido y con el equipo estatal de afiliación, en el arranque del proceso para conformar 2 mil 700 Comités Seccionales en Guerrero. Se pidió a los alcaldes morenistas destinar un día a la semana para escuchar a la ciudadanía, y enfocar el presupuesto municipal en obras prioritarias como drenaje, alumbrado y calles. Una apuesta por reforzar la cercanía con la base social, en un momento en que el partido necesita cohesionar fuerzas desde abajo.

La gira de Luisa María Alcalde por Guerrero dejó más preguntas que certezas. Si bien intentó transmitir un mensaje de unidad y apego a principios, las pugnas internas, las disputas anticipadas por la candidatura y la falta de coherencia entre discurso y acción revelan una fractura creciente. Morena se enfrenta así a su mayor reto rumbo a 2027: evitar que las luchas internas desgasten su capital político en uno de los estados clave para su consolidación territorial.