Los paleros de Palacio acomodaran la pregunta para que la Presidenta criticara el relanzamiento del PAN: “Es el mismo lugar, con la misma gente…”.
Si a esas vamos, los rostros de Morena también son los mismos. La diferencia es que los integrantes del partido en el poder ya forman parte de un organigrama conocido como el cártel de Macuspana, coludido con el crimen organizado y dedicado al tráfico de combustible.
Acción Nacional evitó en su relanzamiento tocar la vinculación del régimen morenista con la delincuencia, cuando ese es precisamente su talón de Aquiles.
Los dardos de la oposición deben dirigirse a exhibir las actividades ilícitas de un partido que ya no tiene ninguna legitimidad política, ni moral para seguir gobernando al país.
“Morena es el enemigo de México”, ese debe ser el lema de combate. Pero, mientras la oposición siga recurriendo a la ambigüedad y al discurso “decente”, a lo que llaman “ser una oposición responsable” para evitar definirse, los electores van a seguir pensando que el partido de López Obrador es la única opción de cambio.
Manuel Gómez Morín, el fundador del PAN era un norteño sin tapujos. ¿Qué habría dicho y hecho con los narcopolíticos de la 4T? Se antoja que no le habría perdonado a Morena poner a México de rodillas frente al crimen organizado.
Como visionario habría optado por colocar a su partido a la cabeza de una gran alianza nacional para poner a salvo al país.
El estribillo de “ninguna sigla estará ya por encima del PAN” o “se acabaron las alianzas” suena muy bien en los oídos de los panistas más dogmáticos, pero no así a una nación que necesita de todo y de todos para romperle los pies a un proyecto que busca convertirse en una narcodictadura.
La oposición no debe perder el foco, ni la dimensión de lo que hoy está en juego. Hoy lo importante no es solo si el PAN o el PRI obtienen más votos. Si las siglas de uno están por encima del otro. Lo verdaderamente estratégico es: no seguir perdiendo a México.
No hay lugar para titubeos. El objetivo en las elecciones de 2027 es impedir que Morena se quede otra vez con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Es destruir su capacidad y voluntad para que la oposición pueda tener en las elecciones presidenciales de 2030 una ventaja decisiva.
Quitar el control del Congreso a Morena es hoy una misión de guerra. Significa impedir que en la segunda parte del mandato de Sheinbaum inventen una Constitución que los amarre al poder de por vida.
Manuel Gómez Morín tenía una frase: “Hay que mover las almas”. Y aquí la gran pregunta: ¿Quién le está hablando a México? Los panistas le hablan a los panistas. Los priistas a los priistas. Los emecistas a los suyos.
Es decisivo que los partidos vayan juntos en la construcción de una plataforma de unidad con todos los sectores de la sociedad –con las víctimas de la 4T– para –a 20 meses de la elección intermedia– unificar discursos, estrategias, en contra de un narco partido que debe ser identificado por el electorado como símbolo de la destrucción de México.
Mientras Morena mantiene una alianza cínica con los cárteles, la oposición pone remilgos, hace fuchi a una alianza superior para rescatar al Estado mexicano de Morena y del narco poder.
Gómez Morín condenó, en su momento, la corrupción política y la degradación moral, el despotismo y la destrucción de las instituciones democráticas, la deshonestidad y la borrachera de poder. Lo hizo sin cobardía, sin medias tintas y eso, es lo que México exige hoy a quienes se ostentan como herederos de su pensamiento.
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