Europa no quiere aprender de América Latina
Joaquín Pérez Sánchez
Las protestas en Grecia se recrudecen y la caótica situación económica hace que muchos recuerden la década perdida en América Latina, pero al parecer los europeos no quieren aprender de la experiencia latina, por el contrario siguen retrasando lo inevitable: la suspensión de pagos.
El fracaso del rescate económico en Grecia no da para más, fue llevado a cabo con los mismos métodos con que se generó la crisis y ahora, los principales acreedores de la deuda griega (los bancos alemanes y franceses) saben que la mayoría de esa deuda es “tóxica” es decir impagable o incobrable.
La deuda griega representa aproximadamente el 160 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), el doble de lo que alcanzó México en 1982 (80 por ciento del PIB), cuando declaró que no podía pagar y provocó uno de los más graves fenómenos económicos de América Latina bautizado como la década perdida.
Durante esa década no sólo fue México el país afectado por la recesión, también las economías más fuertes del continente como Brasil, Argentina y Venezuela, así como Chile, siguieron los mismos pasos.
Todos esos países siguieron al pie de la letra las “recomendaciones” de las instituciones financieras internacionales y aplicaron duros programas de choque y posteriormente las recetas neoliberales que generaron la gran fantasía del crecimiento. Una década después, cuando los gurús de la economía neoliberal auguraban escenarios increíbles de crecimiento económico, a finales de la década de los noventa, una nueva crisis económica volvió a ponernos de frente con la dura realidad.
Desde inicios del nuevo siglo, las cosas en América Latina han seguido caminos distintos, mientras países como México optaron por la reestructuración de sus deudas, tal como lo hace ahora Grecia, otros rompieron con los organismos internacionales y decidieron hacer una limpia doméstica, como el caso argentino.
La región latinoamericana ha sido sacudida muchas veces con las crisis cíclicas del sistema dominante, pero ha sido hasta esta década cuando estas crisis han generado importantes movimientos sociales que finalmente han llevado al poder a nuevos actores más comprometidos con lo que pasa en la “economía real”. Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela, Uruguay, entre otros, han sido países donde las condiciones económicas han provocado cambios políticos y éstos han generado nuevas condiciones económicas.
Europa se encuentra ahora ante la disyuntiva de aprender de lo sucedido en América Latina o forzar la máquina y hacerla reventar, lo cual podría acabar con la famosa integración europea. Grecia es la punta de la madeja ahora, pero Portugal, España e Italia están en la mira.