Joaquín Pérez Sánchez

Se inició en Estados Unidos el juicio militar contra el soldado estadounidense Bradley Manning, acusado de filtrar miles de documentos clasificados de los servicios de inteligencia del país más poderoso del orbe, al portal de noticias WikiLeaks. En los hechos, el juicio representa el intento por acallar las voces de quienes desafían el escenario de abuso y barbarie impuesto por el poder planetario.

Tres años después de haber sido detenido en Irak, el analista de inteligencia del ejército norteamericano, de 25 años de edad, es llevado ante una corte marcial en Fort Made (Maryland), muy cerca de Washington, acusado de filtrar más de 700 mil informes clasificados del ejército estadunidense. Entre los documentos entregados se encuentran informes militares, incluidos videos, sobre Irak y Afganistán, así como, alrededor de 250 mil cables diplomáticos del gobierno estadounidense. La mayor filtración en la historia de Estados Unidos.

Entre las filtraciones más importantes en el portal WikiLeakes, se encuentra el video del ataque aéreo en Bagdad el 12 de julio de 2007, a un grupo que incluía civiles y los registros o “diarios de guerra” de Afganistán y de Irak, que evidencian delitos que no han sido resueltos por el gobierno estadounidense.

En febrero pasado, Manning se declaró culpable de 11 de los 22 delitos que se le imputan y, de acuerdo con su abogado, David Coombs, esta estrategia le permitiría a su defendido, optar por una pena máxima de 20 años. Sin embargo, ello depende del éxito o fracaso de la defensa jurídica.

En los hechos, Manning enfrenta dos cargos que podían derivar en una “cadena perpetua”, uno es el de “colaborador con el enemigo” y el otro, la violación de la Ley de Espionaje de 1917.

Para muchos estadunidenses, Manning es un traidor, pero también para muchos es un “héroe” que se atrevió a desafiar el poder militar. El juicio durará varios meses y pese al exceso de falta de información con el que se ha manejado este proceso, será seguido con mucha atención, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Ahora, tras tres años de detención, nueve meses de aislamiento en una prisión militar, sometido a condiciones de aislamiento, tratos inhumanos y degradantes, el joven soldado enfrenta un juicio que sentará precedente. Un caso único que tendrá repercusiones globales.