Joaquín Pérez Sánchez

El caso del ex técnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Edward Snowden, que filtró al mundo el espionaje masivo realizado por los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, alcanza nuevas dimensiones, recordando la época de la Guerra Fría, pero las condiciones no son las mismas. Ya no existen dos potencias todopoderosas, ahora emerge un mundo multipolar, donde nuevos actores juegan papeles importantes, tal es el caso de Ecuador.

Snowden, de 29 años, ex técnico de la CIA y ex “consultor” para la Agencia Nacional de Inteligencia estadounidense (NSA por sus siglas en inglés), reveló el pasado 9 de junio, en Hong Kong, que él es el responsable de la filtración a la prensa, de la información sobre los programas de espionaje masivo que realiza el gobierno estadounidense y el Reino Unido.

La información que fue publicada por los diarios The Guardian y The Washington Post, revela la existencia de programas de espionaje que operan, tanto en la red telefónica en Estados Unidos, como en los servidores de las principales compañías de Internet, tales como Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple.

De esta manera, poco a poco se ha ido conociendo cómo la CIA y la NSA, a través de estos programas, acceden directamente, sin mediación legal transparente, a los datos de millones de personas, con el sencillo argumento de la lucha contra el “terrorismo”.

El escándalo generado puso contra las cuerdas al gobierno estadounidense que, al igual que con las revelaciones del portal WikiLeaks, trató de minimizar los hechos y enfocó sus baterías para tratar de capturar a la fuente, en este caso Snowden.

El propio mandatario estadounidense, Barack Obama, durante una rápida visita oficial a Alemania, el pasado 19 de junio, “explicó” a la canciller alemana, Angela Merkel, cómo actúa el programa de espionaje cibernético PRISM develado por Snowden y aseguró que gracias a éste fueron prevenidos exitosamente 50 ataques terroristas.

En este contexto, mientras el gobierno de Estados Unidos busca realizar un control de daños, también quiere la captura del ex asesor de la CIA, por lo que, primero lo acusó de robo, espionaje y filtración y posteriormente demandó su extradición al gobierno chino, el pasado 22 de junio. Sin embargo, un día después, Snowden abandonó Hong Kong en un vuelo comercial a Moscú, pero antes reveló a la prensa china el espionaje estadounidense a su país y sus instituciones.

Al cierre de este material, el gobierno ecuatoriano confirmó que Snowden solicitó asilo y que estudian el caso. Además, el portal WikiLeaks, también reveló que apoya y asesora al autor de las revelaciones y le busca un traslado seguro a un país que le brinde asilo.

Un dato que llama la atención es la globalidad que ha alcanzado este caso, ya que mientras en Nueva Delhi, el senador estadounidense, John Kerry, advirtió de posibles represalias a los gobiernos de China y de Rusia, por su involucramiento, en Vietnam, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, informó que su gobierno analiza otorgar asilo político a Snowden, quien “se ve perseguido por quienes deben dar explicaciones”.

Como si fuera intriga de una novela de espías, el caso Snowden ha subido de tono el enfrentamiento geopolítico, sólo que ahora no es sólo Estados Unidos y la ex Unión Soviética, ahora el gigante chino juega sus cartas y un país como Ecuador, irrumpe como un actor central.

La información es abrumadora y como casi siempre, oscurece la esencia del problema, los evidentes delitos de Estado que se han cometido y se intenta acallar a quienes han osado revelarlos, tanto el soldado Bradley Manning, como Julian Assange y ahora Edward Snowden.