Joaquín Pérez Sánchez

A menos de un mes de que se realicen las elecciones generales en Alemania, las encuestas auguran el triunfo de la coalición que encabeza la canciller Angela Merkel, pero el alto porcentaje de abstención que se revela y el creciente aumento mediático de temas clave como el espionaje y el frágil entorno económico europeo, hacen que el escenario se caliente.

Los números económicos de la mayor potencia económica europea han mejorado en los dos últimos trimestres, según se puede interpretar. Por ejemplo, la Agencia Europea de Estadística (Eurostat), informó que la eurozona “creció 0.3 por ciento en el segundo trimestre del año, impulsada inequívocamente por las economías alemana y francesa.”

Alemania, el principal motor de la economía europea, creció 0.7 por ciento en el segundo trimestre, con lo cual abandonó oficialmente la recesión. El desempleo se mantiene por debajo del 9 por ciento y su deuda pública debajo del tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Aunado a ello, su plataforma exportadora sigue dominando, mantienen control sobre la banca y su mercado de bienes raíces. Es decir, dentro del actual modelo neoliberal, la máquina germana se desempeña favorablemente, pero a un costo político demencial.

Mientras el modelo estabiliza Alemania, y en menor medida a Francia, el resto de los países de la eurozona sigue hundido en la recesión. En España, el PIB cayó 0.5 por ciento en el primer trimestre y 0.1 por ciento en el segundo, su deuda pública superó el 90 por ciento del PIB y los créditos de los bancos alcanzaron el 11.6 por ciento en junio.

Irlanda y Lituania, países que también han acatado las recetas de la Troika, han perdido el 20 por ciento de sus empleos y han aumentado el déficit público.

Es este contexto el que irrumpe en las elecciones germanas ya que ahora empieza a circular la información de que Grecia muy probablemente necesite un “(tercer) rescate económico”. Además, las revelaciones sobre las actividades de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés) en Alemania y Europa, también pesan en el ánimo de los electores.

De hecho, al cierre de este material el semanario alemán Der Spiegel, con base en información proporcionada por el ex analista de la CIA, Edward Snowden, reveló que la NSA espió a representantes europeos en Washington y Nueva York.

El rival de Merkel, el candidato socialdemócrata a la jefatura del gobierno alemán, Peer Steinbruck, aseguró que si sale triunfador en los próximos comicios del 22 de septiembre, suspenderá las negociaciones de un tratado de libre comercio entre Alemania y Estados Unidos, hasta que no se esclarezcan las “versiones” sobre el mega espionaje.

Una de las últimas encuestas, la del Instituto Emnid, indicaba que la Unión Democrática y Socialdemócrata de Merkel, junto con los liberales del FDP, alcanzarían entre el 45 y el 47 por ciento de los votos. Mientras que los partidos opositores alcanzarían menos del 43 por ciento. Sin embargo, faltan tres semanas y un buen porcentaje de indecisos o posibles abstencionistas. Espionaje y economía europea se convierten en los temas candentes y finales que definirán el escenario electoral alemán. Para muchos analistas europeos, las elecciones alemanas de septiembre son “la primera vuelta de las elecciones europeas” que se llevarán a cabo en mayo del 2014.