ECONOMÍA POLÍTICA

Defender las ganancias empresariales

Magdalena Galindo

Por supuesto que el cierre o shutdown del gobierno de Estados Unidos  obedece a la intransigencia y notoria irresponsabilidad de los congresistas republicanos que se ubican en la ultraderecha agrupada en el Tea Party. Sin embargo, el fenómeno tiene raíces más profundas que se vinculan con la crisis estructural del capitalismo y con la estrategia del gran capital para enfrentarla.

Para decirlo rápidamente, la causa última de esta crisis estructural que ya dura más de cuarenta años, es la caída de la tasa de ganancia, debido a que los mecanismos que se habían venido utilizando durante los cincuentas y los sesentas perdieron eficacia para seguir impulsando la tasa de ganancia. Entre estos mecanismos que dejaron de servir o, más exactamente, intensificaron otros problemas como la inflación, están precisamente el gasto gubernamental y la utilización del crédito para impulsar la economía y en particular la tasa de ganancia y la acumulación de capital.

No obstante, paradójicamente, al estallar la crisis, la gran burguesía internacional no puede abandonar estos mecanismos y, al contrario, lo que hace es poner el acelerador tanto en el gasto público, como en la expansión del crédito. Así se llega a las crisis de la deuda, por ejemplo la de América Latina en los años ochenta, y a las crisis financieras que se reiteran a lo largo de las últimas décadas.

Lejos de ser la excepción, Estados Unidos es el país que más ha recurrido a estos mecanismos, de modo que su déficit presupuestal ha sido enorme y creciente durante los últimos cuarenta años, y del mismo modo, la deuda de ese país es la mayor del mundo. En cuanto al gasto público, es sabido que constituye la palanca más importante para impulsar la economía y ésa es la función general que ha cumplido en estas décadas, pero además, se han utilizado gigantescos montos para el salvamento de las grandes corporaciones en peligro de quiebra, como las del sector financiero a partir de la crisis de 2008. Desde luego que la ultraderecha –que allá como aquí se desvive por los empresarios- nunca protestó por los cientos de miles de millones dedicados a apoyar a los capitalistas, pero en cambio ha llegado hasta provocar el cierre parcial del gobierno, porque se opone al gasto dedicado a la salud que serviría para poner en funciones la ley propuesta por Obama, aprobada por el Congreso y ratificada por la Suprema Corte de ese país, desde 2010.

Para financiar el gasto público, y con él apoyar la tasa de ganancia de los capitalistas, allá, como en casi todo el mundo, se ha recurrido a los créditos. Y ahí, como le pasa a todo deudor, y con mayor razón cuando la deuda alcanza los estratosféricos montos de la estadounidense, llega un momento en que, para no declararse en cese de pagos, hay que solicitar nuevos créditos a fin de poder cumplir con los intereses y las amortizaciones de los anteriores. A este mecanismo se le ha llamado la huída hacia adelante. Pero ahora, los republicanos están utilizando este problema como arma de presión contra Obama, pues el Congreso tiene que aprobar la ampliación del “techo” del nuevo endeudamiento, y por si fuera poco el cierre parcial del gobierno, ahora amenazan con no aprobar la ampliación de los nuevos créditos, con lo cual Estados Unidos tendría que declararse en cesación de pagos por primera vez en su historia, lo cual no sólo afectaría a los propios Estados Unidos, sino al mundo en su conjunto. La derecha, en verdad, no tiene límites cuando se trata de defender los intereses de la burguesía.