Joaquín Pérez Sánchez

La crisis económica y la imposición del modelo neoliberal que busca desmantelar el “estado de bienestar” europeo, avanza utilizando el miedo y la inseguridad para paralizar a la población e imponer con minorías gobiernos xenófobos. La ultraderecha en Francia ganó nuevamente en las urnas y amenaza con cambiar el panorama político de ese país en las elecciones del año próximo.

El pasado domingo 13 de octubre se llevaron a cabo elecciones cantonales de segunda vuelta, en la localidad de Brignoles, al sureste de Francia, en las cuales resultó ganador, Laurent López, candidato del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN), quien se impuso a la candidata, Catherine Delzers, del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), quien era apoyada incluso por la izquierda local.

El candidato de la ultraderecha se impuso con el 53.9 por ciento de los votos, por 46.7 de su contrincante, logrando el segundo cantón para esa organización ultranacionalista. Es importante destacar que el abstencionismo alcanzó más del 66 por ciento, lo que muestra el desencanto de la mayoría.

Aunque la elección era en una población muy pequeña (cerca de 17 mil habitantes), el hecho cobró fuerza mediática, ya que las encuestas reflejan un crecimiento importante del FN, incluso, según algunos sondeos, si se realizaran elecciones generales en este momento, la agrupación que encabeza, Marine Le Pen, podría superar a los partidos tradicionales, el UMP y el Partido Socialista (PS) actualmente en el gobierno.

El descontento social por la crisis, el desempleo, la inseguridad y el miedo a los migrantes, han servido como catalizador para la extrema derecha que utiliza este contexto para elaborar un discurso político “antisistema”, “antieuropeo”, ultra nacionalista que promete una “Francia para los franceses”.

En realidad es un discurso viejo y xenófobo, sólo que ahora disfrazado con un lenguaje populista que penetra sobre todo en la clase media francesa, que ya no distingue entre izquierda y derecha, ya que la política económica es la misma y les ha golpeado severamente.

En este contexto, la ultraderecha aprovecha el descontento por la austeridad económica impuesta por el modelo neoliberal europeo, y se enfoca en un discurso nacionalista en contra de la migración y las “élites” políticas, las cuales, según su visión propagandística, han sumido a Francia en la austeridad y el desempleo.

Faltan seis meses para las elecciones municipales y europarlamentarias en 2014 y el escenario económico poco podrá variar, es decir, crecimiento cero o casi cero, desempleo imbatible, continuación de medidas austeras y de los procesos de migración, en síntesis, todos los ingredientes para que la ultraderecha explote a su favor los comicios, sobre todo si el abstencionismo sigue creciendo y si la izquierda sigue sin poder elaborar una alternativa.