CUESTA ABAJO
Privatizar ¿para qué?/III y última
Guillermo García Oropeza
Aunque oficialmente se niegue, está muy vivo el rumor de que la eterna derecha mexicana —curas y empresarios— quiere, primero, acabar con la educación laica y liquidar el artículo tercero y comenzar a privatizar la educación, siguiendo la manía privatizadora del neoliberalismo internacional, un panorama que encontramos ominoso, gravísimo; y que nos presenta interesantes cuestiones como: ¿puede la Iglesia católica proveer la legión de curas, monjas, religiosos, ilustrados legos que se requerirían para dar adecuada educación confesional a no sé cuántos millones de niños que atestan las escuelas públicas?
Digo esto porque sé de buena tinta que los religiosos enseñantes son una especie en gravísima extinción, y doy como ejemplo el caso de los Petits Freres de Marie, esos maristas que me mal educaron y que allá en mi niñez eran una pujante, creciente y rica congregación a cuyas escuelas iba un abundante contingente de niños de una clase media que iba para arriba.
Los maristas tenían colegios por todas las ciudades importantes del país y sus casas de formación (me consta por experiencia personal) rebosaban de vocaciones. Pues si bien es cierto que los colegios maristas son todavía enormes y tienen una gran demanda, los Hermanitos se acabaron, y suerte tiene un colegio para que el director por lo menos sea marista.
Y creo que esto sucede por todos los rumbos de la Iglesia, la cual —lástima— llega tarde en la historia mexicana de la educación cuando, además, una infinidad de padres de familia protestantes, evangélicos o como los queramos llamar protestaría, con toda razón, porque a sus hijos quisieran indoctrinarlos con las pérfidas enseñanzas de la Mujer Escarlata, del papismo, vamos, como dirían muchos de ellos, ¿se quiere echar el Estado mexicano ese trompo a la uña?
Y ahora, por lo que respecta a la educación privada, papista o no, ese conjunto variopinto que incluiría instituciones serias como el Tec original de Monterrey merece un análisis, una investigación seria y objetiva que daría, seguramente, resultados muy contrastantes entre las universidades y tecnológicos de élite o media élite (pienso en el ITAM o en la Ibero), sea cual sea su ideología, su grado de neoliberalismo y toda la revoltura —diríamos los de por aquí— de instituciones improvisadas, tramposas, ignorantes, planteadas como inmorales negocios que han abaratado la educación superior y con quién sabe qué control por parte del Estado.
Y muchos de estos negocios han proliferado porque un rector-cacique (no names, please) redujo el número de admitidos en la universidad pública y más o menos seria para que los miles de rechazados cayeran en las universidades patito en donde, a la mejor, dicen por ahí, el Señor Rector era socio. México lindo, no tienes límite…