Joaquín Pérez Sánchez
Poco a poco y gracias a las filtraciones realizadas por Edward Snowden, ex consultor de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés), se va conociendo el detalle y la magnitud del espionaje cibernético practicado por el gobierno norteamericano, a diestra y siniestra. Francia no ha sido excepción y ahora su gobierno también exige explicaciones.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, anunció la convocatoria “inmediata” del embajador estadounidense en su país, para demandar explicaciones por el espionaje, tras la publicación de un reportaje periodístico publicado en el influyente matutino Le Monde, el pasado 21 de octubre.
En realidad Francia, junto con Alemania, Reino Unido, Austria, Polonia y Bélgica, entre otras naciones europeas, conocían desde hace meses el espionaje estadounidense, pero las reacciones oficiales fueron muy débiles.
Sin embargo, en esta ocasión, el reportaje periodístico rebeló algunos de los detalles sobre cómo la NSA interceptó millones de llamadas telefónicas en Francia, que van desde ciudadanos comunes, hasta dirigentes políticos, pasando por funcionarios del gobierno, empresarios, militantes de partidos, entre otros.
De acuerdo con la información del diario francés, sólo del 10 de diciembre del 2012 al 8 de enero del 2013, la NSA grabó más de 70 millones de conversaciones telefónicas, sin contar el seguimiento de los mensajes de texto entre aparatos celulares (Short Message Service), conocidos popularmente como SMS.
Es de tal magnitud el espionaje que el Ministro del Interior francés, Manuel Valls, cuestionado por los medios de comunicación, calificó como “chocantes” las revelaciones y consideró “inaceptable” que un país amigo, “aliado”, un “socio”, realice este tipo de prácticas, por lo que demandó “explicaciones claras”.
Las revelaciones proporcionadas por Snowden, muestran paso a paso, lo que es evidente en este sistema de espionaje, que está diseñado para extraer toda la información posible de cualquier fuente, no importa si es aliado o enemigo, si es inteligencia contra el terrorismo o de mercado.
La soberanía y la independencia política, ahora pasan a ser digitales, pero, como demuestra hasta el momento las revelaciones sobre el espionaje estadounidense, la dependencia tecnológica hace vulnerable a la mayoría de las naciones. Países supuestamente poderosos en materia de tecnología como Alemania, Reino Unido o Francia, ahora se muestran tan dependientes e inermes ante la magnitud del espionaje digital practicado por su socio y aliado estadounidense. Qué se puede esperar de otros países del orbe, donde la brecha tecnológica y de conocimiento digital es enorme.
No obstante, las filtraciones de Snowden, a través de las publicaciones periodísticas, están obligando a los gobiernos a modificar sus posturas y exigir la democratización de la información, la transparencia y la legislación de la nueva era tecnológica. Francia tuvo que dar una respuesta porque su sociedad se la exige.