Enciclopedia de México, el mejor monumento a José Rogelio Alvarez

Guillermo García Oropeza

(Segunda y última parte)

La muerte de José Rogelio Alvarez dejó a la cultura mexicana sin uno de sus más interesantes personajes. Este jalisciense formado en la Universidad Nacional y presente en múltiples actividades diferentes tanto en el sector público como en la empresa, sobresalió en todo lo que hizo.
Recordábamos su papel en el mitológico período de gobierno de Agustín Yáñez en Jalisco cuando José Rogelio se lanzó a estudiar y descubrir todos los rumbos del estado, especialmente la costa que se había mantenido al margen de la vida nacional. Y la experiencia de adelantado de la costa se vio reflejado años después en el libro Guadalajara y sus caminos al mar que alguna vez coautoreamos y que está permeado de su admiración por esas tierras pródigas y luminosas.
Pero la obra que culminó y sumó todas las inquietudes de José Rogelio fue la Enciclopedia de México que aunque no fue iniciada por él, José Rogelio compró la empresa inicial y se lanzó a desarrollar ese vastísimo proyecto editorial. Y pocos, quizá nadie en este país, estaban tan bien preparados para triunfar ante ese reto colosal. Y es que José Rogelio parecía conocer a todo mundo que cuenta y sabe en este país.
Todos los expertos, todas las voces autorizadas le ayudaron a ir formando ese inmenso mural, ese inmenso mapa del tiempo y del espacio mexicanos. La Enciclopedia nos va informando en sus páginas de lo que es, ha sido, todo México, desde su formación geológica hasta su presente más inmediato.
Allí está junto a la geología y los accidentes geográficos la fauna y la flora, allí están las migraciones humanas, la inmensa diversidad del mosaico étnico precortesiano, la antropología y arqueología, luego la historia que nos incorpora al ancho mundo.
En la Enciclopedia se cuenta la historia de los estados, de esos treinta Méxicos, de las principales ciudades.
Por las páginas de la obra van apareciendo también los mexicanos más notables, las figuras de la historia, héroes y villanos, los escritores  e historiadores, los científicos, los artistas.
En este país donde es tan difícil acceder a las biografías, en la Enciclopedia se encuentra uno con los más variados personajes de la vida nacional, galería donde están los tlaotanis, los torvos conquistadores, los grandes de la Nueva España, los mexicanos del convulso siglo XIX, los hombres que vivieron los años en que Porfirio Díaz nos iba a incrustar en el “concierto de las naciones civilizadas”, los hombres de la  fanfarria estruendosa de la Revolución, los modernos y los contemporáneos.
Pero la Enciclopedia no se detiene sólo en los grandes temas, sino que en sus páginas se encuentra uno un carnaval de minucias donde están los dulces, los nombres del pan, las señas que usamos los mexicanos e infinidad de curiosidades de nuestra alacena nacional.
La Enciclopedia de México, que es la magnífica herencia que nos dejó José Rogelio Alvarez, es también el mejor de los monumentos que podemos tener de su memoria.