Salario mínimo

Magdalena Galindo

En la ceremonia del Primero de Mayo realizada en el Palacio del Ayuntamiento, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, inició una campaña con el fin de promover una discusión nacional sobre el salario mínimo. Aunque como todo el mundo sabe, su fijación compete al gobierno federal, que a través de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos establece entre noviembre y diciembre el que regirá en el siguiente año, es evidente que el debate puede ser planteado por cualquier ciudadano y desde luego es importante que sea el jefe de Gobierno quien haya convocado a polemizar sobre un tema que afecta a toda la población.

Mancera señaló, lo cual es absolutamente cierto, que desde 1976 a la fecha el salario mínimo ha perdido 77 por ciento de su valor, o dicho en otras palabras, que hoy el salario mínimo sólo puede comprar un 23 por ciento de los bienes que podía adquirir en 1976.

El descenso en los niveles de vida de la población trabajadora ha sido uno de los más graves en el mundo; hoy los salarios promedio en México son semejantes a los que se pagan en Nigeria, o sea que se encuentran entre los más bajos del mundo.

El PAN lanzó a su vez una campaña para proponer que en los comicios de 2015 se incluya una pregunta sobre el salario mínimo para averiguar si los ciudadanos creen que es suficiente para sufragar los gastos indispensables.

La campaña es a todas luces una muestra del doble discurso, ya que durante los sexenios en que gobernó el PAN, los salarios reales siguieron cayendo y nunca hubo una propuesta de ese partido para recuperar su valor, ni siquiera para detener el descenso.

Al parecer, la idea de incluir una consulta ciudadana en 2015 obedece más bien a distraer de la consulta sobre el petróleo que han propuesto Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD por un lado y López Obrador y Morena por otro.

Al mismo tiempo, el PAN pretende aparecer como muy preocupado por los intereses populares, después de haber participado activamente en la reforma petrolera que entrega el principal recurso natural del país a la explotación de la gran burguesía nacional y sobre todo extranjera.

Llama la atención que también en estos días el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, que no puede despertar sospechas de izquierdismo, haya señalado que uno de los problemas que determinan el mediocre crecimiento de la economía nacional es lo que llama la debilidad del consumo, y explica esta debilidad por la pérdida del valor adquisitivo del salario mínimo y por los muy bajos salarios que se pagan en las nuevas contrataciones.

Aunque es evidente que el drástico descenso de los salarios se ha convertido en un problema para los propios empresarios, no todos están de acuerdo en propiciar su recuperación y han manifestado su opinión en contra. El colmo es que el presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, Basilio González, se haya dedicado a dar argumentos en contra, y además con datos completamente falsos.