Joaquín Pérez Sánchez
Termina el 2014 y la situación de crisis mundial sigue su curso, pese a los buenos deseos de que la situación cambie, es evidente que el nuevo escenario global no termina de dibujarse, por el contrario, parece que los enfrentamientos van en aumento y las potencias mundiales que desafían la hegemonía estadounidense, como China y Rusia, mantienen su pulso.
En noviembre pasado se llevó a cabo una cumbre más del Grupo de los 20, esta vez en Australia. Ahí se reunieron los líderes de las economías más grandes del mundo, y llamó la atención que tras el cónclave se considerara superada la crisis global, pronosticando un crecimiento general del 2.1% hasta el 2018, optimismo a todas luces cuestionable, sobre todo por el contexto en que terminó la reunión.
Por ejemplo, el presidente ruso Vladimir Putin, abandonó antes de tiempo la cumbre, en un claro gesto de disgusto por las críticas públicas y privadas a su gestión de la crisis en Ucrania, tema candente que dista mucho de estar resuelto, por el contrario sobre ese escenario se cierne peores pronósticos.
Por su parte, el presidente estadounidense Barack Obama, debilitado internamente por la derrota de su partido en las legislativas del 4 de noviembre pasado y sabedor de que ya sólo le restan dos años al frente de su administración, intenta, decidió como lo han hecho otros mandatarios estadounidenses en situaciones parecidas, dar impulso a la política internacional. Así, abordó ciertos temas globales como el cambio climático y la seguridad, además de su pronunciamiento polémico de defensa sobre la libertad de Internet.
Es evidente que sus planteamientos son más retóricos que verosímiles, tomando en cuenta que sus políticas pueden ser fácilmente bloqueadas por los republicanos que tienen mayoría.
En este contexto, llama la atención, los posicionamientos de los sectores más conservadores en Estados Unidos, sobre todo en el ejército sobre la política hacia potencias rivales como China y Rusia.
Por ejemplo, las declaraciones del vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, almirante James Winnefeld, quien consideró que la supremacía militar estadounidense “está bajo amenaza” por países como Rusia y China que no están inactivos, sino que invierten en armamento y tecnología militar, además de el espacio y el ciberespacio.
El discurso del militar fue pronunciado en noviembre pasado, ante legisladores y representantes del sector industrial militar en las cercanías de Los Ángeles, California. Una prueba de las políticas que se barajan en el lobby republicano con grandes posibilidades de hacerse realidad en el mediano plazo.
Por si quedara alguna duda de la tormenta que viene, el Primer Ministro británico, David Cameron, en una entrevista con el prestigioso rotativo inglés, The Guardian, advirtió que los problemas globales se hicieron evidentes en la pasada cumbre del G-20, por lo que existe el peligro de un segundo desplome financiero.
Desempleo, poco crecimiento económico, caída de precios, aunado a un escenario global con situaciones explosivas como Oriente Medio, Ucrania y el Èbola, proyectan inestabilidad e incertidumbre para el 2015.