Exigen educación gratuita y de calidad

 

Joaquín Pérez Sánchez

Para muchos analistas económicos que gustan ensalzar las bondades del sistema neoliberal en la economía, Chile es el mejor ejemplo de la eficiencia, pero la cruda realidad no se puede ocultar y ésta se manifiesta por donde menos se esperaba. Miles de chilenos salieron a las calles en demanda de educación y para recordarle al gobierno conservador que crece el descontento.

El pasado 16 de junio, de acuerdo con las cifras de prensa, más de 80 mil chilenos salieron a las calles en las principales ciudades de ese país, para exigir una mejor educación pública y que finalice el modelo privatizador de ese sector, el cual sólo beneficia a un pequeño sector privilegiado, mientras que la mayoría estudia en un sistema deficiente subvencionado o en un reducido y deprimido sistema público.

El sistema educativo chileno ha ido variando a través de los años, de acuerdo con la política imperante. Así por ejemplo, desde la imposición de la dictadura de Augusto Pinochet, el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a la educación fue disminuyendo, desde el 7 por ciento en 1973, hasta 2.4 al fin de la década de los 90, aunque en la actualidad se estima en un 3.5, cuando la media de los países desarrollados se encuentra entre el 5 y el 7 por ciento.

Es decir que aunque los gobiernos “socialistas”, sobre todo el de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010), han aumentado el gasto en la educación, el sistema sigue siendo deficiente, excluyente y muy caro.

Por ejemplo, el 50 por ciento de los estudiantes de secundaria acuden a escuelas subvencionadas por el gobierno, las cuales son pagadas en un porcentaje por los padres de familia. Otro cuarenta por ciento acude a las escuelas públicas y sólo el 10 por ciento de la población acude a escuelas privadas de buen nivel.

Como en otros países de América Latina, este esquema excluye a la mayoría de los jóvenes del acceso a una buena educación, privatiza o semiprivatiza una gran parte del sistema público y a éste último, lo acota su mínima expresión.

Por esa razón, la juventud chilena y los académicos de ese país han salido a las calles a exigir el regreso de la educación gratuita y de calidad para todos ya que ésta es un derecho y no debe verse como una mercancía.

El mandatario chileno Sebastián Piñera se encuentra en su nivel más bajo de aceptación con menos del 36 por ciento y a poco más de un año de su mandato. La educación siempre ha sido un tema sensible en Chile y uno de los factores que más moviliza a la población.

Criminalizar las protestas y decir que éstas no ayudan a resolver la problemática, son algunos de los argumentos oficiales para desactivar el descontento, además de considerar imposible, en las actuales circunstancias, la educación gratuita. La educación es el mejor camino para acabar con las desigualdades, por ello la ONU recomienda que el 7 por ciento del PIB sea invertido en este rubro, quienes así lo han hecho durante años, siguen ensanchando la brecha del conocimiento.

La educación puede ser un detonante del descontento en Chile, y sus autoridades ahora lo saben.