Reformas energética y educativa

 Magdalena Galindo

 Para cualquiera que sepa leer la realidad en los hechos, la semana pasada los diarios mostraron un claro ejemplo del contenido concreto de las dos reformas (junto a la laboral) con mayores consecuencias para el pueblo mexicano: la energética y la educativa. Como parte del cumplimiento de la reforma energética elevada a la categoría de ley, el director de Pemex, Emilio Lozoya, ha estado anunciando los cambios en la antigua empresa paraestatal, al mismo tiempo que se señalan las políticas aplicadas para enfrentar la situación financiera de Pemex. Desde luego, en el panorama económico es evidente que la caída del precio del petróleo, que afecta al conjunto de la economía mexicana, ha significado una merma notable en los ingresos de Pemex.

Por cierto que se trata de una baja anunciada, pues desde hace algunos años surgieron en Estados Unidos un conjunto de empresas que, no tan grandes como las petroleras transnacionales, empezaron a extraer hidrocarburos por medio de la técnica del fracking o fracturación hidráulica, que ha sido denunciada en todo el mundo por sus daños ecológicos, en especial por el consumo de millones de litros de agua. La nueva oferta de hidrocarburos generada por estas compañías es la principal causa de la baja en el precio. En otras ocasiones, el descenso en el precio ha podido atajarse gracias al acuerdo entre los grandes países exportadores, principalmente pertenecientes a la OPEP, que a regañadientes y jaloneos, porque cada uno desea que sea otro el que recorte su producción, ha podido disminuir la oferta y de este modo mantener y aun aumentar el precio. Esta vez, sin embargo, la estrategia de la OPEP, con Arabia Saudita a la cabeza, ha sido diferente, pues no hubo disminuciones de la producción con el fin, dicen los expertos, de permitir la baja del precio, y de este modo quebrar a las recién llegadas, pues ya se sabe que la técnica de la fracturación hidráulica es de costos incomparablemente mayores que otras formas de extracción de los hidrocarburos, Y en efecto, algunas de estas empresas han empezado a retirarse del mercado, pues cuando el precio baja, ya no les resulta costeable la extracción.

Este fenómeno, dicho sea de paso, contradice el principal argumento para la privatización de la industria energética, que alegaba que ya sólo era posible explotar yacimientos de aguas profundas, en las que tenía que aplicarse el fracking y que dados los costos de este sistema, era necesario recurrir a la inversión privada.

Además del efecto directo de la baja en el precio del petróleo, Pemex tiene que aplicar una política de reducción de gasto, porque la Secretaría de Hacienda decidió que sea precisamente Petróleos Mexicanos el que pague la mayor parte de la política de austeridad, pues con todo y la autonomía de su nuevo estatus, está obligada a disminuir su gasto, tanto corriente, como de inversión en 54 mil millones de pesos. ¿Y por dónde ha empezado Pemex su ahorro? Pues, como era de esperarse, por quitarles parte de su ingreso a los trabajadores. Es verdaderamente increíble que se haya anunciado que en adelante las pensiones de las viudas ya no serán vitalicias, sino sólo se pagarán por tres años, al igual que el servicio médico a que tenían derecho. La lista de recortes es larga, pero puede afirmarse que, en general, lo que se busca es que sean los trabajadores de Pemex los que paguen la mayor parte de los ahorros, junto al descenso de la inversión.

Y algo semejante puede señalarse de la reforma educativa. Quien haya leído el texto de las reformas sabe que no hay nada dedicado al contenido de la educación, quiero decir sobre las materias que deben impartirse o los programas correspondientes o sobre la formación de los profesores, o nuevos cursos de actualización, sino únicamente la organización de evaluaciones que permiten despedir trabajadores, al margen de sus derechos laborales. Y ya pasadas las elecciones, razón que según confesión del propio secretario de Educación era la razón política para anunciar la suspensión de los exámenes, ahora, dice el secretario Chuayffet que se aplicarán a como dé lugar, mientras anuncia al mismo tiempo un Programa de Promoción que, al parecer también intenta, como antes la suspensión de las evaluaciones, engañar a los profesores, esta vez para que acepten la evaluación. No creo que ahora los maestros le vayan a creer.