Para qué las nuevas cadenas de televisión en México/V y última parte

 

Javier Esteinou Madrid

Ante la búsqueda del modelo del business comunicativo los empresarios privados de la televisión dominante sostienen que como el rating lo deciden los televidentes con sus preferencias espontáneas de elección, entonces son las audiencias las que deben marcar la pauta a los productores audiovisuales de lo que se debe producir y difundir. Por lo tanto, como la televisión de servicio público no es seductora, sino aburrida, lenta, poco novedosa, antimoderna, esta no debe fomentarse, pues sería un fracaso y un desperdicio de la inversión.

Consecuentemente, si después de todo, aun con varias opciones, al pueblo mexicano le siguen gustando las telenovelas, entonces no hay mucho que hacer al respecto, y se debe ser fiel a dicha tendencia masiva y transmitir a los espectadores lo que le interesa, es decir, las telenovelas o sus equivalentes, aunque sean telebasura. Esta realidad puede representar el fomento desproporcionado del actual modelo de comunicación-mercado o partidocrático que ha predominado por muchas décadas en la nación, impulsando fuertemente los contenidos de la telebasura y el preocupante triunfo de su respectiva cultura idiota en el país.

Sin embargo, dicho circulo argumentativo es falso pues la propia realidad de los intereses de los auditorios televisivos demostró en varias ocasiones que existiendo un modelo dominante de televisión, encarnado por un duopolio audiovisual muy poderoso, el cual durante décadas impuso la programación que deben ver las colectividades en México, los telespectadores nacionales demostraron tener fuertes motivaciones por recibir otra información específica para entender sus existencias, sus problemáticas y las alternativas de solución, distinta a las directrices informativas que fomenta el proyecto dominante de difusión convencional.

Es decir, existe en los auditorios una gran avidez por tener una política de información colectiva que permita estar notificados de manera independiente, abierta, plural, transparente y crítica sobre los grandes problemas nacionales y sus diversas alternativas de solución.

Ejemplo de ello, fue en primer término, el programa del periodista Francisco Huerta Hernández en 1976, quien sostuvo su serie “Opinión Pública” en Radio ABC, donde hacía valer el interés ciudadano ante cualquier desvío de los órganos del gobierno que no cumplieran con su deber, y a través del cual, por primera vez, se escucho en la radio del país, la voz individual de aquello que se llama pueblo y que hoy conocemos como sociedad civil. Dicho espacio alcanzó en la década de los ochentas un auditorio de más de un millón de radioescuchas críticos que le preocuparon mucho al gobierno en turno, el cual presionó al concesionario privado para que lo cancelaran en 1982.

Ante ello, se realizaron diversas manifestaciones y marchas públicas de sus seguidores, hasta los Pinos, obligando a que se reabriera en 1983 con la denominación de “Voz Pública”, en la estación XEW, con un horario nocturno.

Al volver a alcanzar la mayor audiencia radiofónica, el gobierno nuevamente se inquietó y después de algún tiempo ordenó nuevamente suspenderlo en 1990.

Sin embargo, las protestas ciudadanas contra el gobierno del presidente López Portillo surgieron con fuerza hasta lograr nuevamente su reinstalación en Radio Educación.

Posteriormente, reinició transmisiones en la empresa Radio Fórmula, hasta que en 2004 el gobierno panista presionó para que dicho espacio nuevamente fuera cancelado.

En segundo término, cuando el 6 de mayo del 2012 el IFE organizó la difusión en cadena nacional del primer debate televisivo entre los candidatos a la presidencia de la república (Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri de la Torre); asombrosamente las principales empresas de la televisión comercial privada, profundamente enojadas por la creación de la Reforma Electoral del 2007 que les impidió el manejo lucrativo de las elecciones nacionales, desafiaron al Estado mexicano boicoteando la difusión masiva del primer encuentro entre los candidatos presidenciales.

Pero debido a la fuerte presión que ejerció la sociedad civil organizada, especialmente de los twitteros, Salinas Pliego reconsideró su posición y aceptó dar a conocer el evento de forma restringida. Así, TV Azteca no difundió el debate por los canales 13 y 7 de cobertura nacional, sino que sólo lo dio a conocer por el Canal 40 experimental de cobertura regional sólo para el Valle de México.

Por su parte, Televisa decidió difundirlo por la cobertura menor del Canal 5 y no por la cobertura nacional de su Canal 2 estelar, en la cual decidió transmitir en el mismo horario el concurso de canto infantil denominado “Los Pequeños Gigantes”, que en ese capítulo descalificó al grupo de niños concursantes denominado “Los Rebeldes”.

No obstante los obstáculos impuestos por el duopolio televisivo los resultados de penetración del evento fueron sorprendentes, pues por un lado, el partido de futbol “Monarcas-Tigres” transmitido por el Canal 40 de TV Azteca obtuvo 9 puntos de rating, mientras que el debate presidencial transmitido por el Canal 5 de Televisa en cobertura abierta alcanzó una penetración superior promedio a 20 y 24 puntos de rating, y en la parte final obtuvo hasta 24 puntos de audiencia. En este sentido, este suceso electoral fue el debate más visto en la historia, pues fue 5 o 6 veces más que los debates del 2006.

Esta misma tendencia se refrendó en el segundo debate entre los candidatos presidenciales, donde nuevamente de forma irónica y desvergonzada, los concesionarios anunciaron que “ya que no habrá futbol más adelante, sí lo vamos a pasar”.

Así, dicho debate presidencial realizado el 10 de junio del 2012, existió un interés más notable en la población al registrar 100% de mayor penetración con 22.6 puntos de rating en todo el país. El día del segundo encuentro el rating del debate político rebasó la penetración de las principales televisoras con su programación comercial, pues el Canal 2 de Televisa, sólo registro un rating de 17.4 puntos y el Canal 13 de Televisión Azteca obtuvo 5.2% puntos.

Y en tercer término, al ser despedida el 16 de marzo de 2015 la conductora radiofónica Carmen Aristegui de la dirección de su noticiario matutino crítico “Noticias MVS” en la empresa MVS Radio, por incorporar la fuente noticiosa Mexicoleaks, cuyo objeto era captar denuncias anónimas sobre la corrupción, los diversos auditorios de su programa realizaron diversas protestas públicas para demandar que deseaban seguir recibiendo las noticias cotidianas que transmitía.

Es decir, exigieron que desaparecieran las amenazas y agresiones contra el periodismo independiente efectuadas por “poderes republicanos”, gobernadores, presidentes municipales, jefes policiacos, gerentes regionales del crimen organizado, y empresarios de los medios coludidos con tales poderes y demandaron seguir recibiendo un espacio informativo crítico y autónomo orientado a investigar y denunciar el mar de corrupción, abusos, escándalos, impunidad y violencia en que se hundió el país.

Todas estas realidades y otras más demostraron contundentemente que al contrario de los postulados despóticos y arbitrarios de los concesionarios televisivos y radiofónicos que formulan que los auditorios no están motivados en los programas de análisis, reflexión, formación de conciencia crítica y discusión de los grandes problemas de la agenda nacional, los hechos concretos demostraron que tales políticas informativas sí despiertan gran motivación en la mayoría de la población, incluso por encima de otros eventos “estelares”, o “triunfadores”, o “espectaculares” de la programación comercial privada.

jesteinou@gmail.com