Una mirada a… (el eterno joven) José Agustín

Patricia Zama

Un día, Eligio despertó y no halló a Susana junto a él. No le sorprendió, porque ya eran varias las ocasiones en que ella se levantaba temprano para pasear en el parque. Calmosamente Eligio se vistió, se lavó y pasó al desayunador, donde Joyce huyó al verlo. Se hizo un sándwich y fue a comerlo junto a la ventana, casi seguro de que vería a Susana leyendo sentada cerca del río.

El cielo estaba nublado y soplaban fuertes ráfagas de viento. A Eligio le pareció ver algo extraño y miró con atención hacia fuera. ¡Claro! ¡Estaba nevando finalmente! Primero eran unos copos que más bien parecían trozos de granizo aguado que, con el viento, se desplazaban por la avenida, serpenteaban vertiginosamente a causa de las corrientes de aire. La nieve comenzó a caer con más fuerza, y Eligio se dio cuenta de que su corazón se bamboleaba y de que se hallaba feliz ante el espectáculo. La nieve caía con una callada persistencia y se acumulaba en el suelo. Era una bendición contemplar cómo el pasto reseco del parque, junto al río, se iba cubriendo de una fina capa blanquísima, definitivamente lo más blanco que existe es la nieve, reflexionó Eligio, ¡carajo, dónde estará Susana!, pensó después; le habría gustado mucho que los dos viesen juntos esa primera nevada, y no le parecía un buen augurio que en ese momento cada quien anduviese por su lado. De repente se descubrió lleno de energía y supo que tendría que bajar inmediatamente a la calle a correr entre el viento helado, a abrir la boca y tragar nieve, a hacer las primeras bolas como ya lo hacían varios participantes del Programa: ahí andaban los chinos, y Ramón y Edmundo y Hércules, muy divertidos bajo la nevada que cada vez era más fuerte; ya le estaba costando trabajo distinguir bien las figuras allá abajo. (Ciudades desiertas de José Agustín, Diana 1982, p. 115).

Los desencuentros de Eligio y Susana son la materia prima de la película Me estás matando Susana, de Roberto Sneider, con Gael García y Mónica Echegui, que ahora triunfa en las salas de cine después de haber cautivado a miles de lectores jóvenes. El estreno coincidió con la celebración en Bellas Artes del 72 cumpleaños de José Agustín, que sigue siendo el escritor mexicano más joven.

Dos botas del mismo pie

El fuego acabó con todo y Fredrik Welin ha huido de las llamas con dos botas de lluvia del mismo pie, el izquierdo. Así continúa la vida del entrañable investigador creado por Henning Mankell en la novela póstuma Botas de lluvia suecas (Tusquets). Fredrik está viejo, pero no se rinde. Tiene suficiente energía para mudarse a un remolque propiedad de su hija, seducir a una periodista y desentrañar el misterio en la investigación de los delitos, en la cual todos los datos lo señalan como culpable.

 

Novedades en la mesa

 

En Azul cobalto (Océano) de Bernardo Fernández (Bef), la trama involucra el tráfico de arte. Es el cuarto título de la serie que inició en 2005 con Tiempo de alacranes y que protagoniza la detective privada Andrea Mijangos.