Se acaba el año y el “motor” de Europa no tiene gobierno. La canciller alemana, Angela Merkel, no logró conformar el “gobierno estable” que ella quiere para Alemania y dicho sea de paso, también para el proyecto de la Unión Europea (UE). La disputa por el poder político y económico es de tal magnitud que ahora la inestabilidad política alemana, asusta a sus aliados europeos.

La canciller Merkel logró su cuarta victoria electoral el 24 de septiembre pasado, pero lo hizo con el apoyo más bajo que haya tenido en su carrera política, sólo el 33 por ciento de los votos. En los hechos es un mantenimiento en el poder, pero en condiciones de debilidad ya que, al no poder tener mayoría, no puede implementar las políticas que emanan de su círculo de poder y por lo tanto tiene que pactar.

No se le dan mal las negociaciones a la canciller, pero en esta ocasión, cuando todo parecería indicar que formaría gobierno con los verdes y los liberales, “sorpresivamente”, sarcasmo aparte, el partido liberal (FDP), abandonó las negociaciones y con ello se paralizó políticamente el país germano. Para muchos analistas alemanes, algunos representantes de la clase política alemana, están interesados en hacer notoria la debilidad política de Merkel.

La parálisis política germana alcanza también a Europa, ya que otros hechos políticos de gran calado quedarán en una especie de prórroga. Y es que el escenario europeo tiene, por ejemplo,  las negociaciones del Brexit, la problemática de los refugiados, el accionar político ruso en el escenario en Siria y Medio Oriente y hasta las elecciones de diciembre en Cataluña, España. Lo dijo la propia Merkel, “la gente espera que se resuelvan sus problemas”, en la particularidad alemana, pero también un gobierno que sea “capaz de actuar” en el escenario global.

En este contexto, parece muy difícil que en lo que resta del año se resuelva el rompecabezas alemán. Al cierre de este material se anunciaba el inicio de diálogo entre el partido de Merkel y los socialdemócratas (SPD). Esas negociaciones podrían reeditar el gobierno de coalición que ya ha “funcionado” otras veces, pero que ahora es cuestionado duramente por las bases socialdemócratas ya que en esta última elección, sólo obtuvieron el 20 por ciento de los votos, el peor resultado de su historia.

Una gran coalición, un gobierno con minorías o nuevas elecciones, siguen siendo escenarios posibles en el entramado germano. En algunos medios se preguntan si no será el factor Merkel el que impide la formación de un gobierno en el país más poderoso de Europa, pero hasta el momento, ni los números de votantes, ni las encuestas sitúan a la canciller alemana como un actor fuera del espectro político, por el contrario, no hay ningún líder alemán que rivalice con ella. Así que las opciones siguen perteneciendo a la era Merkel, aunque esta vez más debilitada.