A lo lejos se escucharon los primeros tambores de guerra. El primer disparo fue realizado por el presidente de Estados Unidos quien, tras alzar la bandera de su “America First” o “América primero”, anunció la inminente imposición de aranceles a las importaciones de acero del 25 por ciento y al aluminio del 10 por ciento. Al jalar el gatillo abrió la posibilidad de una guerra comercial .
En México, la incertidumbre se hizo presente ante el boicot que esto representaba para las negociaciones del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), pues pese a que Jared Kushner, asesor de Trump, se reunió en nuestro país con el presidente Enrique Peña Nieto para hablar sobre la renegociación del TLCAN y de que habría la posibilidad de una exención de aranceles para las exportaciones de acero y aluminio de México y Canadá por 30 días, esto solo es un respiro, pues la amenaza sigue latente.
En un principio tras diversas declaraciones del gobierno de Trump, se esperaba que las tarifas de los aranceles fueran revocadas tras la firma; sin embargo, Peter Navarro, el consejero especial de Trump en materia comercial, dejó ver un cambio en la jugada, las tarifas serán impuestas a México y Canadá solo en caso de que no haya un buen acuerdo entre los socios del TLCAN, lo cual no quiere decir que la economía mundial quede fuera de estos riesgos.
Hay que recordar que, en su cuenta de Twitter, Trump justificó la medida diciendo que Estados Unidos ha sufrido un comercio injusto de sus competidores, “nuestras industrias de acero y aluminio, y muchas otras, han sido diezmadas durante décadas por el comercio injusto y la mala política con países del mundo. No podemos permitir que se sigan aprovechando de nuestro país o nuestras empresas. ¡Queremos libre, justo e inteligente comercio!”
Además tras la dimisión de Gary Cohn, poderoso consejero económico de la Casa Blanca y cerebro de la reforma fiscal, quien presentó su renuncia ante el desacuerdo con la medida, sigue presente la inquietud, pues para algunos especialistas existe la posibilidad de que un proteccionista como Peter Navarro, partidario de una guerra comercial en contra de China, pueda ocupar el cargo de economista en jefe de la Casa Blanca.
Tras el chantaje, la respuesta en nuestro país no se ha hecho esperar. Tanto el secretario de Economía Ildefonso Guajardo como la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero coincidieron en señalar que de cualquier manera no debe estar incluido en la lista de países que deben pagar los aranceles pues no representa ningún riesgo para la seguridad de Estados Unidos.
En entrevista con Siempre!, Luis Miguel González, economista y director editorial del periódico El Economista, asevera que lo que mete nerviosismo en este momento al país no es tanto la medida de los aranceles del acero y el aluminio, sino la incertidumbre que el proteccionismo de Trump genera.
“En cualquier momento puede imponer algún tipo de arancel a otros productos, o bien, hacer que las sanciones al acero y al aluminio terminen siendo una especie de candado en las negociación del TLCAN. En sí, vivimos en la incertidumbre ante su proteccionismo, pues no sabemos de qué manera nos va atacar”.
Dice que pese a que México no es un jugador significativo en el tema del aluminio, en el caso del acero, sobre todo en la parte de la industria siderúrgica, sí lo es, pues están en juego alrededor de 6 mil millones de dólares.
Sin embargo, destaca que hay que tener en cuenta que “México tiene un déficit con Estados Unidos en el mercado de acero. Es decir, mientras le compra a Estados Unidos aproximadamente 9 mil millones de dólares, le vende 6 mil millones de dólares”.

Luis Miguel González.
El boicot al TLCAN
Luis Miguel González considera que el primer impacto que tuvo esta medida, sin duda, fue que justamente se hizo en la semana de la séptima ronda de negociaciones que se realizó del 25 de febrero al 5 de marzo, “esto tiene un valor simbólico y operativo pues equivale a boicotear una de las rondas clave para esta renegociación”.
“No hay manera de decir que no afectó la séptima ronda. El mínimo daño fue que hizo que se perdiera el ritmo que se llevaba, pues ante el anuncio era imposible seguir con la agenda prevista para la Ciudad de México. El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, tuvo que viajar a Washington para atender este tema”.
Para el economista dichas repercusiones no solo afectaron la séptima ronda, sino que también marcarán la octava, prevista a realizarse en Washington en abril, pero lo más importante es que “disminuye drásticamente la posibilidad de conseguir un acuerdo en las próximas semanas”.
Por ello, indica que en este sentido será inevitable que en lo que respecta al Tratado de Libre Comercio haya un acuerdo antes del 1 de julio, fecha en que se disputarán las elecciones mexicanas para elegir al nuevo presidente, así como a diputados y senadores.
“Se quedará de cierta manera en pausa; es decir, seguirá avanzando pero de manera muy lenta, todo dependerá de las señales que mande Trump. Por un lado, el equipo técnico trabajará de manera normal; y por otro, el presidente de Estados Unidos de facto boicoteándolo”.
Respecto a las declaraciones en Twitter del mandatario sobre que los aranceles al acero y el aluminio solo podrían evitarse si se firma un nuevo y justo TLCAN, el especialista en cuestiones económicas advierte que no se trata de que Trump esté dando muestras de buena fe.
“Por el contrario, tanto México como Canadá entramos en una negociación con aranceles y buscando la manera de quitarlos, es un poco al revés a lo que se cree, no es que diga: ‘los dejo exentos de estos aranceles’, sino ‘tienen aranceles y si se portan bien se los quito’, siempre y cuando accedan a lo que él quiere en la negociación”.
Economía mundial, la más afectada
De acuerdo con el director editorial del periódico El Economista, ante la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles a todo el acero y aluminio que ingresa al mercado ese país, habrá afectados directos, los cuales en términos muy simples son los países que cuentan con un mayor comercio de este tipo con Estados Unidos, que en este caso sería Canadá, que es el mayor proveedor de estos materiales.
Sin embargo —afirma— lo que es más importante tomar en cuenta es que “lo que se avecina es una guerra comercial, en donde la mayor perjudicada será la economía mundial”.
“¿Por qué?, debido a una sencilla razón: a nadie le sirve el proteccionismo. Vamos a ponerlo de esta manera, suponiendo que efectivamente a Estados Unidos le van a contestar en Europa, así como China, Canadá y Japón con aranceles a otros productos, pues el resultado será que habrá precios más altos, en especial para los consumidores, además de que se generará un menor comercio entre países, por lo tanto al final le podremos dar las gracias pues habrá un menor crecimiento del PIB generalizado”.
El tono duro de Trump
Luis Miguel González señala que aunque no es la primera vez que se anuncian medidas de sanción por aranceles al acero, como es el caso de los 50 procesos que están en marcha en la Unión Europa relacionados con el mercado del acero, en esta ocasión aparecen cosas nuevas.
En primer lugar —dice— el tono que utiliza el presidente estadounidense para hacer el anuncio, “hay un exceso de rudeza, al momento de presentar la medida deja ver una preocupante tentación de usar un lenguaje beligerante. Lo que preocupa es que Trump, con la idea de que tras el anuncio puede haber una guerra, por eso dice que de haber alguna guerra la van a ganar muy rápido”.
El principal problema en esta ocasión —afirma Luis Miguel González— es que la manera en que se da el mensaje no corresponde a las formas utilizadas en la diplomacia generalmente, lo que propicia que se presente un mayor “nerviosismo, innecesariamente rudo”.
Empresas en riesgo y pérdidas
Tras el anuncio de una posible aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio, expertos han señalado que las cuatro empresas siderúrgicas mexicanas que se encuentran en riesgo son: Altos Hornos de México, Industrias CH, Grupo Collado y Autlán.
Además, dicha medida frenaría el avance logrado en 2017, cuando las cuatro empresas reportaron a la Bolsa Mexicana de Valores ingresos totales conjuntos por 5.411 millones de dólares, primera alza de ventas en los últimos tres años y que representa 12 por ciento más que en 2016.
De acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero el principal afectado sería el estado de Coahuila, pues es la entidad que ocupa el primer lugar en producción de acero en México. Pese a que México no es de los países que más exportan este metal, se podrían generar pérdidas para nuestro país de entre 1,300 y 1,500 millones de dólares.