La época está llena de acontecimientos de trascendencia. Así, la pandemia del coronavirus cuestiona el rumbo del mundo, la humanidad que no previó manifestaciones de una naturaleza que descompone la convivencia social.
Se afecta lo político y lo económico. La gente se muere y el punto de contacto que nos derrite está en todos lados. No queremos salir y no queremos el confinamiento. Volteamos a ver a los que nos dicen cómo comportarnos con ideas que nos decían cómo debían avanzar las sociedades, individualistas junto con gobiernos alejados de la ciudadanía. No aceptamos cambiar pensamientos sobre la evolución humana y lo que será después de la pandemia. Estamos seguros de encontrar el antídoto y neutralizar a ese virus tan agresivo que amenaza a todo ser humano. Hay desconcierto y no creemos que la pandemia nos obligue a cambiar en lo colectivo y en lo individual.
¿Qué vendrá después cuando la pandemia parece subsumirse ante la ansiedad de mentalidades extremadamente capitalistas que se preocupan por las inversiones?
“¿Hacia dónde irán los capitales?”, dicen cuando la pandemia no propicia la dinámica tradicional de traslados de inversiones a países subdesarrollados condicionando a gobiernos y sus regulaciones y rendimientos para que el capitalista haga crecer sus ganancias.
“¿Hacia dónde irán los capitales?”, se cuestionan los usufructuarios del sistema financiero internacional cuando se han tenido que suspender proyectos como el de la construcción de una Cervecera en Mexicali, Baja California. Estas plantas necesitan mucha agua, que es un recurso escaso y que se está presentando como un posible factor de disputa en todo el orbe. Hay quien señala que las grandes guerras del futuro serán por el agua.
Lo cierto es que las inversiones ahora se tienen que plantear modificando el concepto de ganancia. Ya no es la plusvalía económica para enriquecimiento de pequeños grupos de élite. Ahora, la concentración de capital ha de tener otro fin que es el de preservar la naturaleza, que en Mexicali se asocia a la conservación de ese vital líquido, que no debe impactar la producción agrícola y a campesinos que basan su existencia en la generación de productos del campo.
La zona, de por sí, se caracteriza por extremos grados de calor solar y escasez de agua, que, además, hay que compartir con Estados Unidos en virtud del tratado internacional donde México debe asignar agua a través del río Bravo y aquel país le da el líquido a México por el río Colorado.
Así, la pandemia que hoy vivimos puede ser también un punto de inflexión de cambios en las formas en que se aprovechen inversiones y modificar el circuito financiero que beneficia principalmente a los viejos grupos de élite internacionales y nacionales.
El presidente López Obrador lo plantea así: “debo velar por el interés general de la nación, por el beneficio del pueblo y no por pequeños grupos privilegiados”. En lo inmediato, se instrumentan acciones para hacer frente a la pandemia, dando recursos a futuras emergencias y fortaleciendo finanzas de los estados, y se apoya a los grupos más débiles como los adultos mayores. El plan de recuperación económica se está diseñando. Es una buena pauta, sin duda, para dar sentido a lo que vendrá después de la pandemia.
@Bonifaz49