La campaña electoral apesta.

Las candidaturas en todos los partidos “franquicias” de la casta, huelen a la peor miseria decadente.

Incluso los voceros de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador hacen denuncias graves: como lo escribe Gibrán Ramírez en su articulo publicado el 5 de abril en Milenio.

“El proceso de selección de candidatos de Morena fue pésimamente conducido por Mario Delgado y la comisión de elecciones de Morena. Entre los candidatos impresentables hay despojadores de tierras ejidales de Quintana Roo; partidarios indecentes de Manuel Velasco en Chiapas, incluyendo a un ganadero racista de Comitán que dijo que el ganado valía más que los indios; en Oaxaca, operadores de Ulises Ruiz y antilopezobradoristas reconvertidos, aunque fueran señalados por la Auditoría Superior de la Federación por irregularidades graves, como Juanita Cruz, la actual presidenta de Huajuapan de León. Hay también defraudadores, acusados de pedir dinero a familias a cambio de construirles viviendas que nunca llegaron, como Héctor Sánchez Salmorán, en Itundujia, también en Oaxaca. Hay, en Hidalgo, personas ligadas a la mafia del grupo universidad y a Miguel Osorio Chong, además de un ex subsecretario de Peña Nieto”.

Abundan candidaturas de “trapecistas”, hay muchos antiguos diputados, senadores, presidentes municipales y gobernadores del PRI, del PAN, de Movimiento Ciudadano, el PT, el PES, el Verde y el resto de la pedacería; ahora se presentan por vía de una de las franquicias, aunque se trate de las que combatían con furia, apenas hace unos días.

El bazar está lleno de inmundicias que se ofrecen como mercancía de valor.

El espectáculo decadente es posible por la ausencia de opciones políticas diferentes a la casta que domina el poder hace más de un siglo.

Las familias transitan de una franquicia a otra. El poder está como si fuese una cueva de pillos totalmente sinverguenza, cuyo único objetivo es mantenerse por décadas en la simulación política, no se ruborizan de ninguna manera y algunos se ostentan como “redentores, revolucionarios que combaten a la burguesía, a los conservadores y toda la putrefacción del neoliberalismo”.

El caso más escandaloso es el de Félix Salgado Macedonio. Este personaje ha sido acusado por varias mujeres de acoso y violación a lo largo de varios años. Nunca se relizó un debido proceso para determinar la veracidad de esos delitos. El INE determinó retirar la candidatura de Salgado Macedonio y varias decenas de candidatos por no informar de sus “gastos” de campaña o precampaña. Algunos de ellos ahora se presentan como candidatos a Diputado, como Plablo Amílcar Sandoval, a quien desde la misma “base” de simpatiizantes y miembros de Morena, señalaron como un claro ejemplo de despilfarro de dinero mediante la utilización de muchos anuncios “panorámicos” colocados en calles y carreteras en el Estado de Guerrero, cuyo costo nunca se supo, ni mucho menos cómo y con que recursos se financió.

La cancelación de esas candidaturas y la de Raúl Morón para la gubernatura de Michoacán, han desatado una agresiva campaña contra el INE encabezada por el presidente, el supuesto dirigente de Morena, Mario Delgado, quienes afirman que ahora “ya no es lo mismo”, dado que el pueblo realizó un “cambio radical” en julio de 2018.

Por ello están adelantando que el INE, encabezado por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama está “preparando un gran fraude”, ante lo cual Morena, sus aliados y el propio presidente solamente respetarán “al pueblo”.

En síntesis estamos viviendo la antesala de una confrontación entre el presidente, sus aliados, sus voceros, sus diputados, sus senadores y demás seguidores sin excluir a los genuinamente populares y sumando a los fanáticos; empeñados en ganar las elecciones con carro completo, como en los viejos tiempos del PRI, precisamente cuando muchos de los actuales dirigentes de Morena, eran dirigentes o militantes del Partido corporativo, entre ellos el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Obviamente que la disputa no es ajena a los intereses de los diferentes actores politicos, todos integrantes de la casta dominante, por ello se da una confrontación donde es absurdo escandalizarse por la “polarización”.

La evidente divisón de nuestra sociedad no es producto de la lucha entre “los transformadores de Morena y el presidente”, de una parte y de la otra “los conservadores del neoliberaismo” (aunque ésta formulación sea aberrante en si misma).

La existencia de conflictos sociales, políticos y la inmensa desigualdad y la pobreza son el producto de una sociedad basada en los principios que rigen a cualquier sociedad capitalista, aquí y en China.

Estamos otra vez colocados ante un falso dilema: con la Cuarta Transformación y el presidente o con los poderosos conservadores enemigos del cambio.

Esa falacia es una manera de ocultar las alianzas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con los más grandes millonarios del país, muchos de ellos integrantes de su Consejo Asesor y beneficiarios de múltiples contratos y todo tipo de prebendas y canonjías.

La Jornada publica éste miércoles en su nota principal de primera plana: creció 35 mil mdd la fortuna de 13 mexicanos. En un año… Slim, Germán Larrea; Salinas Pliego y Bailléres encabezan la lista.

Es delirante que el gobierno, su partido e incluso algunos intelectuales de la llamada “izquierda “, consideren que estamos viviendo una lucha histórica contra esos capitalistas y millonarios, cuando esos mismos, son parte del conjunto de alianzas del presidente.

Tanto es así que AMLO ha reiterado que no hará ninguna reforma que grave a esos capitales, postura incluso más conservadora, sin lugar a dudas, que la del presidente Biden y hasta en algunos aspectos que la del presidente derechista de Brasil Jair Bolsonaro.

Mientras no se cambie la política de recortes, de respeto al equilibrio financiero, de grandes obras contrarias al medio ambiente y que agreden a las comunidades indias y campesinas, mientras sigan ocurriendo ejecuciones y asesinatos de líderes ambientalistas y campesinos; además de las innumerbles actitudes contra el movimiento feminista y toda la política de militarización en todos los ámbitos de la vida nacional, si continúa la complicidad con los Estados Unidos contra los migrantes y muchas otras posturas reaccionarias; es absolutamente absurdo chantajear con la falsa disyuntiva de opoyar al gobierno de AMLO o estar con la derecha “golpista”.

Nunca se debe descartar el surgimiento de un conjunto de luchas sociales, reivindicativas, culturales, de género, ambientalistas y otras que surjan despues de la pandemia, que pueden convertirse en una opción autónoma.

Así ha ocurrido en momentos diferentes de la historia mundial y nacional.