Las noticias de Oriente y los detalles de las civilizaciónes asentadas a lo largo de la ruta de la seda llegaron a Occidente a través de la mirada de Marco Polo (Venecia, 15 de septiembre de 1254-9 de enero de 1324), el viajero que a finales del siglo XIII llevó a cabo la conquista pacífica de los mercados.
Su madre había muerto al darlo a luz, y al padre, Nicolás, lo conoció a los 15 años de edad, justo cuando regresaba con el tío Mateo de un largo viaje por Oriente. Desde entonces acompañó al par de comerciantes aventureros. Vivió en las fastuosas cortes orientales aconsejando a reyes, emperadores y sultanes, reunió una inmensa fortuna y terminó en la cárcel, donde alcanzó la gloria inmortal al dictar sus memorias. Transcribo el Prólogo con el que inicia Viajes de Marco Polo, tomado de la edición ilustrada de editorial Cumbre de 1961, y traducido del francés por María Teresa Mayol.
“Emperadores y reyes, duques y marqueses, condes, caballeros y burgueses, o vosotros, quienquiera que seais, que os gustaría conocer las diversas razas humanas y las particularidades de las distintas regiones del mundo, tomad este libro y haced que os lo lean. En él encontraréis las inmensas maravillas y las grandes curiosidades de las vastas latitudes del Oriente –de la Gran Armenia y de la Persia, de la Tartaria y de la India, así como de otros cien países–, escrito ordenadamente y con claridad, tal como lo ha referido micer Marco Polo, llamado el Millón, sabio y noble ciudadano de Venecia, según lo viera con sus propios ojos. Cosas hay, no obstante, que no ha visto: pero las oyó referir a hombres dignos de crédito.
”Así, pues, se darán las cosas vistas como vistas y las oídas como oídas, para que nuestro libro resulte agradable y veraz, sin inexactitudes ni mentiras.”
”Todo el que lea o escuche este libro debe creerlo, porque todo es verídico. Yo os aseguro que desde que Dios Nuestro Señor plasmó con sus manos a nuestro primer padre Adán, hasta nuestros días, jamás nadie, ni cristiano, ni pagano, ni tártaro, ni indio ni de cualquier otra raza o condición, ha conocido y explorado las diversas partes del mundo y sus grandes maravillas, como el citado micer Marco. Por eso os afirmo que sería harto sensible no haber dejado escritas todas las cosas maravillosas vistas y oídas por él para ilustración de las gentes que no las vieron ni oyeron.
”Y debo advertiros que para saber tantas cosas, vivió por espacio de más de veintiséis años en aquellas apartadas regiones. Luego, estando preso en la cárcel de Génova hizo escribir todas estas coss a maese Rustichello de Pisa, que se encontraba en la misma prisión allá por el año 1298 de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
”Pero no refirió más que una pequeña parte de las cosas vistas u oídas: aquellas que le fueron acudiendo buenamente a la memoria.”
Novedades en la mesa
El Fondo de Cultura Económica ha iniciado la edición de todas las novelas de Clarise Lispector. El primer tomo contiene: Cerca del corazón salvaje, Candil y La ciudad sitiada.