Existen resultados, proyectos, que ya es muy difícil seguir maquillando o manipulando por parte de este gobierno. El que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, tenga altos índices de aprobación, no significa que se estén haciendo bien las cosas, más bien se debe atribuir a un pueblo bueno, pero poco educado, y que siempre ha estado en situación difícil, pero ahora por lo menos hay alguien con el que creen identificarse.
En la materia que analicemos estamos peor que en sexenios anteriores, y esto no se trata de fobias ni filias, si no de un análisis objetivo de los principales temas abordados por el presidente en su cuarto informe de gobierno.
El cancelar el proyecto del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, después de una supuesta “consulta popular”, fue un grave error, un acto poco afortunado. El costo hundido era de más de 100 mil millones de pesos, además se habían emitido bonos por una cantidad igual, respaldados por la tarifa del uso del aeropuerto (TUA).
Se evitó con esta cancelación que la zona detonara y se mandó una muy mala señal a la inversión privada.
En cuanto a las finanzas públicas, cada día estas se encuentran más sostenidas entre algodones y con alfileres. Con proyectos tan absurdos como el del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la refinería dos bocas, y el tren maya, que han tenido un costo muy por encima de lo presupuestado, además de que parecen más inauguraciones para la foto que representar una verdadera solución y beneficio para la gente. Así, tenemos una refinería que no refina y un aeropuerto en donde no hay aviones.
En cuanto a la corrupción, los subordinados del presidente hicieron caso omiso a lo dicho por su jefe de que la misma se barre como las escaleras, de arriba hacia abajo. Tenemos casos emblemáticos como el de SEGALMEX, la estafa maestra de la 4T, las casas de don Manuel Bartlett, las ventas a sobre precio de su hijo, los fraudes que envuelven a la empresa paraestatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), y los pagos a la compañía Baker Hughes dedicada al ramo petrolero y ligada a uno de los hijos de Andrés Manuel López Obrador, entre otros.
Existen cada día más personas alrededor del presidente con señalamientos y dudas en su actuar, lo que pone en duda que se haya combatido de forma eficaz la corrupción.
El sector salud es el más lamentable por el cobro de vidas humanas, tanto por un mal manejo de la pandemia como por la escasez de medicamentos, ante la desesperación de los padres de niños con cáncer. Estamos muy lejos de tener un sistema de salud como el que tiene Dinamarca.
En lo que se refiere a la educación, no ha habido más que políticas públicas equivocadas, una de ellas el quitar las escuelas de tiempo completo. Programa que beneficiaba a más de 3 millones de niños de escasos recursos.
Otro pendiente es la seguridad, en donde el crimen organizado parece estar fuera de control y muy cómodo con la estrategia de abrazos no balazos. Mientras tanto, la gente no se siente segura, esa es la realidad.
Todo colapsa porque no existen funcionarios públicos de nivel a cargo de los principales proyectos del presidente, no hay un análisis del costo-beneficio de estos. Lo importante para Andrés Manuel López Obrador son los programas clientelares que le han dado votos a él y a su partido.
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