Parece muy espectacular y… lo es. “Hackear” los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional es un portentoso acto de espionaje que requiere de conocimientos científicos y habilidades técnicas de calados mayores. Quienes hicieron el “hackeo” en cuestión tienen mentes brillantes dignas de otros menesteres.

Por eso no podemos negar la gravedad del acontecimiento, pero esta condición debe situarse en el escenario adecuado. Sin negar que el asunto tiene sus riesgos, debemos situar el problema en el terreno y el tiempo precisos: las circunstancias de nuestro país en este momento. En este plano, México no es un territorio en guerra y el incidente —así debemos esperarlo los mexicanos—  no traerá consecuencias mayores.

Debe quedar claro: el entorno para nuestro país no es de amenazas más allá de las existentes en nuestro vecindario que, como todos sabemos, no son mayores.

Hacia el interior del país nuestros recursos morales y de sentimiento nacional son consistentes y los opositores o disidentes no amenazan a la Nación como tal. En México la Patria no tiene enemigos ni mucho menos. Por eso mismo, el incidente, en sí escandaloso del hackeo, no es, al menos por ahora, una amenaza a nuestra integridad nacional, lo que no significa que debamos abandonar las precauciones.

En este evento, se destaca el asunto de la salud del Presidente de la República. En este tema, se debe aceptar que el Presidente, como institución y como persona, es un factor importante, muy importante, en la vida nacional y, por eso mismo, su salud es un tema de interés colectivo. La salud o enfermedad del Primer Mandatario se relaciona con el interés nacional y se le debe dar el seguimiento que requiere.

Por supuesto, el Presidente no está exento de sufrir enfermedades. Al asunto de la edad, aun cuando el Lic. López Obrador está en plenitud de su madurez, es necesario añadirles las presiones inherentes a las responsabilidades que tiene a su cargo. Por eso mismo, es normal que su salud tenga algunas inestabilidades.

Lo que debe destacarse es que el Presidente López Obrador lleva una vida ordenada y con acciones deportivas que son de todos conocidas. Se le ve fuerte y con un ritmo de trabajo por encima de lo común. Todo indica que sus enfermedades, que él no niega, están bajo control y no implican amenazas mayores. En este sentido, la medicina de nuestras instituciones ha demostrado su eficacia y es otro factor para confiar. También es claro que los mexicanos en una abrumadora mayoría le desean buena salud.

En el mundo de ahora, la ciencia y la técnica tienen implicaciones en distintos sentidos. Es posible el espionaje y es frecuente. Tan lo es, que varios países de desarrollo científico avanzado y con fuertes defensas cibernéticas han sido víctimas de esa práctica. Hoy nos tocó a los mexicanos y el hecho es un llamado a tomar toda clase de precauciones. Afortunadamente, los daños han sido relativamente menores y las instituciones nacionales son fuertes, pero habremos de tener mayores cuidados en el futuro. De seguro, quienes deben hacerlo responderán puntualmente.

Ningún mexicano debe celebrar el acontecimiento de espionaje. Los males de la República no deben ser beneficios para nadie. Fue un hecho lamentable, pero nuestro país tiene las condiciones para que no nos cause daños irreparables. Independientemente de todo, México es una Nación consistente y con mexicanos identificados con su integridad.

@Bonifaz49