Todo se ha venido desarrollando conforme a lo planeado y de acuerdo con las capacidades y habilidades de las partes involucradas. Por una parte, Morena, a través de su líder moral, el presidente de la República, mueve las fichas con una maestría de envidiar, por otra parte, la oposición ni siquiera entiende hoy en día el tablero, no cuenta con jugadores y, lo más preocupante, sus organizadores son ineptos e inútiles.
Por si esto no fuera suficiente para que Morena gane la contienda de manera más o menos cómoda, los candidatos o corcholatas como las llama el presidente López Obrador ya están definidos, son cuatro y por lo menos dos de ellos tienen de manera sobresaliente la capacidad, talento, conocimientos y de manera especial la aceptación o confianza de la gente para apoyar su candidatura en las próximas elecciones del 2024.
En cambio, la oposición no sabe ni por dónde empezar. De verdad, alguien cree que la senadora Lilly Téllez puede ser la candidata que encabece la coalición. Es de risa, por no decir de pena ajena.
Las corcholatas de Morena llevan más de un año preparando y trabajando su candidatura, y ahora el propio partido ya estableció las fechas del proceso de selección del candidato a la presidencia de la República.
El registro fue del 12 al 16 de junio, la precampaña será del 19 de junio al 27 de agosto, el levantamiento de encuestas del 28 de agosto al 3 de septiembre y los resultados se darán a conocer el 6 de septiembre. La oposición sigue pensando y analizando la situación con calma, ya que no hay prisa.
Como lo hemos venido analizando en este mismo espacio, es muy probable que el próximo presidente de México salga de entre las corcholatas de Morena y concretamente entre la exjefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo y el excanciller Marcelo Ebrard Casaubón.
Cualquiera de los dos, ya sea Claudia o Marcelo, no tendrían competencia con una oposición desarticulada, con candidatos grises que no entusiasman ni a sus familiares.
Por eso los reflectores están en el proceso de selección del candidato de Morena a la presidencia de la República, es importante que se elija al mejor perfil.
Si no se cometen errores de último momento, si no se dividen o se pelean las corcholatas, es muy difícil, o por lo menos eso parece hoy, que alguien de la oposición, ya no digamos le gane al candidato del partido en el poder, sino que le dé la batalla en las próximas elecciones.
No solamente es que hoy no exista un candidato serio de la alianza, sino que cualquiera de los punteros nombrados en las encuestas que circulan en los diferentes medios de comunicación, no tendría nada que hacer con alguna de las dos corcholatas que encabezan las últimas encuestas dadas a conocer a la opinión pública.
Para muestra un botón, pareciera que el único que cree que Santiago Creel puede ser el candidato de la alianza para contender en las próximas elecciones, es su fiel escudero, si, el inepto de Marko Cortés, actual presidente Nacional del PAN.
No existe un perfil con el arrastre para poder competirle ya sea a Claudia Sheinbaum o a Marcelo Ebrard. Así que señores de la alianza, pónganse a trabajar con nuevos liderazgos y con nuevas estrategias, pero, sobre todo, acérquense a la ciudadanía, de cara al 2030.
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