La alianza política del PRI, PAN y PRD ha acordado una serie de mecanismos torcidos para escoger a quien, al final de cuentas, será su abanderado en las elecciones presidenciales de junio de 2024. En buena medida, se copian líneas de la propuesta de MORENA, pero con algunas variantes un tanto extrañas, que dejan más dudas que respuestas. En realidad, el esquema que se plantea tiene diversos puntos oscuros que seguramente entienden solamente los ya iniciados.

Por ahora no es posible afirmar que esta opacidad en la propuesta esconda alguna intención igualmente oscura; aunque, lo que no se puede explicar con manzanas, siempre es sospechoso. Aquí, los simpatizantes de la alianza opositora deberán exigir una mayor claridad. Eso, por supuesto, es asunto de ellos y de nadie más.

Si la disidencia política copia algunas líneas de Morena es, sencillamente, porque el planteamiento morenista es correcto y adecuado para la realidad política en la comunidad mexicana. Los partidarios del Movimiento de Regeneración, en ese sentido, deberían (mos) sentir una mayor seguridad y confianza respecto a sus principios y métodos para la elección de sus candidatos o precandidatos. Lo saben muy bien los “copiones” en las escuelas: no se puede copiar el examen al alumno atrasado… sería peregrino. Se copia al que es mejor y entre los vecinos de pupitre.

Fuera del menester de plagiar, lo importante es que la oposición ya encontró un camino y de seguro va a recorrerlo. Nadie se debe asustar ni preocupar por eso, porque así es la democracia y así son los países en donde existen las libertades políticas para todos los ciudadanos, independientemente de sus inclinaciones en todos los sentidos.

El Movimiento de Regeneración Nacional no tiene por qué mostrarse con temores. La competencia democrática es saludable y es un factor para fortalecer a todas las organizaciones políticas. Empezando por las propuestas, que deberán ser más competitivas, y por el discurso político, que deberá ser más sustantivo para convencer a los ciudadanos. Los partidos políticos modernos deben estar listos para la competencia por los votos en un escenario más complicado que el tradicional. La democracia es competencia plural y no un ejercicio de unanimidades que casi nunca es posible en los escenarios libres y demócratas.

Morena no debe, no puede rehuir a los debates ideológicos o programáticos, porque tiene una propuesta social atractiva y que, según la mayor parte de los mexicanos, es la más adecuada para atender los asuntos del país. México es, desde hace muchos años, una nación de desigualdades —generadas en los complicados procesos históricos— y la intención de construir una mejor equidad es compartida libremente por casi todos los ciudadanos. También es ampliamente compartida la idea de hacer cambios en la sociedad mexicana, pero en el marco de la legalidad y de la democracia. Es necesaria una transformación de las estructuras sociales, pero tutelada por los ejercicios y los acuerdos plurales.

Morena es una organización social de cambios y tiene todos los argumentos para demostrar que los mexicanos aspiran a una mayor y mejor justicia. Tiene a su favor a la mayoría de nuestros connacionales y seguramente vencerá en los próximos eventos electorales.

@Bonifaz49