“Milei no tendrá razón, pero los que lo votan sí”, escribió el periodista Martín Rodríguez y puso el dedo en una llaga que este domingo se transformó en gangrena. El comentario se refiere a los resultados en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas en Argentina el domingo 13 de agosto, donde Javier Milei líder de los autollamados libertarios capitalistas, obtuvo el 30 por ciento de los votos, superando a la Oposición de Derecha de Patricia Bullrich con 28.3 por ciento y al oficialista del peronismo gobernante Sergio Massa con el 27.3 por ciento

Es un fenómeno semejante a lo ocurrido en México en 2018, los votantes de MORENA y AMLO votaron desde la izquierda, aunque el candidato sea un estafador.

Me parece muy interesante lo planteado por José Natanson

Le Monde diplomatique, 14-8-2023 “Por eso, para empezar a entender los resultados de las PASO de ayer creo que, más que pensar en grandes cambios ideológicos del electorado (“giro conservador”, “derechización”), hay que analizar el estado de la sociedad en su modo más puro, ir a ver lo más abajo posible. Y no hace falta un doctorado en sociología para notar que la sociedad argentina está astillada, partida en mil pedazos luego de una década de estancamiento, de una economía que no funciona, ni resuelve, ni muestra una salida, de una configuración política polarizada que ya no le sirve a nadie, de años de pandemia e inflación. Si no hubo en este tiempo una rebelión que arrasara con todo de un único golpe fulminante, como ocurrió en 1989 y 2001, fue porque las políticas asistenciales cumplen un rol de contención eficaz, porque los movimientos sociales canalizan el descontento y porque la democracia sigue funcionando, como si la sociedad, que hace dos años ya había enviado una señal de alerta batiendo el récord de abstención, esta vez hubiera estado esperando que llegara el momento electoral mientras afilaba pacientemente el puñal, para finalmente hundirlo en el cuerpo del sistema”.

Existe también la opinión de estos fenómenos son el rechazo de la clase media a la globalización, como lo plantea, Nadav Eyal Revuelta. Desde las trincheras del levantamiento mundial.

“Lo que ha ocurrido en Estados Unidos bajo el mandato de Trump no es un cambio político rutinario, ni es una revolución basada en una idea política nueva y coherente. Tampoco hay una idea política coherente detrás de Brexit. El auge del populismo y el nacionalismo, de Brasil a Italia, pasando por Hungría, constituye un ataque, si bien difuso, a la globalización actual que surge de una cámara de eco de injusticias que han asolado a la clase media de todo el mundo industrializado”.

La cuestión es que no existe una única explicación de las causas profundas del auge del populismo derechista y el que se disfraza con la máscara de la izquierda castrista.

Más adelante José Natanson escribe: “No sólo la crisis y la pandemia, también la digitalidad está cambiando a la sociedad, sobre todo a las generaciones más jóvenes. Se multiplican los “trabajos” en servicios de reparto y apps de transporte, los empleos a comisión (por ejemplo, en telemarketing), y las oportunidades que ofrece la economía de plataforma para la creación de pequeños emprendimientos comerciales. Los referentes de éxito de esta nueva etapa no son líderes que construyen grandes organizaciones o gestas colectivas, sino individuos: una sociedad de ídolos sueltos, de millonarios gracias a la especulación con criptomonedas, influencers que facturan vía YouTube y referentes del trap y del hip hop que ya no apuestan al trabajo común de la banda (de cumbia, de rock) sino al talento individual de un artista que lo único que necesita para triunfar es un teléfono. Se trata, en todos los casos, de iniciativas individuales –a lo sumo familiares o de grupos muy pequeños– sostenidas en las ideas de libertad, pequeña propiedad, flexibilidad horaria, creatividad y emprendedurismo. El paradigma meritocrático del esfuerzo individual, la autosuperación y el riesgo. Como si la “sociedad del riesgo” de Ulrich Beck se hubiera internalizado en clave positiva: todos ellos arriesgan (su inversión, su salud, su vida pedaleando para una entrega) y miran con desconfianza a quienes consideran que no lo hacen. …”Frente a esta nueva realidad social, tanto el peronismo como esa sensibilidad difusa que llamamos “progresismo” tienen poco que decir, y entonces fracasan”.

La Revuelta derechista tiene como sustento el fracaso del socialismo soviético o stalinista, a nivel general y en el caso de México la restauración de la hegemonía de las izquierdas nacionalistas-estatistas inspiradas en la ideología de la Revolución Mexicana y las consecuencias de una casi ausente izquierda autónoma, de una cabeza del proletariado, como decía José Revueltas.

Por todo ello no resulta tan “esotérico” el triunfo de AMLO, dado que las grandes masas siguen estando sometidas a la ideología dominante del nacionalismo estatista.

Cada situación concreta requiere de un análisis concreto e histórico, la decadencia política mexicana nos condujo a una disyuntiva paradójica y en gran medida patética.

Hoy es necesario derrotar a la llamada Cuarta Transformación, para poder iniciar un nuevo camino.  Es tiempo de reformas, de acuerdos, de compromisos históricos y de ruptura radical con la hegemonía ideológica de MORENA y AMLO, que no es otra cosa que el antiguo modelo del Ogro Filantrópico del que hablaba Octavio Paz.