La mayoría de mis cuates de la Juventud Comunista estaban de una o de otra manera involucrados, ya sea en los círculos de estudio del proceso o en el apoyo de lo que llamaban  la infraestructura de la guerrilla, dando alojamiento a algún cuate, consiguiendo carro u armas,  si era el caso ofreciendo curaciones a las personas que lo necesitaban o simplemente acopiando dinero, en caso extremo distribuyendo volantes en las universidades, en la UNAM, Guadalajara, Sinaloa, Nuevo León, Michoacán, Guerrero , básicamente algo de propaganda y actividad en Chihuahua y Oaxaca y estos grupos conectados con los cristianos fueron poco a poco constituyendo las columnas vertebrales de lo que después fue la Liga Comunista 23 de septiembre, muchos de ellos, más de los que me imaginaba eran conocidos míos,  habían sido  mis compañeros en la juventud comunista.

Los más cercanos eran Bonfilio Cervantes Tavera (muerto recientemente en junio de 2024, a los ochenta años de edad) después supe que era el jefe de la Brigada Roja de la Liga Comunista del 23 de septiembre, que actuaba sobre todo en la zona metropolitana de la ciudad de México y municipios conurbanos del Estado de México, llegó a realizar misiones muy audaces, como la expropiación de varios millones de pesos de una fábrica de la IEM (Industria Eléctrica de México) y Mario Ramírez el “Rami”, un muchacho de un origen muy popular, que había vivido su infancia en un orfanatorio, el más grande de la Ciudad de México, en aquella época se ubicaba en la calzada de Tlalpan esquina con Río de la Piedad, hoy Viaducto-Piedad, hoy esa instalación es sede de guardias presidenciales, “Rami” vivió y creció ahí, vendía periódicos, es un hombre de una gran humildad, de una gran modestia, de una inteligencia muy especial con una sonrisa permanente.

Había otros más que conocía en la UNAM, como el “Chelis” José Luis Alonso ya fallecido, era estudiante de economía y apareció después en la guerrilla en un grupo llamado los “GUAJIROS” que él coordinó y condujo el triple asalto bancario en la ciudad de Chihuahua, donde entre otros cayó muerto Diego Lucero, su joven esposa quien cayó muerta a su lado con el cerebro destrozado, y los que cayeron presos como Marco Rascón y otros.

También conocía a Carmelo Cortés de la juventud comunista de Guerrero, el cual estuvo alojado en mi casa varias veces, a otros para-guerrilleros, como Antonio Medina de Anda –murió hace unos años en Tijuana–, otros más de Sinaloa, como el “Chicano”, conocí a gente del FER (Frente de Estudiantes Revolucionarios) de Guadalajara, como el “Perico”, quien sin decírmelo me llevó a Culiacán en un automóvil “expropiado” en abril de 1972 , en fin, una cantidad de cuates que estaban involucrados de una u otra forma en los grupos armados.

Es curioso decirlo, pero hay que recordarlo, ninguno de estos grupos ni previos ni posteriores al 68, jamás fueron apoyados por los cubanos, con la excepción del grupo de Víctor Rico Galán y su hermana Ana María Rico.

También conocí dentro de la preparatoria 3 a un grupo que prácticamente fue detenido sin poder haber actuado, donde estaba entre otros Eduardo Fuentes y conocí también por medio de la escuela de economía a Fabio Barbosa, quien encabezo el grupo del MIRE (Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil) que puso o intentó poner una bomba en la embajada de Bolivia con integrantes como Luis del Toro, Mario Rechy y Enrique Condés.

A inicios de 1969, fuimos invitados por Raúl Moreno Wonche a una población de Veracruz, Tonantzintla, a un seminario de organización de la iglesia católica, con la perspectiva de organizar un grupo armado.

También tuve contacto de distinta manera con los grupos que estaban en las formaciones de base de la iglesia católica y que después se transformaron a grupos armados.

Conocí también a grupos de guerrilleros del resto del continente, en primer lugar a los residuos de la guerrilla del movimiento 14 de junio de República Dominicana,  a los que incluso tuve alojados en mi casa en aquella época, ligados a Manolito Tavarez, de quien llegue a tener la media (calcetín); conocí gente de los grupos armados venezolanos las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional), ya convertidos en grupos políticos del MAS, Movimiento al Socialismo, eso fue en Moscú en 1969-70, tuve una relación ligera, pero directa con Carlos Ilich Ramírez el “Chacal” en Moscú y con otros guerrilleros más en Guatemala y el Salvador  a quien tuve alojados en mi casa ya en los años fínales de la lucha armada en el Salvador. Conocí a otros que sobrevivieron al golpe militar en Brasil, entre ellos a Joao Lima da Almeida que había sido un piloto de las fuerzas aéreas de Brasil.

Muchos años después conocí a Gustavo Hirales y a otros jefes de la Liga Comunista 23 de septiembre, a quienes les decía de broma la “guerrilla heroica”, a muchos más compañeros de los que yo no me imaginaba trabajaban o realizaban tareas de infraestructura de apoyo para estos cuates, lo hacían un poco por ira, por emputamiento, por rabia, contra el gobierno y la represión, por los muertos y también porque era más estimulante, epopéyico estar cerca de un grupo clandestino armado que estar en un grupo político que era cuestionado por tirios y troyanos como era la juventud comunista a la que yo pertenecía.

La historia trágica de este movimiento armado, la han reseñado muchos, entre otros creo que el más completo es el libro de Hugo Esteve y otros que han aparecido por ahí, hay bastante literatura chafa que no contribuye a conocer la verdadera dimensión de lo ocurrido en aquella época, en aquella masa de cuates que estuvieron involucrados, este movimiento fue muy importante ya que estuvo al margen del control del financiamiento de mandos de los cubanos y eso le dio a estos grupos como característica independiente del gobierno cubano, no tuvieron que pagar los costos de una relación tan dependiente, lo hicieron de manera indirecta y muy conflictiva, dado que en la isla los mantenían separados de la vida normal de la sociedad y varias veces fueron detenidos ante la llegada de un visitante del gobierno mexicano los que tuvieron que refugiarse en Cuba como resultado de dos o tres secuestros de personajes que chantajearon al gobierno y canjearon presos en México que llegaron a la isla de Cuba, entre ellos Guillermo Robles Garnica quien murió por voluntad propia en Madrid ante las graves molestias y dolores de  una enfermedad de toda  su vida, Jesús Sánchez, el propio Chelis y muchos más, que vivieron en La Habana, como Jorge Poo Hurtado a quien conocí tiempo después y con quien entablé una buena relación; él fue muy importante porque fue promotor de la columnas armadas de Tlatelolco y lo dijo públicamente antes de morir, en su ensayo publicado en el libro Asalto al Cielo de 1998, publicado por Editorial Océano.

La relación con Cuba de los grupos armados mexicanos era prácticamente nula y por lo tanto tuvieron la enorme virtud de no estar involucrados en los proyectos de expansión guerrerista del comandante y de todos los tratos perversos que tuvieron con los guerrilleros latinoamericanos.

El Partido Comunista Mexicano, llegó incluso a enviar voluntarios a la lucha armada en Nicaragua, ya en la fase final, algunos ni siquiera pudieron entrar en combate porque antes de que entraran en ofensiva, derrocaron a Somoza.