A pesar de del marco legal creado para la protección e impulso de los artesanos en Guerrero, se sienten abandonados pues desde el Huracán Otis se han enfrentado a la pérdida del principal mercado para la comercialización que es Acapulco con sus creaciones, lo cual se complicó aún más tras el paso del Huracán John en tanto el Programa Integral de Apoyo a Mujeres Artesanas Indígenas y Afromexicanas no parece ser una solución.

Discriminación por ocupación, origen étnico y género. La precariedad que afecta a la mayoría de los productores artesanales mexicanos, la falta de apoyo por parte de instituciones gubernamentales para seguir haciendo su trabajo. Poca remuneración por sus productos realizados y distribuidos dentro del mercado turístico son factores de la problemática que enfrentan

Guerrero cuenta con más de 30 mil artesanas y artesanos que producen obras de orfebrería, lacas, palma, textiles, pirograbados, pintura en papel amate y barro, máscaras de madera, talabartería, muebles esculturales, utensilios de madera y alfarería, hamacas, productos elaborados a base de hoja de maíz.

En 2018, la producción artesanal del estado de Guerrero sumó 11 mil 204 millones de pesos, equivalente a un poderoso 63 por ciento de los 17 mil 790 que generó el PIB cultural de la entidad, fijado en 5.8 puntos.

Los datos del INEGI indican que 32 mil familias las cuales dependen de la elaboración de los diferentes productos en su mayoría asentadas en las regiones Centro, Montaña, Norte y Tierra Caliente y con menor presencia en las cuatro regiones restantes pero Acapulco, por su vocación turística es considerado el mercado más grande.

Los trabajos más atractivos provienen de la región central, en especial las ciudades de Zacualpan, Nuitzalpa, Atzacualoya, Tixtla, Zumpango de Neri y Huitzuco. A menudo, las piezas son pintadas de colores.

En la actualidad destacan la orfebrería; el tallado en madera; los textiles nahuas, mixtecos y amuzgos; el trabajo de fibras como el bonote (desecho del coco); el aprovechamiento de las conchas marinas, así como el uso del totomoxtli, entre otras modalidades.

Una luz de esperanza pareció surgir cuando el 10 de enero se anunció el Programa Integral de Apoyo a Mujeres Artesanas Indígenas y Afromexicanas, cuyo objetivo es fortalecer y proteger la producción y comercialización de artesanías, brindar apoyo económico directo para el desarrollo y conservación de las artesanías e impulsar su comercialización, además, de proporcionar la protección de los diseños de las y los artesanos, a la postre elevar a la a rango de Ley la protección de las artesanías mexicanas y los diseños originarios

Mediante este programa, se argumenta el documento, se podrá evitar que desaparición de esas artesanías, y se fomentarían por la belleza y su significando en términos de la riqueza cultural de México y el bienestar de quienes realizan estas bellas artesanías.

El programa en cuestión tendría un presupuesto inicial de 500 millones de pesos, para brindar apoyos directos con montos de 10 mil a los 50 mil pesos para personas físicas, y de 50 mil hasta 300 mil pesos para colectivos solidarios o cooperativas además de brindar capacitación y acompañamiento técnico a través de educación financiera, rescate de técnicas tradicionales y fortalecimiento de capacidades y fortalecimiento de la comercialización con el desarrollo de puntos de venta locales, regionales y nacionales, y acceso a mercados internacionales. hasta el momento no está claro de qué manera se harán realidad los citados propósitos.

Y es que los marcos legales no han sido garantía para la situación socioeconómica en que se mantienen los artesanos guerrerenses muestren signos de mejoría.

Por ejemplo el 4 de julio de 1989 durante el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu, se promulgó la Ley de Protección y Fomento a las Artesanías que entre sus objetivos preveía promover la vinculación entre los aspectos económicos de las artesanías, y las actividades culturales y del turismo; y armonizar los intereses de los artesanos, tanto económicos como culturales, con los de las empresas del sector social y del sector privado.

En fechas recientes, el 17 de abril de 2024, el Congreso del Estados aprobó reformas a la ley 239 de Protección y Fomento a las Artesanías del Estado de Guerrero para impulsar pero solo se enunciaron dos acciones: la Feria Artesanal de Acapulco y la Feria Artesanal de la Costa Grande con sede en Coyuca de Benítez, como espacios en que artesanas y artesanos podrán vender sus productos de manera directa, incentivando la economía regional y llevando bienestar social a las comunidades, de igual manera todo ha quedado en el papel.

El año pasado se aplicó una encuesta a cerca de mil mujeres artesanas, quienes el 92 por ciento manifestaron la necesidad de contar con apoyos económicos para elaborar artesanías, el 83 por ciento confesó enfrentar dificultades para obtener materiales y el 71 por ciento considera que sus técnicas tradicionales están en riesgo de desaparecer y un 56 por ciento expresó que no se valora el costo real de su trabajo ya que tanto intermediarios como el consumidor final, cuando ellos lo hacen directamente, acostumbran regatear lo cual termina depreciando el valor sus productos.

Entre las propuestas que hicieron las mujeres artesanas solicitaron establecer puntos de venta para la artesanía local y/o regional y el 23 por ciento solicitó apoyo del gobierno para la protección de sus diseños.

La incorporación de las artesanías guerrerenses a los programas prioritarios de Fomento Económico, Inversión y Desarrollo, se mantiene entre las asignaturas pendientes. La desvalorización de las artesanías es una de las causas generadoras de pobreza en los artesanos, debido a esta situación no se obtienen ingresos sostenibles en su venta.